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LA "PAPA CALIENTE"

En la Comisión Primera del Senado, nadie sabe qué hacer con el proyecto de ley que tumba el Tratado de Extradición

29 de diciembre de 1986

¿Qué va a pasar con el proyecto de ley contra el Tratado de Extradición propuesto por el senador Jorge Elías Nader?", preguntó el reportero de SEMANA a un miembro de la Comisión Primera del Senado.
"Yo no quiero hablar de eso", respondió inmediatamente y en voz baja el senador, después de voltear la cabeza y mirar para lado y lado, como si temiera ser escuchado. "Eso es muy delicado", dijo mientras prácticamente se le escabullía al periodista.

No fue el único miembro de la Comisión Primera que reaccionó de ese modo ante la pregunta. Casi todos se las arreglaron, de las más diversas formas, para evadir el tema. Algunos quisieron incluso darle consejos al reportero: "No se meta con esa vaina que de todos modos no va a pasar". "No revuelva el avispero", le rogó otro. "Deje esa cosa quieta, que el palo no está para cucharas", respondió uno más.
Poco a poco y después de mucha insistencia, los senadores comenzaron a bajar la guardia y aceptaron hablar, no sin antes exigir al periodista que, bajo la gravedad de juramento, se comprometiera a mantener sus nombres en reserva. El primero quiso presentarse como realista: "Yo no sé mucho del intríngulis jurídico del asunto, pero si no revisan ese tratado, no va a parar el chorro de sangre en este país".

Y en eso están de acuerdo algunos, que sostienen que esa es la verdadera intención de la propuesta del senador Nader. Otros afirman que "no es necesario ser amigo de la mafia para darse cuenta de que ese tratado es inhumano, no es necesario estar amenazado para aceptar que la propuesta debe discutirse en forma normal".

Normal. Esa es precisamente la palabra que no parece existir en esta discusion. Nunca antes en la historia del Congreso colombiano, un proyecto de ley había planteado esta alternativa: aprobarlo significa hacerle el juego a la mafia y no hacerlo, volverse su enemigo. Días después de haber sido presentado por el senador Nader, el ex gobernador de Sucre Libardo López Gómez se vino lanza en ristre contra Nader, acusándolo de estar correspondiendo los favores de un supuesto narcotraficante llamado César Cure. Sin embargo, las acusaciones en este sentido fueron devueltas por Nader inmediatamente, y al parecer las cosas se quedaron de ese tamaño.

EL ENTUERTO DE LAS PRIMERAS
Las especulaciones sobre lo que puede haber detrás de la propuesta de Nader no se han quedado en las llanuras de la Costa. En los salones del Congreso ya circulaban libremente desde antes de que Libardo López saltara al ruedo. Desde cuando se conformaron las comisiones primeras de Senado y Cámara, se rumoraba que algunos oficialistas estaban dispuestos a presentar un proyecto contra el Tratado de Extradición. Y se rumoraba también que los galanistas habían buscado dar el golpe de la Comisión Primera de la Cámara con el fin de detenerlos. Sin embargo, esto no era más que puras cábalas sin demasiado sustento real, pues la verdad es que el Nuevo Liberalismo nunca llevó a cabo ese análisis, y la toma de la Comisión Primera en cabeza del representante Alberto Villamizar fue una jugada destinada exclusivamente a comenzar a recuperar el terreno perdido frente al oficialismo tras las elecciones de este año, jugada en la cual actuó de común acuerdo con el conservatismo.

Todas estas especulaciones se acrecentaron después del atentado contra Villamizar, a mediados de octubre. Y cobraron forma más concreta al conocerse los primeros resultados de la investigación del caso, que parecían apuntar contra la mafia de Medellín.
Pues si bien Villamizar no llegó a la presidencia de la Primera con el fin de detener ningún proyecto, su presencia sí puede resultar molesta para algunos.

Sin embargo, el hecho es que por ahora el proyecto no ha hecho tránsito a Cámara y el problemita lo tienen los miembros de la Comisión Primera del Senado. Allí reina la tensión, los nervios y la guerra de rumores sigue adueñada del ambiente. Al final de la semana, las opiniones sobre lo que pasaría finalmente con el proyecto estaban divididas. "Martinez Simahan va a darle ponencia favorable para que no lo maten", aseguraban unos con gran suficiencia. "Martínez no puede pasar esa vaina porque sería su muerte política. Y además, eso es inconstitucional", planteaban otros.
"El proyecto ya está muerto. Martinez lo va a guardar en un cajón y terminará muriéndose por abandono", decía un tercero.

Pero Martínez, quien recibió del presidente de la Comisión, Alberto Santofimio, el encargo de la ponencia, después de que el senador liberal de Bolívar, David Turbay Turbay, la rechazara alegando que su presencia en la Comisión de Relaciones Exteriores lo inhibía, afirmó a SEMANA: "La semana que viene presentaré la ponencia. Antes no había podido hacerlo porque estaba encargado de dar curso a otras dos que me habían asignado con anterioridad".

Y DESPUES DE LA PONENCIA ¿QUE?
Independientemente de lo que plantee el senador Martinez en su ponencia, la pregunta es qué va a pasar una vez lo haga. Si la ponencia es favorable, vendrán protestas y editoriales de El Espectador y otros medios. Si no lo es, Martínez aparecerá como un valiente, pero se estará jugando ya no su carrera política, sino su vida. Por eso, algunos creen que el senador pastranista estará buscando una fórmula constitucional dentro de la cual pueda, de algún modo, lavarse las manos.

Lo que queda claro, es que en Colombia, hoy en día, no es posible abrir una discusión sobre el Tratado de Extradición. Cualquier posición que se asuma frente a él, significa quemarse, en sentido real o en sentido figurado. Es posible que sean muchos los colombianos que tengan la convicción de que el tratado no es conveniente políticamente, o que lesiona la soberanía nacional, o que incluso viola derechos fundamentales. Pero a la vez, en el terreno no de los conceptos sino de los hechos, lo cierto es que muchos piensan también que el tratado es la única forma de que la sociedad se defienda de una mafia contra la cual los cauces jurídicos tradicionales nada han podido hasta ahora, y que, como si fuera poco, ca da vez se muestra más agresiva y sanguinaria.

Y mientras esta discusión sigue sin poder darse, continúa también el riesgo de que, incluso si el actual proyecto muere, alguien vuelve a repetir la pirueta y le suelte a una de las comisiones primeras la "papa caliente" de un proyecto contra el Tratado de Extradición . --