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"La fama y el dinero son lo de menos"

El hombre de la provincia habla de sus amores, de sus triunfos y de sus ilusiones.

Julio Sánchez Cristo
1 de diciembre de 2002

Me encuentro con Carlos Vives un domingo en una esquina cualquiera. Me pasó igual hace 23 años. Nada ha cambiado. Está con su guitarra, haciendo lo que le gusta: cantar como entonces. Lo veo más grande. Definitivamente ha crecido en todo. Está en la madurez más deliciosa de su vida. Mientras se deleita con su avalancha de éxitos no deja de ser el mismo y no deja de ver su propia Provincia. Sigue siendo el mismo muchacho soñador que llegó a Bogotá por razones del destino. No existe un colombiano que haya reunido más gente en el mundo a su alrededor este año. Llenó todos los conciertos. Es aplaudido en Ciudad de México, vitoreado en Madrid, admirado en Miami y amado en Colombia. A pesar de la mala situación que atraviesa la industria discográfica sus discos siguen disparados en ventas. Se ganó varios Grammy y agotó la boletería del primer concierto de su gira en Colombia en el estadio El Campín sin siquiera haber llegado. Es toda una celebridad, pero hay que recordárselo ya que a él eso no le importa: jeans, pulseras arhuacas y tenis siguen siendo su uniforme. Nada que hacer: Carlos Vives es el mismo.

Julio Sanchez Cristo: Usted tiene en su futuro inmediato un concierto con la boletería totalmente agotada y una telenovela a la vista con su ex esposa Margarita Rosa de Francisco. ¿No lo hace sentir esto que lo tiene todo?

Carlos Vives: Son dos regresos: uno a la tierra que nunca olvido y el otro, si se concreta la telenovela, a una mujer que nunca olvidaré.

J.S.C.: ¿Por qué arriesgarse en una telenovela en un momento de gloria?

C.V.: Esa misma pregunta usted se la hizo a Salma Hayek, sobre Frida, y la respuesta es la misma: me gustan los riesgos. Mi vida ha sido un riesgo, cantar en bares, estudiar en el Nuevo Liceo, ser publicista de la Tadeo, hacer de boxeador con afro, abrir un espacio para el rock en español, comprar una estación del tren, querer ser delantero del Unión Magdalena, cantar unos vallenatos olvidados, inventar otros vallenatos y viajar por el mundo con Egidio Cuadrado y sus acordeones. Con la mano en el corazón, ¿no le parecen suficientes riesgos?

J.S.C.: Hablemos de Margarita Rosa. No debe ser muy fácil hacer una telenovela con la ex esposa.

C.V.: Por el contrario. Si vuelvo a hacer una telenovela me sentiría más a gusto actuando con ella que con cualquier otra actriz. Acuérdese que nos conocimos en Gallito Ramírez y fuimos tan compatibles como actores que acabamos siendo pareja. Hoy ya no somos pareja pero la empatía se mantiene intacta.

J.S.C.: El final de su matrimonio debió haber sido muy descomplicado para que usted pueda hablar de ella en esos términos.

C.V.: No hay finales descomplicados de las relaciones sentimentales y menos aún si fueron muy importantes. Pero cuando hay respeto y se tiene un cariño como el que nosotros siempre nos hemos tenido los lazos no se rompen, simplemente cambia la naturaleza de la relación.

J.S.C.: ¿Le atribuye usted el fracaso de su matrimonio a inmadurez?

C.V.: Sí. Eso sumado a la presión de tener que vivir ante la opinión pública una fantasía de cuento de hadas por el pedestal en que nos habían puesto, cuando en realidad teníamos los problemas que tiene cualquier pareja. Estar constantemente en boca de todos hizo que fuera más difícil para nosotros solucionarlos.

J.S.C.: ¿Le hubiera gustado haber tenido un hijo con ella?

C.V.: A mí sí, pero ella no estaba pensando en eso. Este fue uno de los factores determinantes para nuestra separación.

J.S.C.: Pero con su actual esposa, Herlinda, se hizo realidad su sueño.

C.V.: A ella le debo lo más importante que tengo en la vida, que son mis hijos. Ellos son mi mejor creación. Carlos Enrique se sube conmigo a los escenarios y me quiero morir. Jugamos juntos al fútbol y al tenis. Lucía es una princesa y Herlinda ha sido una buena compañera e inmejorable mamá.

J.S.C.: Sin embargo este año ha habido rumores de una posible separación suya.

C.V.: Aunque se ha especulado mucho la verdad es que en los últimos tiempos nuestra relación no está pasando por su mejor momento.

