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La captura de 11 miembros de la Columna Móvil Teófilo Forero en Armenia evitó una ola de ataques y secuestros en el Eje Cafetero. Los guerrilleros pretendían hacerse pasar por miembros del Ejército y por eso tenían ocho fusiles Galil

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La ‘culebra’ sigue viva

Revelaciones sobre planes de magnicidios, secuestros masivos, y ataques terroristas de las Farc le recordaron al país urbano que el conflicto sigue.

1 de septiembre de 2007

Tres noticias con diferente origen sobre las Farc tienen nerviosos a los colombianos. La Policía capturó toda una columna de guerrilla urbana que planeaba un secuestro masivo en Armenia, y varios atentados en Tolima y el Eje Cafetero. Se conoció que a mediados de julio las Fuerzas Militares atacaron el campamento de Carlos Antonio Lozada, uno de los 'generales' de las Farc y que allí encontraron un plan diseñado el año pasado para realizar un magnicidio en Bogotá. Y como si fuera poco, el general Guillermo Chávez, ex director de inteligencia de la Policía, que salió de su cargo hace tres meses por el escándalo de las 'chuzadas', reveló en el Senado que hace dos años las Farc intentaron dinamitar la plaza de toros de Bogotá en plena temporada taurina, para matar al senador Germán Vargas Lleras.

Las tres noticias ponen los pelos de punta porque demuestran que en cuanto a sus planes de guerra las Farc actúan como dice el adagio popular: sin prisa pero sin pausa.

El caso de Armenia es el más grave. La Policía capturó a 11 miembros de la temida columna móvil Teófilo Forero, que comandada por Óscar Montero el 'Paisa' y del Comando Conjunto Central que recibe órdenes de Alfonso Cano. Este grupo estaba a punto de realizar un secuestro masivo en un edificio de clase alta de Armenia, en el que viven importantes empresarios. Al tiempo, tenía planeado un ataque con un rocket dirigido contra un alto oficial del Ejército de la región.

Se trataba de una operación sofisticada comparable al secuestro de los diputados en Cali hace cinco años, o al secuestro en el edificio Miraflores de Neiva. Los preparativos hablan por sí solos de la envergadura de la acción. La columna guerrillera había adquirido uniformes del Ejército y armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas como ocho fusiles Galil, lanzacohetes, lanzagranadas, radios de comunicación y un camión. Tenían un campamento en la parte rural de Armenia donde hicieron varias caletas con comida y abundantes explosivos. El plan era atacar en la madrugada. Los guerrilleros saldrían del campamento, a pie, a las 10 de la noche y llegarían a su objetivo a las 2 de la mañana. Se harían pasar por miembros de la Fuerza Pública, como en otras ocasiones.

Lo más grave de todo es que no era una operación aislada sino parte de un plan para atentar contra diversas personas en el Tolima y el Eje Cafetero, según las autoridades. La primera información sobre la existencia de este plan lo tuvo la Policía en mayo pasado cuando un guerrillero del Comando Conjunto Central contó que las Farc querían atentar contra los asesores norteamericanos que trabajan en la base de Tolemaida y que con frecuencia van a algunos bares. Los guerrilleros pensaban instalar una carga explosiva en un carro donde se movilizaban los estadounidenses. El plan fue abortado por la captura de tres de los guerrilleros, que se habían apoyado en delincuentes comunes para llevar a cabo la acción. En ese momento la embajada de Estados Unidos les advirtió a sus ciudadanos que no debían viajar a esa región, que es el sitio turístico más frecuentado por quienes viven en Bogotá.

Dado que el objetivo de las Farc eran norteamericanos, el FBI empezó a trabajar de inmediato con la Policía para llegar al corazón del plan terrorista. De ahí en adelante todo empezó a apuntar hacia Armenia. Los investigadores se dieron cuenta de que el 'Paisa' había enviado 300 millones de pesos para financiar estas tareas y que una finca llamada La Siberia era el sitio clave desde donde se realizaría la acción. En los seguimientos realizados los investigadores obtuvieron incluso varias notas escritas por el propio jefe de la Teófilo, de su puño y letra, en la que da instrucciones para aplazar el operativo debido a las capturas. El plan, según se pudo establecer, además del secuestro y los atentados contra objetivos militares, incluía el sabotaje de varios puentes y carreteras.

