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LA BATALLA DEL SIGLO

El diario de Gómez se jugó la carta de la información independiente

21 de septiembre de 1987

En un asunto tan delicado como la soberanía nacional, la línea limítrofe entre el periodismo independiente y la deslealtad para con el pasís, es tan peligrosa como indeterminada. Para la mayoría de los observadores, El Siglo ha transitado por esa línea con una habilidad que ha sido objeto de reconocimiento, aun para sus críticos. Ante el mutismo de los medios oficiales, la ignorancia sobre el tema de la mayoría de los periodistas y la solidaridad de los medios de comunicación con el gobierno ante una crisis internacional, El Siglo asumió el papel de informador independiente, y presentó en la mayoría de los días una titulación y un enfoque analítico que hacía contrapeso a los demás diarios. Por ejemplo, El Tiempo y El Espectador abrieron el viernes 14, cuando todo comenzó, con titulares que se dirigían más hacia la respuesta venezolana a la pretensión de Colombia de reintegrar la Comisión Permanente de Conciliación, que hacia las acusaciones que en ese momento ya hacía el gobierno de Caracas sobre una supuesta provocación de Colombia. El incidente naval, que inexplicablemente sólo se conoció cinco días después de los hechos, fue tratado en forma tangencial mientras la situación era calificada de "tensa". Entre tanto El Siglo fue el primero en darle al evento su dimensión real titulando "Venezuela acusa a Colombia de actos de provocación".
Algunos observadores han comparado la actividad febril del presidente Barco, reunido en el Palacio de Nariño con su Estado Mayor, con la del director de El Siglo, Alvaro Gómez Hurtado, reunido a la misma hora, pero en sus instalaciones de la Avenida Eldorado, con el estado mayor de sus periodistas, analizando la estrategia informativa del día siguiente.
El domingo 16 se marcó por primera vez la gran diferencia que se presentaría en el tratamiento de las noticias. Mientras El Tiempo se limitaba a señalar en dos columnas que la respuesta venezolana estaba un poco subida de tono, El Siglo desplegaba a grandes titulares el peligro de hostilidades con Venezuela y en un artículo de fondo, con mapas en color, presentaba un resumen de la historia de las diferencias que se han presentado con Venezuela sobre las aguas territoriales. Pero la edición del martes se llevó las palmas. Recuerda el subdirector Mario Jaramillo que "el lunes casi a la media noche yo me encontraba en mi casa viendo "El Padrino" cuando salió la noticia de que el Presidente hablaría por la radio. No habían pasado treinta segundos cuando ya me había llamado el doctor Gómez para que lo recogiera para irnos al periódico, pues era claro que se trataba de una noticia de primera importancia. Me impresionó su vitalidad, pues ya en ese corto lapso había hecho varias llamadas y había confirmado que a esa hora ya no había nadie en el periódico. Providencialmente apareció uno de los empleados, a quien considero el héroe de la jornada, pues se trata de un diagramador, armador y pantallista, y quien de hecho hizo él solo la edición. El caso fue que a esa hora recogí al doctor Gómez y comenzamos el trabajo a las 3 de la mañana". Según varios de sus amigos, a Gómez no fue sólo el interés político sino la pasión periodística lo que lo llevó a levantarse a esas horas de su cama, aun, según dicen las malas lenguas, contra la voluntad de Margarita, su esposa. Al otro día, El Tiempo titulaba "Colombia acata llamado de la OEA", sin hacer ningún énfasis en lo insólito de la hora de la declaración, ni en su especial laconismo. El Siglo, con un despliegue similar, tituló "Colombia abandona el patrullaje del Golfo", con el subtítulo de "Breve e intempestivo discurso del Presidente".
Esta actitud independiente, en cuanto a información no le impidió al periódico, sin embargo, que el miércoles el editorial hiciera claro su respaldo al gobierno nacional, pero sin dejar de reflejar sus reservas. En la misma edición, en uso del tono irónico que con frecuencia le caracteriza, se preguntaba El Siglo qué había pasado con el teléfono que, según el presidente Barco había afirmado a la revista South, era suficiente para arreglar los problemas con Venezuela en una simple llamada, y criticaba abiertamente la falta de información a que, en su concepto se había sometido al pueblo colombiano. Críticas que se hicieron más fuertes el sábado 22, cuando denunció una "vasta operación periodística" de desinformación, destinada a difundir la especie sin confirmar, de que las naves venezolanas habían abandonado sus posiciones, con el objeto, según El Siglo, de preparar el terreno para el controvertido viaje del canciller a Caracas.
Alvaro Gómez Hurtado ha manejado con gran habilidad tanto su posición periodística como la política. Cuando fue preguntado por una cadena radial sobre su opinión sobre el manejo oficial del problema del Golfo, su respuesta fue considerada por muchos un modelo de diplomacia; "Prefiero equivocarme con mi gobierno a acertar con un gobierno extranjero".