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La madriguera

Jamás en la historia de Colombia se habían reunido tantos pesos pesados del delito como los que hay hoy en La Modelo.

19 de julio de 1993

La madriguera
NUNCA ANTES UN GRUPO tan selecto y de tan peligrosos delincuentes había estado reunido en tan pocos metros cuadrados.
No tanto porque en el pasado no los hubiera habido de ese calibre en el país, sino porque la impunidad había impedido mantenerlos tras las rejas. Esta curiosa situación se ha generado por la sumatoria de una serie de circunstancias: el traslado de los principales lugartenientes de la organización del cartel de Medellín, la captura de importantes cabecillas de los grupos subversivos y los golpes que se le han dado a la estructura del terrorismo. Son en total 23 delincuentes, considerados como los presos más peligrosos del país, recluidos en un edificio de cuatro pisos, más conocido como el pabellón de maxima seguridad de la cárcel de La Modelo.
Allí comparten su vida, juntos pero no revueltos, subversivos, narcotraficantes y terroristas. Y a pesar de que en un momento dado militaron en bandos opuestos, todas las diferencias parecen haber quedado atrás. El primer grupo lo conforman Francisco Galán, el tercer hombre en el mando del ELN y quien fue detenido en diciembre del año pasado. La siguiente celda está ocupada por Humberto Javier Callejas, quien era el segundo comandante del grupo subversivo de Francisco Caraballo, la facción disidente del EPL conocida por sanguinaria. Fue detenido en enero de 1993 en la Costa Atlántica. Otro jefe guerrillero que hoy se encuentra detenido en el pabellón de máxima seguridad de La Modelo es Luís José Meneses Reyes, alias Jerónimo, comandante del frente capitán Parmenio, el mismo que sembró el terror sin límites en San Vicente y El Carmen de Chucurí. Fue capturado en febrero de 1993. Y para completar el grupo de los cabecillas de la subversión está Fernando Fortich, uno de los principales comandantes del ELN en la Costa Atlántica.
Todos estos jefes guerrilleros fueron ubicados en el piso tercero del pabellón de máxima seguridad de La Modelo. Comparten su presidio con cuatro de los autores de la masacre de Caloto, donde fueron asesinados 25 indígenas en la finca el Nilo, el 17 de febrero de 1991.

PISOS DE LOS NARCOS
En los pisos segundo y cuarto están recluidos los narcotraficantes de Medellín y Cali, y ocho terroristas. En el pabelllón del piso segundo se encuentra Iván Urdinola, uno de los principales narcotraficantes del norte del Valle y quién está pagando una condena de cuatro años y medio, después de haber negociado su pena con la Fiscalía General de la Nación. Comparte el pabellón con Humberto de Jesús Laverde Muñoz, sindicado por las autoridades de ser uno de los terroristas que participó en la voladura del avión de Avianca ocurrida en noviembre de 1989. Dos celdas de por medio se encuentra Fredy Orlando Márquez Lozano, sindicado por las autoridades de participar en el atentado dinamitero contra el edificio del DAS en 1989. La siguiente celda la ocupa el capitán del Ejército Alvaro Uscátequi Ramírez, quien en diciembre de 1990, junto con otro oficial, se robó 19 millones de dólares de una caleta que fue hallada en una propiedad de Gonzalo Rodríguez Gacha, "El Mexicano". También está sindicado de haber ordenado el asesinato de un estudiante de la Universidad Javeriana por mantener una relación amorosa con su esposa. Y el último recluso de este piso es Emilio Muñóz Mosquera, hermano de Dan Denys Muñóz, la Quica, y un ex oficial de la Fuerza Aerea Colombiana. Muñóz está vinculado en una red de terroristas que participaron en el atentado al general Miguel Maza Márquez en noviembre de 1989. El último piso -el cuarto- del pabellón de máxima seguridad de La Modelo está ocupado por miembros del cartel de Medellín. Los primeros en ocupar estas celdas fueron los integrantes de la organización de Los Tomates. Allí se hallan recluidos Juan David Rossi, quien se sometió a la justicia en enero de 1993. Y Juan Diego Arcila, acusado de ser uno de los jefes del ala terrorista del cartel de Medellín. Los inquilinos más recientes del piso cuarto son dos lugartenientes de Pablo Escobar. Ambos fueron trasladados de la cárcel de Itagü. Uno es Otoniel de Jesús Gonzalez Franco, alias Otto, llevado a La Modelo el pasado 2 de mayo. Después de una requisa hecha por el Bloque de Busqueda en la penitenciaría de Itagüí se encontró en la celda de Otto un teléfono celular. Las autoridades señalaron que estos equipos eran utilizados por el recluso para comunicarse con Pablo Escobar.
El último traslado a La Modelo ordenado por la Fiscalía, fue el de John Jairo Velásquez Vásquez alias Popeye. Este ocurrió el domingo 13 de junio, cuando en una nueva requisa realizada por el Bloque de Busqueda se le encontró un biper en su celda.

