Home

Nación

Artículo

| Foto: Diana Rey

Nación

La Farc en campaña: la dura tarea de intentar llenar una plaza en Bogotá

Después de ser una amenaza para el país, los excombatientes se rebautizan como una alternativa política para Colombia. La ecuación de la paz en la contienda del 2018 por ahora no arroja resultados.

30 de enero de 2018

Sentado en el borde de un andén, justo en la puerta que se habilitó para entrar al lanzamiento de campaña de la Farc, un hombre sostiene dos paquetes de tarjetas que entrega disimuladamente a los asistentes. Jaime Sánchez García, candidato al Senado por Opción Ciudadana, es lo que se alcanza a leer en la propaganda que lleva en una mano. Timo presidente con la fuerza del común, dice en la otra.

En una cancha contigua a la Casa de la Cultura de Ciudad Bolívar el ambiente a primera vista es desolador. Las puertas se abrieron desde las dos de la tarde, pero el público es escaso. Apenas un puñado de periodistas están organizados en dos islas, mientras que los primeros simpatizantes que llegan se repliegan en los extremos donde están las vallas, pero sin acercarse a las que los separan de la tarima. En ese punto no se para nadie, solo ondea una pancarta con el rostro de Simón Trinidad.

Le puede interesar: “La Farc llega para inaugurar una nueva forma de hacer política”: Timochenko

La puesta en marcha del acuerdo de paz, se disolvió en una historia de pequeñas victorias. Tras seis años de negociación en La Habana y un par de reajustes en Colombia, empieza  a tomar forma el espíritu del acuerdo: las balas se cambiaron por los votos. Los fusiles no se imponen, y por el contrario aparecen los argumentos para convencer a una de las tres localidades de Bogotá donde hace más de un año triunfó el ‘No‘. Con 82.046 votos en contra y 68.917 a favor, en una de las zonas que más concentra víctimas del conflicto armado, el nuevo partido libra una batalla por conquistar la opinión y demostrar que los resultados de la ecuación de la paz son beneficiosos.

Foto: Diana Rey / SEMANA

Un policía parado en una terraza, vigila sigilosamente que nada se salga de control, mientras que un grupo de excombatientes requisa a los que están en la entrada. Unos pasos más adelante, las autoridades hacen lo propio y definen quién puede o no entrar. Excombatientes con camisetas blancas estampadas comienzan a llegar. Otro grupo, un poco más cauteloso, espera apoyado atrás de las vallas. No llevan ningún distintivo pero llegaron dispuestos a escuchar. 

"Vaya o no vaya gente, esto va a continuar", comenta una de las candidatas a la Cámara por el partido. La soledad que acompaña su debut en la política sin armas, a más de un excombatiente le despierta ansiedad. El tiempo corre y la cancha se va llenando a cuenta gotas. Los que llegan no quieren figurar y uno tras otro se ubican en la parte de atrás. Faltan contados minutos para que arranque el evento y los asistentes empujados por los animadores por fin comienzan a pasar al frente. 

Más de 400 personas -1.500 según el partido- acompañan a la Farc el día de lanzamiento de su campaña. Simpatizantes, curiosos y nostálgicos de revolución, llegan hasta el sur de Bogotá para escuchar sus propuestas. Y es que su nacimiento en la política legal, dio para todo. Aunque los primeros en llegar fueron decenas de exmilitantes farianos, exguerrilleros y milicianos, que participaron en el congreso fundacional y el megaconcierto que ofrecieron en la Plaza de Bolívar, el espectro se amplia poco a poco. Nadie se quiere matricular, pero no se niegan la posibilidad de ver de primera mano qué está pasando. 

"Vine a conocer las ideas de Timochenko y su proyecto político. Se ve que es un partido sencillo, pobre y no como los tradicionales. Esto es lo que simboliza la gente. No es mi candidato. Mi candidato es Petro", responde Mauricio, quien acompañado de su esposa llegó a conocer a los antiguos comandantes de la exguerrilla. 

Foto: Diana Rey / SEMANA

Aunque hay personas de casi todas las localidades de Bogotá, también se ven simpatizantes del Valle del Cauca, Tolima y diferentes municipios de Cundinamarca. De Sumapaz, por ejemplo, llegó Alejandro Cruz acompañado de unas 50 personas más. Igual como le ocurrió el pasado 1 de septiembre en la Plaza de Bolívar, vino seducido por el recuerdo de Jacobo Arenas dándole clase en la escuela primaria. "Tenía que venir a ver si se empieza a sentir algún cambio. Esta es una alternativa política y hay que escucharlos", argumenta mientras Chucho Nariño, uno de los hombres de confianza del Mono Jojoy, presentaba a Byron Yepez, Iván Márquez, Imelda Daza y Timoleón Jiménez.

"Nos pillamos en Bogotá", les decía el exjefe guerrillero a los hombres que entrenó para rodear la capital. Tenían una misión clara: cercarla y tomarse el poder. Mucha sangre corrió sin que ese objetivo se lograra. Ahora, sin embargo, de civil, parado como presentador del evento el excabecilla de la red urbana Antonio Nariño de las Farc presenta en público los hombres y mujeres que levantarán las banderas del movimiento que nace tras el fin de la lucha armada.

Aunque el mundo asume que este año la campaña será de redes. Desde hace varios días los miembros de la Farc no sólo se volcaron a ese mundo sino también a las calles del país. Durante varias horas, antes del encuentro, Carlos Antonio Lozada y varios candidatos a la Cámara por Bogotá, repartieron panfletos, gritaron consignas y hablaron con la comunidad mientras caminaban por la Carrera Séptima. Sandra Ramírez da fe de la correría que emprendieron. Últimamente no sólo se le ha visto en Tunja y Bogotá reunida con habitantes de diferentes sectores, sino que horas después de que concluyó el evento en Ciudad Bolívar, estaba en Cúcuta socializando la plataforma.

Foto: Diana Rey / SEMANA  

"A la gente de las Farc hay que darles el espacio para que participen en política. Aunque falta todavía el ELN, viéndolos haciendo campaña pueden animarse para subirse al bus de la paz. Esta es gente nueva que aunque tiene una situación jurídica que resolver, no tiene problemas de corrupción", advierte Jorge López. Es hijo de desplazados por la violencia bipartidista. Salió de Salamina (Caldas) y se considera de la "comisión de aplausos del proceso de paz". Desde hace muchos años no va a las urnas, pero cree que es un buen año para volver a votar.

"Me comprometo a encabezar ese gobierno de transición, que genere las condiciones para el nacimiento de una nueva Colombia. Un gobierno que representará por fin los intereses de los pobres de Colombia", afirmó el dirigente del nuevo partido, Timoleón Jiménez, minutos después de subirse a la tarima. Ante una ovación: ‘Timo presidente, vamos por la gente‘, el exjefe guerrillero en un discurso de 25 minutos expuso su plan de Gobierno. La cancha no está llena y aunque por un largo rato se le vio vacía, al final congregó un número significativo de gente el día que las Farc decidieron lanzarse al ruedo.

"Vinimos a escuchar las propuestas. Por curiosidad. En estas épocas todos hacen propuestas maravillosas pero a la hora del té todos ofrecen pero no cumplen. Vinimos sin compromiso", responde Ruth mientras una mujer la afana. El bus que las trajo se está yendo sin ellas. Salió apurada de la cancha y se subió a uno de los seis buses organizados en los costados de la calle 61 sur. A cuatro cuadras más abajo del punto de encuentro.