Home

Nación

Artículo

LA GUERRA CRUDA

Las últimas acciones terroristas del ELN, ponen al país a pensar sobre qué hacer con el grupo guerrillero.

24 de julio de 1989

El ELN pide que se revise la política petrolera del país. El gobierno pide que se revisen las tacticas de la ofensiva militar con el ELN. El presidente de la Andi, Fabio Echeverri, pide que se revise el tratamiento que el gobierno le ha dado a la voladura de oleoductos. Los altos mandos militares piden que se revise el comportamiento de los responsables de la base naval de Coveñas, que debían haber vigilado la terminal del oleoducto volada hace dos semanas. El ministro de Minas, Oscar Mejía, y el presidente de Ecopetrol, Andrés Restrepo, piden que se revise la nómina de esta empresa para sacar a los infiltrados del ELN. La Unión Patriótica le pide al ELN que revise sus métodos terroristas para enfrentar la cuestión petrolera. El contralor Rodolfo González pide que se revise la postura del gobierno frente a las peticiones del ELN de que se revise la política petrolera. Y hasta el M-19 pide que se revise la agenda de las mesas de trabajo con el gobierno y los partidos, para que pueda haber una instancia negociadora que le dé una salida a la crisis.

Aunque todo el mundo parece estar de acuerdo en que en este espinoso asunto hay algo que revisar, lo cierto es que cada quien tiene una visión diferente del problema, y la salida a la crisis generada por la permanente voladura de oleoductos y otras instalaciones petroleras no parece estar muy cerca.
Lo único que no hay que revisar, pues están clarísimas, son las cifras de lo que la guerra antipetrolera del ELN le ha costado al país: cerca de medio millón de barriles derramados y perdidos; casi 400 millones de dólares que se dejaron de percibir por exportaciones, y más de 4.500 millones de pesos en regalías no causadas a la Nación, la intendencia y los municipios de Arauca, desde cuando los hombres del temible cura Manuel Pérez la emprendieron contra el oro negro, al lanzar en diciembre de 1986 su campaña "Despierta Colombia... nos están robando el petróleo".

¿ROBO O NEGOCIO?
Pero, ¿qué es exactamente lo que el ELN llama robo? En términos generales, la exportación del crudo como resultado de los contratos de asociación con las compañias multinacionales. Pero, en términos concretos, hay algunas declaraciones de la dirigencia "elena" que parecen arrojar algunas luces sobre la cuestión. Según la agrupación guerrillera, durante la administracion Betancur, la compañía Occidental (Oxy), asociada de Ecopetrol en la explotación de los pozos de Caño Limón en el Arauca, le vendió a otra petrolera, la Shell, la mitad de su participación en el negocio, en una operación que se tasó en unos 1.000 millones de dólares. El ELN sostiene que la Oxy no gastó más de 200 millones de dólares en los trabajos de exploración y perforación. En un libro recientemente publicado por la escritora marxista chilena Martha Harnecker y titulado "Unidad que multiplica", un dirigente del ELN asegura que esa operación demuestra que hubo "un robo de 800 millones de dólares a cambio de la venta de un recurso natural de alta calidad que pertenece al pueblo colombiano".

Con base en semejante acusación, el ELN aprovechó un Foro Energético realizado en mayo del 87 para exigirle al gobierno del presidente Virgilio Barco que no sólo le cobrara los 800 millones a la Oxy, sino que congelara el precio de la gasolina, que se cobrara un impuesto "social" de un dólar por barril a todas las multinacionales y, como si fuera poco, que estas empresas asumieran el pago de la deuda externa del sector energético. Por último, sugerian que todo este proceso fuera manejado por una junta popular. Si no se satisfacian esas exigencias, decían los dirigentes del ELN, arreciarian los ataques contra el oleoducto.

La respuesta del gobierno fue la única que se podia dar: no. La discusión que se dio entonces era si el ELN no sabia nada, absolutamente nada de economía, o si simplemente no le interesaba y lo único que quería era poner condiciones imposibles para seguir adelante con su loca campaña. Sobra decir que, asumiendo que las cifras del ELN sean ciertas, una cosa es un robo y otra un buen negocio, pues en la industria petrolera el riesgo es un elemento importantisimo, particularmente en la fase exploratoria, en la que a veces se gasta poco y a veces mucho. Lo que la Oxy le vendió a la Shell no podia pues tasarse por la mitad de lo que la petrolera habia invertido en los procesos de exploracion y perforaclón, como en un valor estimado con respecto a las expectativas que el negocio tenia cuando esa venta se produjo.
Pero el desenfoque del ELN va más lejos. Si se aceptara que hubo un robo y que lo hicieron las multinacionales, el hecho es que estarian pagando justos por pecadores, pues hasta ahora las cifras indican que las pérdidas resultan más graves para Ecopetrol y la Nación, que para sus asociadas. Las primeras se quedan con el 60% de la producción diaria (en barriles y regalías) y las segundas con el 40% Y, como en todo negocio, las pérdidas se reparten del mismo modo que las ganancias, o sea que el pais es el que está pagando los platos rotos del problema petrolero. Prueba de ello es que, para evitar que Ecopetrol se en frente a un colapso financiero por cuenta de las pérdidas de petróleo exportable, el gobierno decidió al final de la semana un aumento en los precios de la gasolina de un 9% promedio, dejando perfectamente en claro que la culpa era del ELN.

