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“A las primeras personas a quienes les conté fue a monseñor Rubén Salazar, al ministro Pinzón y a los comandantes de las fuerzas armadas. A Tutina le conté hace unas dos semanas” | Foto: Juan Carlos Sierra

ENTREVISTA

"La paz es más importante que mi reelección"

El presidente Santos dialoga con SEMANA sobre los antecedentes y expectativas del proceso de paz.

8 de septiembre de 2012

SEMANA: ¿Presidente, cuéntenos cuándo pensó por primera vez que se podía negociar la paz en Colombia?

JUAN MANUEL SANTOS:
Ese es el resultado de dos experiencias que yo he tenido en la vida. Mi experiencia en la Federación Nacional de Cafeteros donde aprendí el arte de negociar y mi experiencia como ministro de Defensa donde viví de primera mano el costo humano de la guerra.

SEMANA: ¿Cómo aprendió a negociar?

J.M.S.:
Mi primer cargo en la vida, cuando yo tenía 22 años, fui negociador de Colombia ante la Organización Internacional del Café. En ese cargo tocaba negociar algo todos los días y una vez al año ni más ni menos que la cuota de exportación de Colombia. Mi gran maestro fue Arturo Gómez Jaramillo, quien siempre me decía: “Póngase siempre en los zapatos de la contraparte y analice la situación desde esa perspectiva si quiere llegar a un acuerdo”.

SEMANA: Esa filosofía le va a tocar aplicarla en este proceso.

J.M.S.:
Esa y muchas otras. En Harvard tuve la oportunidad de estudiar con el gran gurú en materia de negociación de conflictos Roger Fisher. También tomé un curso que se llamaba ‘Los usos de la historia para resolver conflictos’ con el profesor Ernest May.

SEMANA: Pero una clave del éxito de toda negociación es mantenerla en secreto. ¿Cómo lograron ese milagro en la primera etapa?

J.M.S.: Una de las condiciones que puse para iniciar los contactos era que tenía que ser en total secreto y que si se llegaba a saber, quedarían inmediatamente culminados. Unas pocas personas fueron enteradas desde el principio, pero siempre guardaron total confidencialidad. Entre estos estaba monseñor Rubén Salazar, el ministro Pinzón y los comandantes de las fuerzas.

SEMANA: ¿Cuándo le contó a su señora?

J.M.S.:
Hace un par de semanas.

SEMANA: ¿Es cierto que la gran mayoría de la gente que lo rodea prefería que no le jalara al tema de la paz y lo dejara para un eventual segundo periodo?

J.M.S.:
Es cierto.

SEMANA: ¿Entonces por qué lo hizo?

J.M.S.:
Hay que saber leer el momento. Los astros están alineados para terminar el conflicto, de eso se da cuenta cualquiera. Por eso mandé a mis delegados a que acordaran por escrito con las Farc unas condiciones realistas para empezar una negociación. Y cuando las tuve, decidí dar el siguiente paso.

SEMANA: ¿Qué papel desempeñaron los asesores internacionales que contribuyeron a la fase de contactos exploratorios?

J.M.S.:
Un papel muy importante. En Colombia nos gusta mirarnos al ombligo y pensar que nuestro problema es distinto de todos los demás. Trajimos lo mejor de la experiencia internacional para mirar qué lecciones se pueden aplicar acá. Son muchas.

SEMANA: ¿Quiénes son esos asesores y de qué países provienen?

J.M.S.:
Mantengo la reserva.

SEMANA: ¿En qué momentos puntuales de este periodo de conversaciones secretas pensó en levantarse? ¿En cuáles pensó que las Farc lo harían?

J.M.S.:
También mantengo la reserva.

SEMANA: ¿Puede al menos decirnos si la confianza entre las partes mejoró entre el comienzo y el final de esas conversaciones exploratorias?

J.M.S.:
Evidentemente si mis delegados se pudieron encerrar seis meses en La Habana a trabajar con las Farc es porque se estableció un tono de interlocución que lo permitió. Pero aquí lo que cuenta son los resultados. El acuerdo general es un primer resultado.

SEMANA: En su primera rueda de prensa, la delegación de las Farc anunció que pedirá un inmediato cese bilateral del fuego. ¿El gobierno la concederá?

J.M.S.:
El gobierno ha dicho desde el comienzo de los contactos que las condiciones en el terreno se mantendrán, tanto en lo militar como en lo judicial. Entre otras cosas porque es nuestra obligación constitucional. No habrá ni despejes, ni ceses al fuego. Afuera, en Oslo y La Habana, vamos a tratar de llegar a un acuerdo que permita el fin del conflicto. Pero mientras tanto en Colombia seguiremos cumpliendo con nuestro deber.

SEMANA: ¿Qué opina de Iván Márquez como negociador?

J.M.S.:
Nada.

SEMANA: ¿Le da lo mismo que si fuera Pablo Catatumbo?

J.M.S.:
Cada quién decide a quién pone en su equipo.

