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NARCOTRAFICO

La conexión saudí

La semana pasada en Medellín fue capturado Iván López, socio de un príncipe árabe que llevaba cocaína a Europa en su jet privado.

16 de febrero de 2003

John O'Sullivan, juez de una corte del sur de la Florida, tiene en sus manos las pruebas que recopilaron la DEA y la Policía colombiana durante tres años, en las que se acusa al presunto príncipe de Arabia Saudita Nayef Al Shaalan y a los colombianos Iván López Vanegas y Doris Mangeri Salazar, ex novia del sultán, de haber traficado dos toneladas de cocaína hacia Europa.

Según la investigación a la que tuvo acceso SEMANA, la alianza comenzó en Medellín, a mediados de 1998, cuando Iván y Doris se reunieron con un árabe que los invitó al sur de España, para hacer el primer contacto con el sultán. La cita se cumplió en Marbella, en un lujoso hotel de la Costa del Sol.

En esa reunión, el emisario árabe les dijo a los colombianos que Al Shaalan tenía capacidad para recoger y transportar cocaína a cualquier parte del mundo en su jet privado, pues tenía estatus diplomático que le permitía cruzar fronteras sin ser revisado.

Si bien la familia real que gobierna Arabia Saudita emitió un comunicado en el que sostene que Al Shaalan no es de linaje real, la DEA estableció que tenía sello diplomático pues está casado con una hija del segundo en línea al trono de ese país.

López Vanegas, Doris y sus socios extranjeros planearon transportar a Europa entre cinco y 10 toneladas de cocaína que les darían unos proveedores en Colombia. Resolvieron comenzar con 2.000 kilos para ver cómo les iba en el negocio.

Cinco meses después, en diciembre de 1998, el saudí quiso tener un encuentro personal con sus socios e invitó a Arabia a Iván López y al coleccionista de arte, el español José María Clemente, para cerrar el trato.

El príncipe ofreció su jet privado, un 727, y exigió 15 millones de dólares. El negocio se cerró definitivamente después de una serie de encuentros entre los socios colombianos residentes en Miami, los proveedores de la droga y un emisario árabe, en un lujoso resort en Aruba y tres reuniones más en Medellín, Miami y Caracas.

A principios de mayo de 1999 ya todo estaba listo y el jet del sultán llegó al aeropuerto venezolano de Maiquetía y de allí salió rumbo a París con dos toneladas de la droga, el 16 de mayo de 1999.

Un mes después, la policía incautó 808 kilos de esta cocaína en las afueras de París y 200 más en la frontera con España.

La investigación de la DEA afirma, además, que a partir del año 2000, después de la Operación Milenio, fueron encontrando más pruebas para encausar jurídicamente a los colombianos y al saudí.

Con base en las informaciones recopiladas, el 17 de julio del año pasado, la casa de Doris Mangeri Salazar, en Coral Gables fue allanada y la mujer, de 44 años, fue encontrada escondida dentro de un clóset. En Miami Doris era conocida como una vendedora de finca raíz y en su residencia la DEA encontró las fotografías de su viaje a Arabia Saudita, sus reuniones en lujosos hoteles europeos y del Caribe, documentos financieros que relacionaban sus gastos y varias pinturas del maestro Fernando Botero. Dentro del clóset en donde estaba escondida los agentes federales encontraron dos valiosas obras de arte: El atraco a la diligencia, 1793, del pintor español Francisco de Goya y la escultura, Buste de Jeune Femma, 1926, del maestro japonés Tsuguharu Foujita. Se estima que el Goya y el Foujita tienen un costo de un millón de dólares cada uno.

Con estas obras de arte, los socios árabe, español y los colombianos pretendían pagar la deuda que tenían con los proveedores y que no habían podido saldar en efectivo, pues la cocaína exportada a Europa les fue incautada, dice la DEA.



¿Por que cayeron?

La organización colombo-árabe se fue desmantelando poco a poco y dos hombres fueron la clave. Juan Gabriel Usuga, quien se salvó de ser capturado en la Operación Milenio y Oscar Eduardo Campuzano Zapata, capturado el 13 de octubre de 1999 dentro de esa Operación y extraditado a Estados Unidos. Según la DEA, se acogieron al plan federal conocido como Programa de resocialización del narcotraficante colombiano. Es decir, les ofrecen libertad, reducción de sentencias y otros beneficios, a cambio de ayudar a desmantelar las organizaciones de narcos.

Por eso, con la colaboración de estos hombres y la confesión de Doris, se capturó hace un mes en España al coleccionista de arte José María Clemente y la semana pasada a Iván López Vanegas, quien fue sorprendido cuando manejaba su camioneta Toyota en un sector de El Poblado, en Medellín.

Un agente de la DEA, que habló con esta revista, sostuvo: "Iván tiene un salvavidas tan pronto llegue a Estados Unidos, si quiere salir antes de 20 años de la cárcel, será mejor que nos colabore".

Para la DEA y la Unidad Especial de Investigaciones de la Dijin, la captura de López Vanegas, de 48 años y con doble nacionalidad, estadounidense y colombiana, es considerada como un golpe duro a las organizaciones criminales. Sería la primera vez que se tienen pruebas de la alianza entre colombianos y árabes para invadir de cocaína las calles de Europa.

El gran jurado del distrito federal de la Florida ya manifestó que tiene pruebas suficientes contra el español, los dos colombianos y el príncipe.

El español y los colombianos serán juzgados en la corte del sur de la Florida. Mientras que como no existen convenios ni de intercambio judicial, ni de extradición entre Arabia Saudita y Estados Unidos, se sospecha que, a esta hora, Al Shaalan está libre en su país, con pocas posibilidades de ser detenido.