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Jorge Arturo, el 'Rambo’ criollo

El 10 de enero de 1986 el país conoció la historia del ‘Rambo criollo’. Un civil que colaboró con el Ejército y la Policía en la retoma del Palacio de Justicia.

4 de noviembre de 2010

La historia de Jorge Arturo Sarria Cobo parece sacada de un película de acción. Tal vez por eso, su papel en la retoma del Palacio de Justicia llegó a tener nombre propio. Lo bautizaron el 'Rambo criollo’. No era para menos. Por azar, este ex infante de la Armada, que había sido retirado de esa institución un año atrás por faltas disciplinarias, jugó un papel muy importante en este episodio de la historia nacional.

Aunque para algunos fue un personaje caricaturesco, para muchos la presencia del 'Rambo’ se convirtió en la muestra del caos que reinó durante el intento por recuperar el Palacio. Según el informe final de la Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia, y la declaración de Sarria ante el juez 27 de Instrucción Criminal, registrada en el libro El Palacio sin máscara (Planeta), de Germán Castro Caycedo, este hombre que por casualidad se encontraba en el momento de los hechos en una oficina del edificio del Banco de Antioquia a una cuadra del Palacio, terminó rescatando, entre otros, al magistrado Jaime Betancur Cuartas, hermano del entonces presidente, Belisario Betancur.

Su historia empieza, según su propio testimonio y apartes del libro de Castro Caycedo, así:

“Me encontraba en una oficina del séptimo piso del edificio Banco de Antioquia a una cuadra al norte del Palacio. Tipo 11 y media de la mañana oí una serie de disparos. Salí a la ventana y miré hacia la carrera octava y lo que vi fue a toda la gente mirando hacia el sur. Otros lo hacían hacia el norte (...) Saqué mis documentos de identificación (...) bajé al primer piso y caminé hacia la entrada, donde me encontré con un oficial de la Policía que era conocido mío, de nombre Fonseca Villada José Rómulo. Él estaba con dos agentes, le pregunté qué estaba pasando, y me dijo; ‘Mira a ese francotirador que está en el balcón’”.

Con Fonseca Villada iban los agentes Orobio, Valdéz y Portilla, además de otras personas, funcionarios del DAS, F-2 y GOES. Y fue el subteniente Fonseca quien le dio a Sarria un revólver de uso oficial y y lo animó a que corriera juntó a él y los otros hombres hacia la esquina oriental del Palacio, donde estaba ubicado un francotirador del M-19. La misión era eliminarlo. Sin embargo, el propósito se vio frustrado por el fuego proveniente del Palacio, que terminó acabando con la vida del subteniente Fonseca y las de otros tres agentes de la Policía.

Sobre las 2:00 p. m. Sarria se ubicó estratégicamente al lado de un tanque Urutú que intentaba irrumpir en una de las puertas del Palacio, lo que le permitió camuflarse y entrar por el sótano. Horas después, junto con el capitán del Ejército Juan Chamorro, dos soldados y un sargento del Batallón Guardia Presidencial, el 'Rambo’, se convirtió en protagonista del rescate de un importante número de rehenes.

En ese momento Sarria ya no vestía la gabardina negra, que, según dice, le incomodaba. Tenía, sí, puesto un chaleco antibalas de fusil que por orden de los comandantes de la Policía y de la Escuela de Artillería le habían dado.

Él y el grupo de uniformados con los que se movía de un lado a otro lograron sacar de la oficina 208 al consejero de Estado Jaime Paredes Tamayo y a otras tres personas. Después, en el tercer piso, rescataron a ocho mujeres y tres hombres y los trasladaron a la oficina que pertenecía al fiscal del Consejo de Estado Álvaro León Cajiao. Nuevamente en el segundo piso, avanzaron de oficina en oficina y reunieron a toda la gente que se encontraba dispersa en el sector oriental de dicho nivel.

