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De izquierda a derecha: Katia Pinto, Rita Fonseca, levantamiento del cadáver de Karen Povea, en Rioacha, Guajira.

VIOLENCIA

Un trágico mes de las madres en La Guajira

El panorama de impunidad en el país no es alentador, tragedias y escándalos marcan el mes de las madres en ese departamento.

20 de mayo de 2014

El departamento de La Guajira se estremeció el pasado 7 de mayo cuando las autoridades encontraron el cuerpo de Karen Povea, de 20 años, junto con el de su hijo de 4 meses en un área rural de Riohacha. La joven tenía un impacto de bala en el cráneo, mientras que el menor estaba a unos metros de ella dentro de un arroyo con golpes en la cabeza.

El principal sospechoso, Enrique David Borrego Dávila, quien era pareja de Povea, actualmente estaría en Venezuela huyendo de las autoridades, afirman fuentes extraoficiales, mientras que en Colombia lo espera una orden de captura emitida por la Fiscalía.


Levantamiento del cadáver de Karen Povea y su hijo de 4 meses, en Rioacha, Guajira. Foto: archivo particular.
Al día siguiente –y opacada por la noticia del asistente del concejal bogotano Marco Fidel Ramírez quien habría agredido a su novia–, Luis Sierra, un operador de maquinaria pesada en El Cerrejón, fue denunciado porque habría golpeado a su pareja, Rita Fonseca, en el municipio de Papayal, Guajira.

Aunque la mujer no se ha pronunciado al respecto, su hermana Sixta Fonseca asegura que Rita “se hizo la muerta para que él le dejara de pegar con el cable del celular. También le dio patadas en las costillas y en el ano. Después, (Luis) llegó a la casa de nosotros y nos dijo: ‘Le pegué a Rita porque le vi unas conversaciones en el celular con otros hombres. Búsquenla si está viva porque la contramaté y, si quedó viva, la tienen que matar’. El niño mayor vio todo”.

Sixta asegura que, aunque el hombre había ingerido licor, su comportamiento era el habitual. “Esa noche se había tomado cuatro cervezas... pero no parecía borracho. Después de que él se fue de la casa, ella salió a gritar por la ventana, el hijo de la vecina la oyó y la bajó cargada”.

El hermano de Rita, Leoncio Fonseca, fue quien presentó la denuncia contra Sierra porque él y su familia no quieren que el caso permanezca impune. “En la madrugada, cuando llegaron a la casa, comenzaron a discutir y él la golpeó de manera salvaje, por eso lo denunciamos”, le dijo a un diario local y agregó que Rita estuvo hospitalizada durante cuatro días tras el incidente.

El familiar también afirmó que su hermana fue diagnosticada con tres costillas fracturadas, “lesiones internas” y contusiones generalizadas.


Izquierda: Luis Alfredo Sierra (izq.) y Rita Fonseca (der.). Derecha: Rita Fonseca hospitalizada. Fotos: archivo particular.
La hermana de Rita agrega que ahora el problema es judicial, ya que aun tras la denuncia que presentaron por tentativa de homicidio, no hay una orden de captura contra el hombre. “Él está trabajando normalmente en El Cerrejón, anda por la calle muy tranquilo”, asegura.

Además, señala que ahora desconoce el paradero de la pareja: “Rita viene siendo maltratada desde hace nueve años... y ahora está desaparecida. No responde el teléfono. Nosotros la estábamos cuidando después de que salió del hospital, pero nos dijo que nos preocupáramos porque los niños estudiaran... y no sabemos más nada”

Según Fabrina Acosta, psicóloga y coordinadora de relaciones interinstitucionales de la Secretaria de la Mujer y Equidad del Atlántico, esto se debe a que hay elementos culturales y sociales que fomentan estos comportamientos en su departamento natal.