Esta captura no sólo evitó una ola de violencia, sino que seguramente neutralizó los planes que para la región tenían las Farc. Pero prende las alarmas sobre la capacidad operativa que sigue teniendo esta guerrilla y su indeclinable deseo de golpear en las ciudades.

No menos preocupante resultó la noticia de que en el computador de Carlos Antonio Losada reposaban los planes para asesinar a por lo menos 10 personalidades, de las cuales tres ya han sido conocidas: el ex ministro Fernando Londoño, el ministro Juan Manuel Santos y el presidente Álvaro Uribe. La información se obtuvo a mediados de julio cuando un comando de la Fuerza Tarea Omega (Plan Patriota) asaltó el campamento principal de este guerrillero del Bloque Oriental de las Farc, ubicado en la zona rural del municipio La Julia, en Meta. Un asalto de enorme valor estratégico.

Losada es uno de los tres voceros que nombró las Farc para el intercambio humanitario y es el hombre que esta guerrilla tiene asignado para actuar en Bogotá. Por versiones tanto de los insurgentes como de campesinos se sabe que salió herido de ese combate y que aún no se recupera. En el asalto murieron por lo menos dos 'cuadros' de las Farc: 'Cristóbal', encargado del partido comunista clandestino, más conocido como PC3 y 'Campesino'. A este último se le encontró información detallada sobre la Fuerza Tarea Omega, que revelaba, por lo menos, que la guerrilla tenía informantes dentro de la Fuerza Pública. La mayor parte de la información está en un computador que pertenecía a Losada y que contiene archivos cifrados que aún no han sido decodificados. Según el General Freddy Padilla de León, no se revela el nombre de las demás personas amenazadas, pero cada una de ellas ya conoce su situación y sus esquemas de seguridad reforzados.

En medio de estas preocupantes revelaciones, hay que destacar que operativos como el asalto al campamento de Losada muestran un trabajo serio de inteligencia y que la Fuerza Pública se acerca cada vez más a los principales jefes de la guerrilla.

Por último, la perla que soltó el general (r) Chávez dejó estupefactos a muchos. Especialmente al involucrado, el senador Germán Vargas Lleras. Chávez dijo que se había evitado un atentado de gran magnitud en la plaza de toros hace dos años. El senador, que casi muere por un carro bomba en el norte de Bogotá en 2005, se quejó de no haber recibido a tiempo esa información crucial para protegerse.

En el aire quedan muchos sinsabores. Las Farc parecen estar planeando golpes contundentes y si no se afinan todos los mecanismos de inteligencia, se corre el riesgo de que en algún momento se salgan con la suya. Estos tres episodios por lo menos demuestran eficacia y capacidad de prevenir y reaccionar por parte de los organismos de seguridad y la Fuerza Pública. Lo cual es muy alentador. Lo que sí genera duda es el manejo que se le está dando a la información sobre estos posibles atentados. ¿Por qué algunos de estos datos se ventilan públicamente y en otros casos no se les cuenta ni a los involucrados?

Por último, la pregunta que ha quedado planteada es qué tan grave es la amenaza que el país tiene hoy por parte de las Farc. Nadie espera que esta guerrilla abandone sus acciones violentas. El mismo Presidente lo ha dicho repetidas veces en su particular lenguaje: "La culebra sigue viva". Pero ¿tiene claro el gobierno qué tan menguada está su capacidad? Ante la gravedad de los hechos, es bueno pensar si la política de seguridad democrática, diseñada para las Farc de hace cinco años, sigue siendo vigente para una guerrilla modelo 2007, que parece estar recobrando el brío.