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ELECcIONES

La Paca y el embolador

SEMANA explica porqué La Paca Zuleta no salió elegida mientras que sí lo logró el polémico concejal Luis Eduardo Díaz, con muchos menos votos.

3 de noviembre de 2003

A las 4 de la tarde del domingo 26 de octubre las sirenas de Policía anunciaron el cierre de la votación para elegir autoridades locales. En ese momento dos candidatos al Concejo empezaron a hacer cuentas. En el norte de Bogotá la ex viceministra de Justicia María Margarita La Paca Zuleta celebraba con sus amigos del Nuevo Partido cada vez que la Registraduría daba un nuevo boletín. Sus votos eran miles y miles. Mientras tanto, en el sur, el candidato lustrabotas, Luis Eduardo Díaz, hacía fuerza con sus compañeros del movimiento Dejen jugar al Moreno. Su votación apenas se registraba en los comunicados y se preveía muy baja. Al final, cuando se escrutó el ciento por ciento de las mesas, La Paca obtuvo 17.253 votos y el embolador apenas 1.393. Con estos resultados cualquiera pensaría que la ex viceministra había sido elegida y que Díaz había sido derrotado. Pero sucedió todo lo contrario. A pesar de su alta votación La Paca se quedó sin curul, mientras que el polémico candidato salió elegido.

¿Por qué ocurrió esto? Porque en la reforma política los congresistas decidieron establecer reglas electorales que estimularan la unión de los movimientos y castigaran la dispersión de candidatos. Para eso adoptaron un sistema que impone un 'umbral' o número mínimo de votos que debe sacar una lista para poder participar en la repartición de curules. Si una lista no logra este mínimo no puede tenerlas. Esto es independiente de cuántos votos saquen cada uno de los candidatos de las listas en el caso de las de voto preferente. Para las elecciones de concejos y asambleas el umbral es la mitad del número total de votos dividido por el número de curules a repartir. Esta fue la regla que hundió a La Paca y salvó a Díaz.

Cuando a la ex viceministra le ofrecieron hacer parte de las listas fuertes para el Concejo ella dijo que no. Como era la estrella del momento prefirió lanzarse sola por el Nuevo Partido e incluyó en su lista a amigos suyos que no tenían votos. Por su parte el lustrabotas, a sabiendas de que no era fuerte electoralmente, se inscribió de segundo en la lista del hermano del senador Carlos Moreno de Caro, todo un barón electoral en Bogotá. El total de votos de una lista equivale a la suma de las votaciones individuales de sus miembros. Por eso, aunque el embolador sacó muy pocos votos, los otros candidatos subieron la votación de la lista a 49.597 votos. Y en el caso de La Paca la cosa fue al revés. Aunque ella sacó muchos votos sus compañeros de lista no aportaron para el resultado final, que fue de 17.253 sufragios. Con esos totales se aplicó la regla del umbral que finalmente quedó cercano a los 19.300 votos. Por lo tanto a la lista de La Paca no le alcanzó mientras que a la de Díaz sí.

Cuando al final se supo qué listas pasaron el umbral se repartieron las curules según otra regla nueva de la reforma política: la de la cifra repartidora. El embolador participó en la repartición y terminó con curul. La Paca, por su parte, debió resignarse a ver cómo la democracia la dejaba por fuera del juego electoral. Otra vez será.