“Así poníamos manos arriba a todos los que estuvieran adentro de ellas, los reseñábamos, requisábamos los armarios, les solicitábamos los documentos de identidad. Luego, con un soldado los mandábamos a otra oficina en donde teníamos más personas mientras nosotros los cubríamos del fuego que disparaban desde los pisos siguientes (...) luego el soldado los dirigía hasta la oficina y pasábamos a la siguiente. Así fuimos encontrando a varios consejeros de Estado (...)

En efecto, en el primer piso rescataron a los consejeros de Estado Mario Enrique Pérez Velasco, Humberto Mora Osejo, Eduardo Suescún Monroy y Miguel Betancourt Rey.

El 'Rambo’ además fue uno de los que lograron la liberación del hermano del presidente Belisario Betancur, el magistrado Jaime Betancur, quien luego de ser buscado por una guerrillera y haber evitado su captura al refugiarse en una oficina al lado de la suya, fue rescatado. La operación duró casi dos horas y se hizo mediante una escalera humana, que salió por una ventana hasta el primer piso.

Sarria también rescató a dos estudiantes de La Universidad Externado de Colombia. Yolanda Santodomingo Albericci y Eduardo Matson Ospino.
 
"Yo les pregunté quién era Hinestrosa y me dijeron que el rector. Confiado en esa respuesta que me había dado el muchacho corrí a encontrarlos, aunque eran un blanco fijo y además yo dudaba quiénes eran. Cuando llegamos al lado de ellos, la mujer se levantó y nos abrazaba, pero a nosotros no nos convenía estar parados sino agachados (...) En vista de la histeria que tenía la muchacha, le pegué un golpe en el estómago y me la eché al hombro y la llevé hasta la oficina (...) luego, del mismo sitio salió otro joven, costeño también, un poco más grande que los otros dos, gritando que era del Externado de Colombia. El soldado hizo la misma pregunta que yo había hecho antes, que quién era Hinestrosa, y el muchacho trató de mandarle mano a la cintura. El soldado le disparó y lo mató".
 

En su declaración ante el juez 27, Sarria dijo que le constaba que se había dado de baja a cerca de 25 guerrilleros.

“Uno, o sea el francotirador. Otro que estaba junto al portero muerto del edificio.Otro que se dio de baja en la oficina del primer piso. Otro en el segundo piso que decía ser del Externado de Colombia, que intento agredir a un soldado. Cinco del enfrentamiento en los corredores del segundo piso. Cuatro a la entrada de las escaleras contraincendios en el cuarto piso, fuera de un número que calculo en diez, más o menos, en los enfrentamientos en el primer piso. Lo mismo, entre la azotea y el cuarto piso, para un total aproximado de unos 25, que es lo que a mí me consta”.

La tarde había transcurrido entre disparos y confusión, pero fue sobre las 9 de la noche cuando un incendio obligó a todo el personal de Ejército a salir del edificio. Sin embargo, ‘Rambo’ permanecía en la azotea.

“Los guerrilleros intentaban salir también a la azotea debido a la cantidad de humo. También tuvimos enfrentamientos hasta las 11 y media de la noche, resultando heridas muchas personas de ambos bandos. A nosotros ya se nos estaba acabando la munición. Además, el piso de la azotea se encontraba hirviendo debido al incendio que se estaba desarrollando, hasta que llegó un carro de bomberos y nos evacuó por medio de una escalera, quedando el edificio desocupado de militares (...) cuando llegué abajo, creo que debido al cambio del calor al frío, a lo último se me inflamaron las piernas y me subieron a una ambulancia. Yo les pedí que me llevaran a mi casa”. Y lo llevaron.

El entonces Mayor Carlos Alberto Fracica Naranjo, de la Escuela de Artillería, que ingresó protegido con el primer tanque hacia la biblioteca con un grupo de 15 voluntarios que estuvieron con él todo el tiempo, afirmó no saber si entre ellos había civiles o si estaba Jorge Arturo Sarria, de quien dijo no haber oído antes.

Hoy, 25 años después, Jorge Arturo, el 'Rambo' criollo, vive fuera de Colombia.