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| Foto: Archivo particular

PERFIL

¿El lavador de dinero más grande del país?

John Úber Hernández posaba de comerciante de oro y lavó cerca de $2,3 billones en siete años. Será presentado ante la Justicia.

21 de enero de 2015

Como cualquier parroquiano, John Úber Hernández quiso moverse en transporte público por las calles de Montenegro, Quindío. Quienes iban a su lado este martes no sabían que él y su esposa, Gloria Álvarez, que lo acompañaba, eran ni más ni menos que los protagonistas de una red de lavado de dinero a través de una comercializadora de oro que en siete años movió cerca de 2,3 billones de pesos.

Por eso causó extrañeza que hombres de la Fiscalía hicieran una espectacular redada que paralizó Montenegro. Debían tener todas las precauciones porque Úber podría tener un piquete de escoltas cerca de él que pudieran reaccionar frente a cualquier operativo de las autoridades.

Su captura, sin embargo, se dio sin mayores contratiempos. Con ella acababan tres largos años de investigaciones que demostraría la existencia de una red criminal, en ocasiones ligada a los paramilitares, donde el oro era la excusa para lavar miles de millones de pesos.

Todo se hacía a través de la empresa C. I. Goldex, cuya principal actividad era la compra de oro a empresas ilegales y luego este se exportaba para luego devolver el dinero a Colombia y así configurar el lavado perfecto. Para ello utilizaban empresas mineras, unas de fachada y otras legales, en varios departamentos como Córdoba, Santander Chocó y Huila. El diario El Tiempo ya había dado puntadas de la manera ilegal cómo funcionaba el negocio.

En un informe reveló la manera como Goldex habría comprado 15.000 millones de pesos en oro a Jairo Rendón Herrera, hermano de los exjefes paramilitares Daniel y Freddy Rendón Herrera. Los tres están comprometidos con actividades ilegales.

Ahora la Fiscalía da más información al respecto. Momentos antes de presentar a Úber antes el juez, Iván Lombana, asesor del despacho del fiscal, aseguró a Blu radio que Goldex tenía en sus registros una serie de proveedores del metal con la que daba apariencia de legalidad al negocio. En la investigación se detectó que muchas de estas empresas eran de papel y otras constituidas recientemente con bajo capital.

Mientras tanto, Úber, quien posaba de comerciante, mantenía una página en internet donde se presentaba como abanderado de la minería responsable.

Pero había más en la cadena. Muchas de las personas que supuestamente hacían negocios con las empresas asociadas a Goldex no eran reales. Sus nombres eran sacados de un banco de cédulas sacadas de circulación porque sus titulares habían fallecido.

Los investigadores han encontrado hasta ahora que la red estaba integrada por cerca de 30 personas, de las cuales a 26 les han dictado orden de captura. Son varios los delitos por los que deben responder: lavado de activos, falsedad en documento, fraude y otros delitos. Un cúmulo de irregularidades que les pueden dar hasta 30 años de prisión.

La historia de este hombre, que apenas comienzan a conocer los colombianos, ha tenido recientemente capítulos dolorosos para algunas familias de los involucrados.

El fin de semana pasado, cuando se realizaron las capturas, en Medellín especialmente, uno de los cómplices de Úber no soportó el peso de los cargos y se arrojó desde el piso 18 del Palacio de Justicia de Medellín, donde se realizaban las legalizaciones de las capturas. Se trata Martin Emilio Monsalve, quien aprovechó un descanso en medio de la audiencia y se lanzó al vacío.

En el transcurso de este miércoles, los fiscales legalizarán la captura de Úber y pondrán a prueba toda su capacidad investigativa para demostrar que el juez al que le corresponda la audiencia no está ante un comerciante cualquiera. Estará ante el que ya denominan el lavador de dinero más grande de Colombia.