Home

Nación

Artículo

JUNTOS PERO NO REVUELTOS

Exageradas expectativas de unión se crearon alrededor de acuerdos políticos en el Concejo.

6 de diciembre de 1982

El alcalde no pudo instalar el Concejo. Debió esperarse para hacerlo a una nueva sesión. La mesa directiva no pudo ponerse de acuerdo en el orden del día. Se habían dividido los ediles milimétricamente haciendo imposible toda decisión. De un lado, nueve liberales y un comunista, del otro siete conservadores y tres liberales. La pelea es, al menos en apariencia, por puestos. Podría decirse que es un episodio clientelista. Sin embargo, en el fondo parece jugarse la tesis de que los organismos de fiscalización deben estar en manos del partido distinto al del alcalde. Además del tesorero el Concejo elige cinco funcionarios. Todos estos de vigilancia de la administración. Contralor, personero y los auditores de las empresas de Acueducto, Energía y Teléfonos. A estos últimos se les quiere nombrar reemplazo aunque su período no ha terminado. Aunque más discretos, algunos de estos auditores tienen bajo su responsabilidad fiscal sumas aún más cuantiosas que las del propio presupuesto del Distrito. Es el caso en la empresa de Energía cuyo presupuesto es superior a los cincuenta y seis mil millones de pesos.
Galanistas y oficialistas se han unido detrás de estos objetivos. Los conservadores, sin embargo, son partidarios de que no se toquen los auditores que son conservadores, y que de los tres otros cargos sean dos para su partido, dejándole la contraloría a los liberales.
Pero la situación es aún más compleja. Los conservadores se sienten traicionados por los galanistas. Un pacto que llevó al doctor Vidal Perdomo a la presidencia, y que preveía una rotación con los conservadores en esta posición y en otras del Distrito, está roto.
El alcalde y el secretario de Gobierno, doctores Ramírez Ocampo y Germán Sarmiento, han fijado, no sin antes dejar todo tipo de reservas sobre que no quieren perturbar la autonomía del Concejo, su posición en el sentido de que siendo tres las posiciones y siendo tres los grupos lo normal es que cada uno de ellos tenga uno de dichos cargos. Sería repartir salomónicamente entre conservatismo, oficialismo y galanismo estos gajes burocráticos.
Pero no ha parado allí la acción del gobierno distrital. El doctor Sarmiento ha querido servir de puente, de mediador entre los grupos y para ello invitó a un almuerzo que contó con la asistencia unánime de todos los concejales. Después de haberse sentado a manteles, las posiciones eran menos distantes.
Aunque la fórmula del gobierno entregaría dos posiciones al liberalismo, éste ha resentido la manera como el alcalde integró las dos ternas para escoger miembros a la Junta Directiva de la Empresa de Energía. Casi todos eran conservadores. Los restantes eran anapistas.
Mientras los concejales se disputan su mesa de trabajo. Entre ellas, el presupuesto y el acuerdo sobre el impuesto de catastro.
¿Cuánto tiempo durará la furrusca? ¿Quién logrará primero que se deslice algún integrante de la coalición contraria? ¿Cómo se saldrá del impase? Se trata de unas sesiones muy cortas. Solamente dos meses. ¿Cuánto tiempo se le dedicará a estos tejemanejes y cuánto al estudio de los problemas de la ciudad? Es aún muy temprano para saberlo. Hoy las posiciones están dos en manos del liberalismo: la contraloría y la tesorería. Una en manos de los conservadores: la personería.
La convergencia de posiciones entre galanistas y oficialistas no sólo en Bogotá sino en algunas otras ciudades como Bucaramanga, Popayán y Cali llevó a varios medios informativos a hablar de unión liberal, e incluso un editorial de "El Tiempo" celebró los primeros pasos hacia la meta. Sin embargo no ha habido ningún contacto entre los jefes de los dos grupos y hasta ahora el asunto se reduce a cuestiones de carácter mecánico y no de principios o programas.