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“El Nobel fue un regalo caído del cielo”: Santos

A su llegada a Oslo, el mandatario colombiano compareció 40 minutos en una conferencia de prensa en el Instituto Nobel. Le pidió a la Corte Constitucional revivir el Fast track.

9 de diciembre de 2016

Oslo es una ciudad pequeña. La capital de Noruega tiene poco más de 700.000 habitantes, y la vida parece concentrarse en las calles del centro. Por estos días, donde soplan vientos de invierno, y la temperatura no supera los 5 grados, cuando más ilumina el sol. El Grand Hotel amaneció muy custodiado. Una decena de policías y vallas de seguridad llamaban la atención de los habitantes que paraban unos segundos para tratar de ver al protagonista del fin de semana. Allí se hospeda el presidente Juan Manuel Santos, y ese hotel, acaso el más lujoso de la ciudad, nunca antes se había visto invadido de colombianos.

El Instituto Nobel está por la misma calle, pero a 6 minutos en vehículo. Un edificio pequeño, sencillo, de apenas dos pisos. En su puerta principal, un busto de Alfred Nobel da la bienvenida a los visitantes. Santos llegó a ese lugar a la 1:02 de la tarde, para atender su cita con los periodistas locales e internacionales acreditadas para la primera conferencia de prensa del nuevo Nobel de Paz.

La cita con los medios era en el mismo salón donde el 7 de octubre, a las 4:00 de la mañana de Colombia, fue anunciado el ganador del premio en su edición del 2016. Un salón pequeño, algo estrecho para el acontecimiento. Iluminado con cuatro lujosas lámparas que cuelgan del techo, y en cada una, alrededor, figuras de un enjambre de 22 palomas que parecen buscar nido en esas bombillas. La Primera Dama, María Clemencia Rodríguez, pareció la más admirada con esas figuras.  

Por esa misma puerta, donde salió una mujer con un sobre para leer el nombre del ganador del Nobel, entró Santos. Lo hizo detrás del director del Instituto Nobel, Olav Njolstad. Tan pronto como ingresó, el silencio fue roto por los disparos de las cámaras fotográficas. Caminaron unos pasos y se sentaron en el sencillo escenario, una mesa de madera con un arreglo floral y tres sillas alrededor. Santos, de vestido azul y corbata celeste, con una sonrisa tan amplia, que poco es frecuente vérsela en Colombia, se ubicó en la silla de la mitad, bebió un sorbo de agua, y recibió a los camarógrafos que por un minuto  lo rodearon para sacar la mejor instantánea. Santos no paraba de sonreír, y confesó estar muy feliz.

Durante 41 minutos atendió las preguntas de los periodistas internacionales que en admirable orden., y con solo levantar la mano, se les concedía la oportunidad de dialogar con el Nobel. Las sonrisas del auditorio se soltaron cuando Santos felicitó en público a un periodista colombiano por su excelente inglés.

El presidente colombiano dijo traía muy buena noticas al pueblo de Noruega: el fin del conflicto con las FARC y un nuevo acuerdo, refrendado en el Congreso, y a poco de empezar a ser implementado. Aprovechó para manifestar su confianza en que el próximo lunes, la Corte Constitucional colombiana, se pronunció habilitando el fast track, de ser así, dijo, la implementación se hará rápidamente, y el desarme de la guerrilla será un hecho, una realidad.  

Santos también se refirió al plebiscito, y explicó lo que sucedió tras el resultado de las urnas, donde el primer acuerdo de paz fue rechazado por el voto popular. La historia ya conocida en Colombia, pero que en Noruega, según la versión de Santos, motivó a los jóvenes a tomarse las calles, a reclamar un acuerdo de paz con urgencia, mientras se adelantó un diálogo que, reiteró, permitió ajustes al texto, y un nuevo acuerdo de paz.

En la conferencia, el nuevo premio Nobel dijo que Noruega fue el “soporte” del proceso de paz “que cambiará la vida de los colombianos, que cambiará la historia del país”.  

Una periodista noruega resaltó los nombres Ingrid Betancourt y Clara Rojas, víctimas de las FARC, entre la lista de personas invitadas por el gobierno colombiano, pero preguntó las razones por las que la guerrilla no estaba entre la comitiva. “No quería terne problemas con el gobierno noruego, los negociadores de las FARC no pueden movilizarse libremente por el mundo”, pero aclaró que estarán representados este sábado por el abogado español Enrique Santiago. Santos, a otro interrogante, también aclaró que el gobierno colombiano no ha solicitado a Estados Unidos la libertad de Simón Trinidad. Esa es una consideración exclusiva de los Estados Unidos”.

Santos se refirió a aquella madrugada del 7 de octubre, cuando recibió el anuncio de que había ganado el Nobel, precisamente cuatro días después del plebiscito. “Fue como un regalo caído del cielo”, dijo mirando a las alturas y abriendo los brazos. Para él, en buena parte, el premio Nobel facilitó el nuevo acuerdo.

El presidente se marcó por la misma puerta donde ingreso, una puerta que le trajo buenas noticias, minutos antes de las 2:00 de la tarde, cuando el sol en Noruega ya se empezaba a ocultar.