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JAQUE AL AJEDRISTA

Gilberto Rodríguez Orejuela se juega la carta de la inocencia, corriendo el riesgo de una mayor pena de prisión.

14 de octubre de 1991

CONTRARIO A LO QUE POdía pensar todo el mundo, Gilberto Rodríguez Orejuela no estaba escondido de la justicia sino de Pablo Escobar. Con la justicia no tenía problema en Colombia y con la extradición tumbada, prácticamente tampoco en los Estados Unidos. El presunto cabecilla del cartel de Cali, después de un largo y complicado proceso que culminó en 1987, había sido encontrado inocente de los cargos de narcotráfico. Su exoneración se debió principalmente a un tecnicismo jurídico. Las principales pruebas de la justicia norteamericana contra él demoraron en aportarse al proceso en Colombia por trámites burocráticos, y acabaron llegando finalizada la etapa probatoria.
¿Qué eran estas pruebas? Gilberto Rodríguez Orejuela, José Santacruz Londoño y Hernando Giraldo Soto fueron acusados como dueños de un cargamento de 544 kilos de cocaína encontrado en Nueva York en 1979. La DEA aportó el facsímile de un pase de conducir expedido en Estados Unidos a nombre de Fernando Gutiérrez, pero con la fotografía de Gilberto Rodríguez, que según los investigadores servía para demostrar que Rodríguez se encontraba en Estados Unidos cuando ocurrieron los hechos. También allegó en esa ocasión la escritura de constitución de la empresa Intercontinental Investment de Miami, cuyo director era el presunto jefe del cartel de Cali, y la cual le servía para realizar sus operaciones.
Por llegar tarde, esta información comprometedora no fue tenida en cuenta por el juez 11 penal del circuito de Cali, Tobías Iván Posso Posso, a la hora de tomar su decisión final de absolución. Tampoco por los magistrados del Tribunal Superior de Cali, Alvaro Trujillo Arango y Hernán Urrea, quienes confirmaron la determinación del juez. Aunque había un sentimiento de frustración nacional por la exoneración de Rodríguez Orejuela, el hecho era que el llamado