ANORI, MODELO 89
Aunque las voladuras de oleoductos venian en aumento desde hace varios meses, lo que determinó tan drástica medida fue que el 16 de junio, en un acto de absoluto descaro, los terroristas llegaron hasta el propio terminal del oleoducto en Coveñas y, a 800 metros de la Base Naval que tiene unos 3 mil hombres, dinamitaron la estación de medición y envio ocasionaron pérdidas por más de 2.500 millones de pesos y paralizaron la exportación por lo menos durante tres semanas. En el pasado, el argumento de las autoridades para explicar la escasa respuesta a las voladuras consistia en que era absolutamente imposible controlar los 780 kilómetros que mide el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Ahora, el destituido coronel Alfonso Franco Bedoya, comandante de la Base de Entrenamiento de la Infantería de Marina en Coveñas, afirma que en repetidas ocasiones él le solicitó a Ecopetrol y a las cuatro empresas que operan en la zona, que aumentaran la vigilancia e instalaran sistemas de seguridad adecuados, y que nunca fue atendido porque las petroleras se pasaban la pelota entre ellas sin que ninguna asumiera la responsabilidad.

Sin embargo, esta explicación no le salvó el pellejo al comandante. El propio ministro de la Defensa, general Manuel Jaime Guerrero Paz, consideró que su subalterno no le había puesto el alma al asunto ni le habia parado bolas a un documento que reposa en su escritorio, bautizado con el nombre de "Plan para la defensa del terminal de Coveñas". Pero el que sí parece querer ponerle el alma, la vida y el sombrero a la lucha contra el ELN, es el general Nelson Mejia Henao, comandante del Ejército, quien afirmó que habia que desencadenar una ofensiva total y acabar de una vez por todas con ese grupo. Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo.

SEMANA habló con uno de los militares encargados de realizar la ofensiva total contra el ELN, el general Rafael Padilla Vergara, comandante de la 11 División del Ejército, quien afirmó que aunque se están intensificando los operativos en las zonas de los Santanderes, Sucre, Cesar, Arauca, Antioquia y Boyacá, no se puede pensar en acabar, de un día para otro, con el ELN. "Se trata--dijo el general--de una organización que en la zona que nosotros controlamos puede llegar a tener unos mil hombres y aun cuando el armamento que posee no es que sea diferente al del Ejército, si cuentan con un elemento nuevo: el de los millones que posee esta organización. Si antes las bases de apoyo lo eran en gracia a una posición ideológica, el liderazgo de hoy en día se debe básicamente a que los guerrilleros reparten dinero a manos llenas. Les dan dinero a los campesinos para poner tiendas, para que compren cosas.
Y a esto habría que anadir que la justicia misma no hace mayor cosa por apoyar nuestra lucha. En días pasados, capturamos en Cúcuta a Segismundo Herrera Lizcano, jefe de un frente, y el juez segundo superior ordenó su excarcelación". Sin embargo, el comandante Padilla Vergara está optimista, y anota que en los últimos dias capturaron a los integrantes del Frente Libardo Mora Toro, uno de los más importantes, y en este momento todos sus integrantes están en la cárcel en Cúcuta.

La última vez que se vivió una manifestación en este sentido fue hace 16 años, cuando el general Ramón Arturo Rincón Quiñónez, comandante operativo diez en el Magdalena Medio, llevó a cabo la llamada "Operación Anori", que terminó con la vida de 33 guerrilleros y con medio centenar de capturados. Entre los muertos se encontraron Manuel y Antonio Vásquez Castaño, los fundadores, con su hermano Fabio, del ELN. Cinco años después, sin embargo, el propio general Rincón se sumó a la lista de victimas, al morir asesinado en las calles de Bogotá, por un comando urbano del ELN.

En fin, este grupo que después de Anori fue declarado clinicamente muerto y que resucitó a principios de la década gracias al generoso pago de la vacuna petrolera por parte de algunas multinacionales, está hoy mucho más vivo que cuando el general Rincón le hizo frente. Tan vivo que ahora, además de las acciones contra la industria petrolera, amenaza con hacer blanco en otros centros de producción minera, como el carbón y el oro. La situación exige, sin duda, una ofensiva contraguerrillera sin precedentes, ya que el diálogo parece una opción imposible con un grupo que en una carta dirigida al ex presidente Alfonso López hace algunos meses decia: "Usted y el país saben que nosotros hemos sido más bien parcos en el hablar y prolíficos en la acción".
Eso, ser prolíficas en la acción y parcas en el hablar, es quizá lo que le toca ahora a las autoridades para que los 1.500 hombres que conforman el ELN dejen de poner en jaque a 28 millones de colombianos.-