“Los funcionarios de Cerrejón están endiosados y tienen una imagen que los ayuda. Son como una ‘élite’, entonces las esposas prefieren la estabilidad económica. La empresa no es responsable de lo que hacen sus empleados, pero sí debe hacer una intervención y un acompañamiento psicosocial. Esta es una patología violenta que no se arregla con charlas. Es un proceso que requiere atención en salud mental”, asegura.


Las lesiones habrían sido provocadas con patadas y un cable. Fotos: cortesía.
¿Violencia o “venganza”?


Carlos Darwin Baleta, concejal de Villanueva, La Guajira, protagoniza un escándalo que ha sido registrado en múltiples medios de comunicación de su departamento luego de que su ahora expareja, Katia Pinto, lo denunciara por presuntamente haberla golpeado en dos ocasiones.

Ambos aseguran que el caso se encuentra en manos de la Comisaria de Familia: “Tenemos una audiencia el 21 (de mayo)”, afirma Pinto. Asimismo, la mujer se presentó a Medicina Legal donde dice que no le dieron incapacidad.

Según el diario El País Vallenato, la mujer perdió el conocimiento “producto de una pedrada en el cuello que le dio su marido”, quien, además, habría continuado “agrediéndola en el suelo”. Sin embargo, Pinto le dijo a Semana.com que sí recibió “la pedrada, pero estuve consciente todo el tiempo”.

Por su parte, el cabildante rechaza todas las acusaciones de Pinto y asegura a varios medios de comunicación, incluido este, que el contacto consistió en “un forcejeo”, pero no hubo golpes.

“De ninguna manera”, dice el concejal. “Yo mismo llamé a la Policía. Ella decía que me iba a perjudicar de cualquier manera para que me quitaran la credencial y dejarme como un zapato a nivel nacional”.

También agrega: “Lo mío fue una discusión como sucede en cualquier familia en el país. Cansado de los abusos verbales de la señora Katia, terminé la relación y ella decide decir que fue maltrato como venganza en mi contra”.


Foto de Katia Pinto en un diario local sosteniendo la denuncia contra su expareja. Foto: cortesía.
Baleta asegura que la relación terminó debido a los celos de su pareja. “Ella quería tenerme sin amistades y que no me viera nadie en la calle. Yo no puedo (hacer eso) porque soy una persona pública. La gente confunde ambos casos y creen que mi esposa es la (mujer agredida) de Papayal. No me estoy haciendo la víctima. Los vecinos saben qué tipo de persona es ella”, señaló.

Por otro lado, el concejal señala que el maltrato provenía de su expareja, con quien tiene un hijo de 5 meses. “Le dije al teniente de Policía que ella decía que yo la había golpeado y (le pedí) que le mirara la cara porque no tenía nada… Ella está rabiosa porque tomé la decisión por el estrés de sus celos... Se metía en mi Facebook y les escribía mensajes a otras mujeres, cosas groseras como si fuera yo. Me obligaba a darle las contraseñas de los correos...”, expresó Baleta.

La impunidad reina

Según la psicóloga Acosta, el panorama de la violencia intrafamiliar y contra la mujer en su departamento natal es malo: la impunidad reina y es alentada por las instituciones.

“Están el machismo, el letargo y la indiferencia institucional. Los políticos dicen que sí les importa el tema de la mujer: cuando hay una tragedia hacen caminatas, etcétera., pero hay impunidad y no hay visibilización”, señala.

Acosta también dice que si el panorama de la impunidad es desalentador en todo el país, en La Guajira no da tregua.

“Si en Barranquilla, que hay Secretaría de la Mujer, a veces hay impunidad, mucho más en La Guajira. He conocido casos en los que el fiscal es compadre, familiar o amigo del agresor y (el caso) queda impune. También, a veces, los funcionarios son maltratadores y dejan pasar estos casos; o está la cultura del ‘ella se lo buscó’, como en los llamados ‘crímenes pasionales’, que justifican los celos del hombre. El tema de la mujer no está incluido en la agenda política ni en la pública” de la región, concluye.