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El 'agarrón' entre Nilson Pinilla (izq.) y Jorge Pretelt (der.) deja mal parada a la Corte Constitucional. | Foto: SEMANA

JUSTICIA

La bochornosa discusión entre magistrados

¿Por qué se sacaron los ‘trapos al sol’ los togados de la Corte Constitucional Nilson Pinilla y Jorge Pretelt?

18 de junio de 2014

La escogencia de su candidato a Contralor General de la República desnudó una grave fractura al interior de la Corte Constitucional, quizá la corporación más respetada dentro del poder judicial. El magistrado Nilson Pinilla –quien dejó el alto tribunal para jubilarse- fue protagonista del reñido proceso de elección al votar en blanco, poniendo así en duda el perfil de los aspirantes.

Pinilla no estuvo de acuerdo en que Edgardo Maya Villazón o Camilo Tarquino, los más visibles candidatos a hacerse con la nominación del tribunal constitucional y eventualmente con el alto cargo, fueran elegidos porque consideró que, si bien son grandes juristas, debían considerarse otras hojas de vida que se adecuaran mejor al complejo manejo de esta entidad de control.

Maya y Tarquino quedaron por fuera de la carrera por el ente de control, pero lo que sí quedó fue una pugna interna que reventó la mañana de este miércoles con una entrevista del saliente magistrado Pinilla en Blu Radio, donde se ‘despachó’ y dijo que en las altas esferas del poder judicial también existe la mal llamada ‘mermelada’.

“Es una ‘mermelada’ diferente, pero también funciona en las cortes de Colombia”. Según él, en la Corte Constitucional y “como sucede en todo el país, los asuntos no se deciden el bien general sino por cuestiones personales”.

Acto seguido, Pinilla se fue en contra de dos de sus excolegas: Jorge Pretelt y Alberto Rojas. Aseguró, dejando un mal sabor en el ambiente, que ellos no le “despiertan respeto” porque “no se sabe si fallan en derecho o si están movidos por otra razón”. Sin embargo, el mismo Pinilla advirtió no tener pruebas sobre posibles conductas irregulares de sus colegas.

“Esas razones pueden ser de amistad. Hay personas como el doctor Jorge Pretelt, que es un valiosísimo amigo y es muy generoso, pero debería estar ubicado al sur de la Plaza de Bolívar y no al norte”. Es decir, donde queda el Congreso de la República, sede de senadores y representantes a la Cámara.

Pretelt no demoró en contestar. Desde Argentina, donde se encuentra en un evento relacionado con su trabajo, dijo que Pinilla fue su aliado hasta cuando la Corte Constitucional produjo famoso el fallo acerca de los topes de magistrados y congresistas para pensionarse.

“Desde ese día se volvió mi enemigo. Burló la edad de retiro forzoso: puerta giratoria. Y además fallaba las tutelas después de cinco años”, indicó Pretelt, quien agregó que “Nilson Pinilla está acostumbrado a maltratar en la Sala a sus compañeros y yo no me dejé”. Y también hizo una delicada afirmación: “Él llegó a pensionarse a la Corte Constitucional”.

Pretelt, reconocido por hablar claro, agregó que ha salvado su voto en todos los casos de los congresistas no por amiguismos, sino por considerar que deben tener doble instancia. Al mismo tiempo, dijo que Pinilla “no votó en la elección de Contralor porque está impedido, pues fueron los mismos que lo postularon a la Corte Constitucional. Hizo creer que era por la mediocridad de los candidatos”.

Por su parte el magistrado Alberto Rojas Ríos, el tercero en discordia, decidió hablar. Aseguró a Semana.com que rechazaba, por infundadas, las declaraciones del exmagistrado Nilson Pinilla que “deja lamentables mantos de duda sobre las decisiones de la Corte Constitucional”.

“Mi idoneidad ha sido acreditada con creces por todas las Altas Cortes que en diversas oportunidades postularon mi nombre para ser magistrado de la Corte Constitucional, como también por la comunidad académica a la cual pertenezco hace más de 30 años”, aseguró.

“Mis decisiones y disidencias como magistrados son legítimas y están sometidas al estricto control de la Constitución y la ley como al riguroso escrutinio de todos los colombianos”, puntualizó el togado.

El tema no es de poca monta pues se trata de una pelea entre dos magistrados que deja muy mal parada la seriedad de una institución majestuosa como la Corte Constitucional. Muchos de quienes conocieron estas declaraciones se preguntan por qué el magistrado Pinilla arrojó estas piedras justo cuando salió de la entidad y no hizo reparos estando en ella durante ocho años.

“Cuando se está adentro se exige mayor prudencia por el tema de la institucionalidad. Eso hace que se guarden secretos por el costo de hacer visible los intereses de las cortes”, dijo a Semana.com un reconocido analista que conoce de cerca lo que pasa en las cortes. “La silla también aprieta”, aseguró en referencia a que al interior de las instituciones, e incluso de la justicia, prevalece la ley del silencio por temor a represalias.