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| Foto: Cortesía/El Universal

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La inseguridad mató a una juez en Barranquilla

El asesinato de la Juez Sexta Laboral del Circuito de la capital de Atlántico, Margarita De Las Salas, sólo se puede atribuir al clima de inseguridad que se vive en la ciudad.

10 de junio de 2011

Desconcierto y dolor, son los sentimientos que embargan a los miembros de la Rama Judicial del Atlántico por el asesinato de la Juez Sexta Laboral del Circuito, Margarita De las Salas Bacca, en hechos ocurridos el jueves a las 7:15 de la noche a la entrada del parqueadero de su edificio cuando un atracador los encañonó, a ella y a su hermano Rodolfo, exigiéndoles que le entregaran el dinero que llevaban. La juez le dijo que no llevaban mucho dinero y le entregó el bolso, pero el criminal disparó hiriéndola a la altura del cuello.
 
Malherida, su esposo Gabriel Mejía y su cuñado, la llevaron a la clínica más cercana, la Reina Catalina, donde falleció una hora después de que los médicos intentaran salvarle la vida. La bala había perforado una arteria provocando pérdida de sangre. Margarita De las Salas Bacca tenía 54 años, venticinco de los cuales los había dedicado a la rama judicial como juez municipal desde el año 1979.
 
Estudió derecho en la Universidad del Atlántico, institución de la que egresó y fue designada Juez Promiscua Municipal de Suán, al sur del departamento, cargo en el que permaneció hasta comienzos de los años 90. Posteriormente fue trasladada a Malambo, donde también se desempeñó como juez promiscua y en el año 2009 fue nombrada Juez Civil del Circuito de Barranquilla. Desde hace 14 meses había sido encargada del Juzgado Sexto Laboral del Circuito.
 
Sus compañeros del juzgado la describen como una mujer dedicada a su trabajo y a su hogar, pacífica, pulcra, transparente y estudiosa. En la actualidad, a sus 54 años de edad, estaba terminando una maestría en derecho procesal y era una juez de carrera muy apreciada y respetada. El secretario del juzgado, Francisco Molinares, la define como una mujer centrada en su trabajo, que en ocasiones se quedaba a almorzar en el despacho para avanzar en la sustanciación de las decisiones y fallos que debía dictar. ‘Era una mujer que solucionaba problemas, responsable y jovial’.
 
Ayer, como de costumbre, salió después de las 6:30 p.m. del edificio Lara Bonilla, donde funcionan los Juzgados. La recogió su hermano Rodolfo, fueron hasta el centro comercial Buenavista donde hicieron unas compras para festejarle el cumpleaños a su madre hoy viernes y alrededor de las 7:30 llegaron al edificio El Manglar, ubicado en la carrera 42C No. 84 – 89, donde fue herida de muerte por el atracador, que según fuentes judiciales podría pertenecer a una banda de fleteros.
 
Clima de inseguridad
El juez Samuel Bocanegra, coordinador del Centro de Servicios Judiciales del Sistema Penal Acusatorio, quien ejerce como juez de control de garantías, y quien conoció a Margarita De las Salas en el año 1979, cuando asumió el cargo de alcalde de Suán ante la entonces juez promiscua, dice que crearon entonces un comité para desarrollar actividades sociales, al que además de ellos dos, pertenecían también el cura y el comandante de policía. Bocanegra sostiene que lo ocurrido está relacionado con el clima de inseguridad que se vive en la ciudad, donde las bandas delincuenciales atracan mediante la modalidad de fleteo.
 
Ayer a la misma hora y aunque no ha trascendido, atracaron al jefe de seguridad del centro de servicios judiciales de la Rama Judicial, despojándolo de sus pertenencias, como celular y billetera. Las personas cercanas a la juez dicen que por su mismo temperamento amable y conciliador, la juez de las Salas, era una persona sin enemistades personales o profesionales. En su despacho no hay procesos que implicaran un riesgo o inseguridad para su vida.
 
En el edificio Lara Bonilla sus compañeros de la Rama Judicial le celebraron una misa. El padre en el oficio religioso, se refirió al malestar que produce un homicidio como el de la juez, en donde muere no sólo una funcionaria judicial dedicada, responsable y honesta, también muere una madre, una amiga, una hija, una esposa, una mujer que supo vivir, pero que un homicidio como este produce mucho malestar en la sociedad porque una juez simboliza la majestad de la justicia, pero también simboliza todas las demás funciones que desempeña por su naturaleza de madre, hija y esposa.
 
De su unión con Gabriel Mejía terrazas, queda una hija de 16 años, Andrea Carolina. Le sobreviven su madre y cuatro hermanos. Las investigaciones judiciales apuntan a que el homicidio fue cometido por una banda de fleteros ya identificada y lo que sería más grave, de acuerdo con las presunciones iniciales, por criminales que fueron dejados en libertad por jueces de control de garantías que no habrían encontrado razones para mantenerlos detenidos porque los pruebas eran insuficientes.