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LA CAMISETA AMARILLA

Terminada la primera etapa de la vuelta a la Presidencia, Durán Dussan asume el liderato.

2 de enero de 1989

Ha terminado la primera etapa de la vuelta por la Presidencía de Colombía. Y el ganador fue Hernando Durán Dussán. La prímera etapa generalmente no es muy ímportante, pero el hecho es que el primer precandidato liberal en llevar la camiseta amarilla es el ex alcalde de Bogotá. Su triunfo no fue muy espectacular. No hubo de parte de Durán ninguna escapada sorprendente del pelotón, pero después de pedalear regularmente, llegó primero a la meta, con un cuerpo de ventaja sobre el resto del grupo.

Los comentaristas de la carrera presidencial coincidieron, al terminal la etapa inicial, que el triunfo de Durán en esta primera fracción obedeció más que a la fortaleza del pedalista llanero, al hecho de que algunos de sus más fuertes competidores y favoritos para ganar la vuelta, quedaron descalificados. Hace apenas un mes se esperaba que el tour fuera a ser ganado por uno de los siguientes seis ciclistas: Julio César Turbay, Víctor Mosquera Chaux, Luis Carlos Galán o el propio Durán, en lo que se refiere al equipo rojo; y Misael Pastrana, Belisario Betancur Alvaro Gómez y Rodrigo Lloreda por el cuadro azul.
Momentos antes de la largada, se aprobó un nuevo reglamento que prohibió la participación en la competencia, de quienes ya la ganaron alguna vez. El veto a-los veteranos no ha sido ratificado oficialmente, pero el solo hecho de su aprobación inicial, modificó sustancialmente el abanico de favoritos.

De ocho se bajó a cuatro. Con la aprobación en primera vuelta de la prohíbición a la reelección presidencial como nueva norma constítucional, cada uno de los equipos quedó solamente con dos opcionados: del lado rojo, Durán y Galán; y del azul, Gómez y Lloreda. De estos cuatro, nadie discute que Galán es el mejor pedalista. Pero los problemas que tiene dentro de su equipo, hacen que no sea seguro que lo nombren capo de escuadra. Sin esta designación por bueno que sea, no podrá ganar la carrera y tendrá que límítarse a ser un gregarío, trabajando para el equipo.
Tradicionalmente el capo de escuadra era escogido por las directivas, pero recientemente, como se vio en el caso de la Designatura, los propios integrantes del equipo se rebelaron contra las directivas y exigieron participar en la decisión. El grupo rebelde tiene reservas tanto contra Galán como contra Durán. Uno de sus integrantes, Ernesto Samper, es simpatizante del primero, pero su elección para comandar la carrera requiere el apoyo del Contralor, Rodolfo González, quien se ha convertido en el hombre clave para la decisión final. En este momento, González está disgustado con Durán, quien como ponente del proyecto de reforma constitucional defiende el Tribunal de Cuentas, cuyo objetivo es desmontar el poder de la Contraloría. Durán justifica su posición aclarando que no se trata en forma alguna de diferencias personales. En este sentido afirma que "tengo el mayor respeto por el contralor, pero me parece que a través de un fortín burocrático, la Contraloría se ha convertido en un poder no contemplado en parte alguna de la Constítución. Me doy cuenta de que esta posición tiene resistencias en el Congreso, pero no puedo anteponer consideraciones electorales a consideraciones nacionales".

Sin embargo, el hecho de que en este momento Durán no sea el preferido de González no quiere decir que Galán sí lo sea. Para la mayoría de los integrantes del equipo, la llegada de Galán es muy reciente después de haber desertado de las filas, y por eso consideran que antes de ser el elegido tiene que desempeñarse como coequipero. En otras palabras, los rebeldes tienen objeciones contra Durán, pero al fin y al cabo es de los mismos, mientras que Galán, aunque cuenta con simpatizantes, aún no es considerado de los mismos. Un experto apostador que sabe dónde ponen las garzas, Julio César Sánchez, aunque considerado simpatizante de Galán, decidió poner las fichas del lado de Durán. Como le dijo a SEMANA, "la unión liberal es una unión entre una mayoría y una minoría. No veo por qué el primer turno le vaya corresponder a la minoría". La adhesión de Sánchez a Durán es significativa, pues representó el inicio de lo que algunos comentaristas han llamado la "desturbayización" de la candidatura de Durán.

Pero en política como en ciclismo ponerse la camiseta amarilla tiene tanto de bueno como de malo. Se comienza inmediatamente a mover las fuerzas para quitársela. El problema que tienen los que quieren quitársela a Durán Dussán es que no saben a quíén ponérsela. Ninguno de los rivales cuenta con el apoyo del resto del grupo y el único con quien se pondrían de acuerdo para que no sea Durán, por ahora parece ser Turbay. Sin embargo, Turbay no sólo no ha dado ningún indicio de querer ponerle la zancadilla a Durán, sino que su prestigio se ha mermado considerablemente en el Congreso como consecuencia de lo que ha sido llamado "la entrega a Pastrana" los acuerdos sobre reforma constitucional y Designatura a los que llegaron los dos jefes de los partidos tradicionales. Esto sin mencionar que si la reforma es aprobada y la reelección resulta efectivamente prohibida, el ex presidente queda out. Lo curioso de todo esto es que Durán Dussán fue quien, en su calidad de ponente del proyecto de reforma y en un acto de caballerosidad que podía ir en contra de sus propios intereses, trató de que la prohibicion de la reelección no fuera retroactiva, sino a partir del 90. En todo caso, aunque haya sido contra su voluntad, la aprobación ayudó mucho a que hubiera ganado la primera etapa.

Por el lado del equipo azul, todo indica que el capo de escuadra va a ser o Gómez o Lloreda. En términos de fuerza en la Convención, en momento va ganando el segundo, pues como es sabido, la mayoría del equipo azul es pastranista. Sin embargo, Gómez, quien debería estar descartado por haberle causado dos derrotas humillantes a su equipo no lo está. El prestigio adquirido después del secuestro le ha dado una fortaleza en las encuestas, que indican la resurrección de un cadáver político.

Sin embargo, tanto para liberales como para conservadores la carrera apenas acaba de comenzar. Durán está luciendo en este momento la camiseta amarilla. Pero él, como todos sus rivales, sabe que la montaña no ha comenzado. -