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La clase del 73

La Canciller, el precandidato Ernesto Samper y una docena más de figuras festejaron los 20 años de una magnifica promoción de abogados javerianos.

20 de diciembre de 1993

HACE 20 AÑOS, JAIME MIchelsen decía ante sus alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana que "a uno lo raja la vida, y no el profesor". Entre sus estudiantes, que escuchaban cuidadosamente su cátedra de Economía, se encontraban su esposa, Maria Cristina Niño de Michelsen; su futuro yerno, Edgar Plazas, y Carlos Pizarro Leongómez, quien llegaría a ser el lider del movimiento subversivo que secuestró a su hija Camila. Junto a ellos, juiciosos y con buena letra, tomaban nota Ernesto Samper Pizano, Noemí Sanín, Julio Cesar Turbay Quintero, Juan Manuel Turbay, Jaime Córdoba Zuloaga, Carlos Vicente de Roux, Antonio Pinillos y otros jóvenes de la época que, al cabo de algunos años, se convirtieron en prominentes figuras de la vida nacional.
Por ese entonces en las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana todos apostaban que Ernesto Samper sería un día un magistrado de la Corte Suprema o que haría una brillante carrera en el sector financiero; a que Noemí Sanín le quitaría unas cuantas horas a la semana a sus labores domésticas para hacer carrera en la empresa privada, y a que Carlos Pizarro Leongómez acompañaría desde algún despacho público a un gobierno progresista.
Las predicciones no podían ser más equivocadas. Samper resolvió dedicarse de lleno a la política y se convirtió en candidato a la presidencia. En el caso de Noemí, los pañales y los tés canasta poco han interferido en su brillante carrera profesional, y en su notable desempeño como Canciller. Carlos Pizarro abandonó los cursos de Derecho Constitucional para irse al monte a comandar las cuadrillas del naciente M-19. Años después,y poco antes de ser asesinado, se volvió también candidato a la presidencia. El profesor Michelsen, por su parte, estuvo en el ojo de la tormenta de uno de los mayores escándalos financieros del país.
Aunque siempre se destacó por ser un curso bastante activo y entusiasta, pocos alumnos de la promoción de 1973 sospechaban que entre sus compañeros contarían con candidatos presidenciales, cancilleres y ministros, concejales, superintendentes, contralores del Distrito, aspirantes a alcaldías, consejeros presidenciales y exitosos gerentes de empresas. Hoy por hoy se reunen para celebrar nombramientos y matrimonios, acompañarse en momentos difíciles y conmemorar, cada cinco años, el aniversario de su graduación.
En estas reuniones se desdibujan los rangos y se olvidan las normas protocolarias. La promoción del 73 se dedica más bien a recordar a Bernardo Gaitán Mahecha, el profesor más exigente, y al hoy magistrado Roberto Suárez, el profesor que se iba de parranda a "Los Pianos" o al "As de Copas" con sus alumnos. Recuerdan igualmente una infinidad de anecdotas, como la de la cantimplora que Carlos Pizarro se llevó al monte cuando se unió a la guerrilla. Este objeto, regalo de Edgar Plazas, pertenecía en realidad al coronel Plazas Vega, quien se la había regalado a su sobrino Edgar para una supuesta expedición que organizaba. Se acuerdan del último día de clases, cuando para reunirlos a todos -incluso a los que nunca salian de fiesta- algunos regaron la noticia de que su compañero pereirano Alvaro Montoya había muerto en un accidente de carro. En cuestión de minutos, la casa de Montoya se llenó de gente, y la parranda terminó a las cinco de la mañana.
Tampoco se olvidan de los consentidos del padre Giraldo,que, cuando no eran invitados a tomar tinto a su despacho, salían de clase a tomar el té en el Hotel Tequendama. En este grupo estaban Ernesto Samper, Noemí Sanín, María Cristina Niño de Michelsen y Jaime Córdoba Zuloaga, los"pilos" del curso, que se sentaban en primera fila y siempre sacaban 100. Otro era el caso de Julio Cesar Turbay Quintero, más bien parrandero, que prefería pertenecer a la "orquesta" de los que se sentaban atrás, y esperar hasta los exámenes finales para preocuparse por las notas. Se acuerdan, de la misma manera, de cómo las señoras del curso recibían las notas en sobre cerrado y dirigido a sus maridos, con toda suerte de anotaciones y, a veces, reprimendas. Entre ellas, María Cristina de Michelsen era objeto de tratamientos especiales por parte de sus compañeros: le ayudaban a hacer tareas y trabajos, le prestaban las notas y le colaboraban con el cambio de pañales de sus siete hijos.
Y es que el de 1973 siempre fue un curso muy unido. Incluso en los primeros años de la carrera, cuando en plena Guerra Fría el fin del Frente Nacional, la creación de la Anapo y la controvertida victoria electoral de Misael Pastrana sobre Rojas Pinilla avivaban el debate político en el medio universitario y zanjaban profundas diferencias ideológicas entre los pupilos del padre Giraldo. Aun en esos momentos el curso se mantuvo solidario. Siempre actuó de consuno, especialmente a la hora de organizar las marchas de protesta y los únicos paros que ha registrado la Javeriana, y cuando, como consecuencia de ello, a 12 personas se les incluyó en la libreta de notas la recomendación de buscar una universidad "mas acorde con sus inquietudes", Por esa razón algunos de los alumno de profesores como Humberto Murcia Ballén, Jorge Cubides, Gabriel Melo Guevara y Fernando Londoño Hoyos tuvieron que abandonar sus cátedras y terminar la carrera en otra universidad. Tal fue el caso del actual consejero para los Derechos Humanos, Carlos Vicente de Roux, y del presidente de la Comisión Andina de Juristas, Gustavo Gallón.
Fue precisamente el activismo y la vivacidad del curso la que, al parecer, determinó que se tratara de un grupo especialmente volcado hacia la vida pública. Y esa característica se la deben, según los alumnos de la clase del 73, a Hernando Gómez Buendía su profesor de sociología de entonces.
Gómez, apenas unos año mayor a sus alumnos, encargó de organizar ardientes debates sobre temas políticos y sociales que despertaron en sus pupilos un gran interés por las realidades nacionales y desarrollaron su capacidad oratoria. En los debates se ventilaban los temas más ardientes ante el grueso del estudiantado de la Universidad, con la participación de candidatos a la presidencia y personalidades del momento
Fue en ese ambiente que se formaron algunos destacados personajes de la vida pública actual. Y, probablemente, muchos de los futuros altos dirigentes del país. Porque la verdad es que, tras el desplazamiento de que han sido objeto los egresados javerianos por parte de los uniandinos durante los dos últimos gobiernos, la fiesta que se celebró hace algunos días con motivo de los 20 años de su grado podría ser el preludio de una gran revancha: la de la clase del 73.