J.S.C.: ¿Se puede preguntar por qué?

C.V.: Prefiero no hablar de eso. Son temas muy difíciles de tratar.

J.S.C.: Se ha llegado a decir que Claudia Elena Vásquez, la protagonista de su video, pudo haber tenido algo que ver en todo eso.

C.V.: Eso es falso. Siempre se piensa que los matrimonios se acaban por una tercera persona cuando en realidad si ésta llega es porque la relación no estaba bien.

J.S.C.: Bueno, hablemos de su concierto. ¿Cómo se explica usted que después de tantos años de carrera es la primera vez que se agotan las boletas tres semanas antes de la fecha? ¿Tendrá esto algo que ver con su Grammy?

C.V.: Yo no creo que sea un reconocimiento a mí personalmente, pienso que es un reconocimiento al nivel al que ha llegado la música colombiana. En cuanto a este concierto, yo creo que su éxito obedece a que refleja el punto al cual ha evolucionado mi música.

J.S.C.: Hablando de música colombiana, a qué se debieron esas declaraciones desobligantes que usted hizo sobre Shakira en el sentido de que tener pasaporte colombiano no significa que uno quiera a Colombia?

C.V.: Fueron mal interpretadas. Yo admiro y respeto mucho a Shakira. Tal vez cometí un error al hablar del pasaporte porque todo el mundo se acuerda del día en que ella, en la entrega de unos premios, mostró el suyo. Por eso pensaron que yo estaba haciendo referencia a ella cuando en realidad no era así. Es más, creo que si ella no hubiera nacido en Barranquilla no sería lo que es hoy.

J.S.C.: ¿Y si usted no hubiera nacido en Santa Marta no sería lo que es hoy?

C.V.: Más que de Santa Marta soy de la provincia. Colombia es toda una gran provincia y mi música es simplemente la expresión de esa cultura.

J.S.C.: ¿Cómo se explica entonces el éxito internacional de una música tan localista?

C.V.: A que la música de la provincia colombiana gusta, no hay que disfrazarla de nada para exportarla. Shakira, Juanes, Aterciopelados, Cabas, yo y otros formamos parte de un movimiento que está aportándole mucho a la música del mundo.

J.S.C.: ¿Como las novelas de Gabo?

C.V.: Sería pretencioso compararme con Gabo, pero la verdad es que las historias de nuestros pueblos parecen muy particulares pero son universales y le llegan a cualquiera. Eso es igual escrito que cantado.

J.S.C.: ¿Qué se siente ser rico y famoso a los 41 años?

C.V.: Para mí las cosas materiales no son lo importante. Si de la noche a la mañana perdiera todo seguiría siendo un hombre feliz. Mi felicidad se deriva de mi música, mi familia y mi tierra. En lo que sí valoro ser muy rico es en tener muchos amigos.

J.S.C.: Pero para algo tiene que servir la fama.

C.V.: Alguna vez, viendo la revista Vanity Fair, leí un artículo sobre los famosos y sus fortunas. Todo se centraba en castillos, palacios, yates, joyas o islas. Me quedé pensando que si yo fuera millonario de todas maneras no se me notaría. Tengo un jeep de segunda pero que anda de primera. Mi casa está en un conjunto residencial normal donde todas las casas son iguales, y así son felices mis hijos siendo iguales a sus vecinos. Y de mi ropa, usted ya la ha descrito varias veces al aire. Yo tengo lo que necesito.

J.S.C.: Ya hablamos de su carrera, ahora háblenos más de usted. Dicen que tiene fama de ser un hombre muy romántico, ¿cuántas veces se ha enamorado?

C.V.: Tres y media.

J.S.C.: ¿Puede dar nombres?

C.V.: Mi novia de toda la vida, Rebe Piñeres, y las dos mujeres con quienes me he casado.

J.S.C.: ¿Y quién es la media?

C.V.: Dejémoslo en tres.

J.S.C.: Ya que le gusta el tres, ¿cuáles son los tres colombianos que más admira?

C.V.: En deportes 'El Pibe' Valderrama, en música José Barros y en política Enrique Peñalosa.

J.S.C.: Y hablando de política, ¿cómo ve el gobierno de Alvaro Uribe?

C.V.: Es el hombre que el país necesita. Creo que nunca he estado más satisfecho con un gobernante de lo que estoy ahora.

J.S.C.: ¿Entonces usted cree que el país tiene arreglo?

C.V.: Mira, obviamente yo no soy un experto en política. Ese no es mi mundo. Opino como un ciudadano del común y no como un politólogo. Sé que falta mucho para que se arregle pero en este momento de mi vida soy una persona muy optimista.