UN DIA EN LA MODELO
Con reclusos de esta categoría la única salida que encontraron las autoridades para evitar que esta cárcel se convierta en un polvoríun, fue el diseño de un dispositivo de máxima seguridad para evitar una fuga o un atentado. Pero el problema de fondo en este aspecto, es el manejo de un grupo de presos tan disímil como el que allí se encuentra recluido. Pues para nadie es un secreto la rivalidad entre las organizaciones de Cali y Medellín.
Como tampoco lo es la relación entre guerrilla y narcotráfico.
Como soldado advertido no muere en guerra, el director de Prisiones, el coronel Gustavo Socha Salamanca, no ha querido dejar cabo suelto en cuanto a seguridad se refiere. Se estableció un régimen especial para el pabellón de máxima seguridad. Entre las medidas tomadas, se reforzó la guardia interna. Cien guardianes en tres turnos tienen la responsabilidad de la vigilancia. Estan apoyados con un circuito cerrado de televisión con cámaras de video distribuidas en todos los pasillos. Se instaló un equipo de rayos X y un detector de metales en la puerta de ingreso del pabellón para hacer mas efectivas las requisas de los visitantes. Quienes quieran visitar a los reclusos -sólo el día domingo- tienen que someterse a un procedimiento minucioso de investigación que va desde la expedición del pasado judicial hasta la boleta de permiso elaborados con sellos de seguridad.
Como La Modelo es una de la cárceles más pobladas del país -allí están recluidos 2.300 presos- se decidió realizar un estudio de las hojas de vida y de los antecedentes penales de cada uno de los reclusos para establecer si existe algún nexo con las personas que están recluidas en el pabellón de máxima seguridad. En cuanto a las actividades diarias de los detenidos se estableció que para las horas de sol como las labores de talleres, culturales y deportivas -que se realizan en el primer piso-se establecieron varios turnos. Cada piso tiene un horario distinto con el fín de evitar que se mezclen detenidos de pisos diferentes. La seguridad exterior de la cárcel se le encomendó al Ejército. En los próximos días se realizará un censo poblacional para saber quién es quién en este sector de la capital del país. Con el fín de evitar el ingreso de alimentos y de personas extrañas al pabellón, se estableció que en cada piso los detenidos dispondrán de una cocina para preparar sus propios alimentos.
Pero la vida al interior del pabellón de máxima seguridad no es tan candente y tensa. SEMANA ingresó a los cuatro pisos y comprobó que los días transcurren con relativa normalidad. Los detenidos de la guerrilla son quienes mandan la parada. El que más se hace sentir es Francisco Galán. Las reaciones entre la gente de la organización de Medellín y el norte del Valle, son muy buenas. Aunque están en pisos diferentes -segundo y cuarto-todos coinciden en afirmar que allí no hay problemas. "Todo va bien, no hay nada que temer. Hemos hablado con Urdinola y el hombre es muy completo", señaló a SEMANA Otoniel González, alias Otto. -