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Jesús Alirio Buitrago, alias el ‘Cebollero’ se encuentra en la cárcel de Jamundí (Valle del Cauca). | Foto: Archivo SEMANA

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La anciana que quiere estar cerca del 'Cebollero'

María Antonia Hurtado de Rendón, de 92 años, acude a una tutela para lograr el traslado de su hijo.

29 de abril de 2013

Quienes conocen a Jesús Alirio Buitrago, alias el ‘Cebollero’, destacan de él dos habilidades: una, su capacidad para hacer maldades en las diversas modalidades del crimen, y dos, su extraordinario ingenio para eludir el castigo impuesto por las autoridades.

Su última jugada fue la de poner a su mamá, María Antonia Hurtado de Rendón -de 92 años-, a firmar una tutela para lograr un traslado de prisión, aunque la abuelita reclama la autoría del procedimiento jurídico con un argumento irrebatible: “Estoy muy viejita y antes de morir quisiera tocarlo”.

En efecto, durante varias décadas el ‘Cebollero’ fue cabeza de un imperio criminal dedicado a, según la Fiscalía y los jueces que lo han condenado, la extorsión y al lavado de activos.

Por años las autoridades nacionales y extranjeras estuvieron tras él. Pero logró estar a salvo de requerimientos judiciales por cuenta de una sofisticada fachada como prestante empresario de licores, transporte y abarrotes. En el 2008 la Fiscalía pudo procesarlo y un juez lo condenó a 32 años y siete meses de prisión por lavado de activos, sentencia que fue ratificada por un Tribunal. La condena fue rebajada a 13 años y al pago de 12.000 millones de pesos de multa

Aún tras las rejas el ‘Cebollero’ hizo sentir su poder. Acudió a toda clase de argucias jurídicas, logró que un juez de la capital antioqueña le concediera el beneficio de la casa por cárcel debido a su “delicado estado de salud”. De ahí en adelante, entraba y salía de prisión domiciliaria a las celdas cuando los medios alertaban sobre las irregularidades en el otorgamiento de sus beneficios.

El último gran escándalo corrió por cuenta del propio presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien en agosto del 2011 dijo que consideraba una vergüenza el hecho de que los jueces  permitieran que un hombre de esta categoría burlara a la justicia. Por eso varios jueces y funcionarios de medicina legal fueron investigados.

El ‘Cebollero’ fue traslado a la cárcel de El Pedregal, cerca de Medellín, y pronto fue descubierto violando las normas penitenciarias. Tenía decenas de celulares en su celda con los que seguía, presuntamente, controlando sus negocios desde su celda. El INPEC quiso curarse en salud y lo envió a la cárcel de Jamundí (Valle) a mediados de noviembre del 2012.

Rendón no soportó estar lejos de sus seres queridos y de sus negocios. En enero pasado, su abogada, Sandra Milena Giraldo, solicitó a través de una tutela que su cliente fuera trasladado de esa cárcel a la de Itagüí con el pretexto de que éste debía estar cerca de un centro hospitalario. Pero la tutela le fue negada.

Ahora Rendón ataca de nuevo con otra tutela. Lo que sorprende es la persona que en esta oportunidad está luchando para un posible traslado del ‘Cebollero’: Nada más ni nada menos que su mamá, doña María Antonia, una señora que por los argumentos exhibidos en la tutela da a entender que es una ‘pobre viejecita’ como en la fábula de Rafael Pombo.

El pasado 16 de abril la señora María Antonia interpuso una acción de tutela ante los jueces del Circuito de Medellín. Por reparto le correspondió asumirla al Juzgado Primero de Familia que dos días después la admitió y se le está dando el trámite correspondiente.

La señora María Antonia asegura en su solicitud que su hijo fue trasladado de forma arbitraria al Valle y que eso “ha causado restricción a sus derechos fundamentales como la igualdad, la dignidad humana y los derechos de las personas de la tercera edad y, por ende, a la unidad familiar”. La mamá del ‘Cebollero’ alega que por la lejanía de la cárcel ella no puede estar cerca de él y que le están “impidiendo que los últimos días de su vida le permitan por lo menos tocarlo”.

En la tutela se le pide al INPEC que en un término de 48 horas siguientes a la notificación del fallo proceda a iniciar el trámite para el traslado del interno a un centro carcelario en Medellín. En conversación con periodistas de Semana.com la juez de ese despacho aseguró que esta semana resolverá la petición.

Ese lamento de madre es del todo válido. Las autoridades, por su parte, temen que se trate de una argucia más de tan ingenioso y cínico delincuente. No se sabe. La única certeza es que la señora dice vivir sus últimos días y quiere prontitud es su solicitud antes de que sea demasiado tarde.