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Los integrantes de la Filarmónica en el terreno donde quedará su nueva sede.

CULTURA

La nueva sede de la Filarmónica de Bogotá

Casi 50 años después de su fundación, la Orquesta Filarmónica de Bogotá tendrá su sede en el complejo deportivo El Campín.

27 de septiembre de 2014

La Orquesta Filarmónica de Bogotá es considerada una de las más importantes de América Latina y aún se recuerda con orgullo cuando, en 2008, recibió en Houston el Grammy Latino a Mejor álbum instrumental por su trabajo 40 años.  Pero como toda orquesta que se respete, la bogotana debía tener una sede para ensayar continuamente y realizar presentaciones. 

Este problema, que ha tenido desde su creación, podría empezar a solucionarse ahora y concretarse en su cumpleaños número 50. De hecho, a comienzos de agosto el alcalde Gustavo Petro le dio a sus integrantes la noticia que más esperaban: su sede será construida en el complejo deportivo El Campín. 
Después de varias reuniones el Distrito decidió que el terreno de cerca de 10.000 metros cuadrados frente al coliseo el Campín, es el sitio adecuado para erigir el claustro cultural que servirá de casa a esa importante orquesta de música culta. Hace unos días se firmó el convenio interadministrativo que le otorga sin ningún costo la tenencia de ese terreno. Según David García, director de la Filarmónica de Bogotá, “ya empezamos los estudios previos y de diseño. En unos seis meses esperamos tenerlos listos y  si se logra entregar la construcción en tres años, coincidiría con nuestros 50 años”.

Pero la travesía para llegar a este punto no fue nada fácil. Entre 1968 y 1982 la orquesta pasó por lo menos por cinco posibles sedes, hasta que en 1982 desembarcó en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional. Allí, por fin encontraron un espacio adecuado para ensayar y lo más importante, una acústica perfecta para sus conciertos.

Esa ha sido su casa hasta el momento. En estos 20 años la Filarmónica se acostumbró a salir corriendo con sus instrumentos cuando había protestas en la universidad, aunque aseguran que nunca han tenido inconvenientes y que los estudiantes sienten respeto por ellos y su trabajo. Aun cuando decidieron instaurar su tradicional concierto de cuatro de la tarde el sábado, el día más tranquilo en la universidad, los cierres de la Nacional, los paros y las protestas se convirtieron en un problema para ensayar y realizar presentaciones.

Aunque los diseños solo se entregarán hacia febrero o marzo de 2015, los responsables de la Filarmónica tienen claro que  muchas de sus dificultades se solucionarán. Su auditorio debe tener entre 1.800 y 2.000 sillas, una réplica de la sala principal en otro nivel para ensayar mientras el auditorio central se utiliza para otros eventos y pequeñas salas en las que trabajarán las bandas filarmónicas juveniles conformadas desde el año pasado. También habrá aulas de clase para el Coro Filarmónico Infantil, integrado por algunos de los 8.100 niños de 17 colegios de Bogotá con los cuales trabajan.

Aunque se trasladen y por fin tengan su sede, Raúl García, fundador de la Filarmónica, asegura que el tradicional concierto del sábado en la universidad Nacional no se acabará. “Un día la Universidad nos pidió el auditorio León de Greiff y tuvimos que trasladarnos al Teatro Colón. En la noche los estudiantes llegaron, interrumpieron el concierto y gritaron: ‘Filarmónica vuelvan a su casa’. Desde ese día me comprometí a que la Universidad Nacional seguiría siendo la segunda casa de la Filarmónica”.