SEMANA: ¿Está dispuesto a buscar con el presidente Barack Obama una fórmula para que Simón Trinidad participe en la mesa de diálogo? ¿Lo haría en un futuro hacia el final del proceso?

J.M.S.:
No me haga preguntas hipotéticas.

SEMANA: Esto no es hipotético, las Farc ya lo pidieron: ¿sus delegados les dirán a las Farc que van a tratar de buscar una fórmula para que Trinidad participe?

J.M.S.:
Nosotros no hemos recibido ninguna solicitud de las Farc. En todo caso solo podemos responder por lo que permiten las leyes colombianas.

SEMANA: La designación de Márquez y Santrich confirma la llegada de la mano dura de las Farc a la mesa de negociación. ¿No le preocupa esto?

J.M.S.:
Hasta ahora las conversaciones con las Farc se han desarrollado de manera constructiva, respetuosa y, sobre todo, realista. Yo creo que eso se va a mantener.

SEMANA: ¿Cuál ha sido el papel del presidente Hugo Chávez en estos seis meses de la fase exploratoria?

J.M.S.:
Como lo dije en mi discurso, Venezuela ha estado permanentemente dispuesta a ayudar. Yo le agradezco al presidente Chávez esa disposición.

SEMANA: ¿Es verdad que Venezuela ha sido clave en dos cosas: en el transporte de los representantes de la guerrilla y en insistirles a las Farc en la conveniencia de poner fin al conflicto?

J.M.S.:
Venezuela ha contribuido en lo que se le ha pedido, como lo han hecho los demás países.

SEMANA: ¿Esto quiere decir que a Colombia le conviene que el presidente Chávez gane su reelección en Venezuela el próximo mes?

J.M.S.:
A Colombia lo que le conviene es tener las mejores relaciones con Venezuela.

SEMANA: ¿Cree que Hugo Chávez tiene un interés genuino en el fin del conflicto armado en Colombia?

J.M.S.:
El fin del conflicto le interesa no solo a Colombia, sino a todo el continente.

SEMANA: ¿Cuánto cree que va a durar el diálogo?

J.M.S.:
Nosotros esperamos que esto se pueda resolver en un término de meses, no de años. Acuérdese que no estamos comenzando de ceros, ya cerramos la primera fase y hay una buena base en el acuerdo general para construir. Ahora, también acordamos que vamos a revisar periódicamente los avances. Si la cosa no se mueve, sencillamente no vamos a seguir.

SEMANA: ¿Cómo se medirán esos avances? ¿En tiempo, logros?

J.M.S.:
En llegar con prontitud a acuerdos concretos y en imponerle un buen ritmo de trabajo a la mesa.

SEMANA: ¿Qué es lo que más miedo le da de este proceso?

J.M.S.:
Que perdamos una oportunidad real de terminar el conflicto. Las cosas se dan cuando se pueden dar y este es el momento.

SEMANA: Las Farc han insistido que llegan con dignidad a la mesa. ¿Cuál sería para usted una ‘salida digna’ para la guerrilla?

J.M.S.:
Desarrollar el acuerdo general que firmamos con ellos.

SEMANA: ¿Qué busca el gobierno detrás de la designación del general retirado Jorge Mora?

J.M.S.:
El general Mora, como soldado que es, entiende que toda guerra termina en un acuerdo. Y como esta vez nos vamos a sentar para discutir el fin del conflicto, que es además uno de los puntos de la agenda, necesitamos toda la experiencia de uno de los mejores soldados de Colombia.

SEMANA: Dado el peso del tema de la paz sobre el Estado, ¿no teme que el resto de su agenda de gobierno (locomotoras, salud, pensiones) se congele por los diálogos?

J.M.S.:
Para nada. Por eso, entre otras razones, vamos a conversar en el exterior. El gobierno seguirá dedicado a sus tareas. A reducir la pobreza, a crear empleo, a consolidar la seguridad.

SEMANA: Pero hay programas de su gobierno que están en curso como la Ley de Víctimas y de Desarrollo Rural que tocan puntos de la agenda que se discutirá en La Habana. ¿Qué pasará con ellos?

J.M.S.:
El gobierno seguirá haciendo lo que tiene que hacer.

SEMANA: ¿Qué tipo de eventos haría que el gobierno se levantara de la mesa?

J.M.S.:
Las Farc han dicho que no piensan pararse de la mesa hasta no llegar a un acuerdo. Vamos a trabajar sin interrupciones en Oslo y La Habana para que eso se convierta en una realidad.

SEMANA: ¿Cómo interpreta la oposición declarada del expresidente Álvaro Uribe a estos diálogos?

J.M.S.:
No opino sobre el presidente Uribe.

SEMANA: ¿Ve en Timochenko una real voluntad de paz?

J.M.S.:
Veo que trabajaron seriamente con nosotros durante seis meses y que se logró un buen acuerdo.

SEMANA: Un proceso de paz puede requerir más de un año. ¿Se lanzaría a la reelección para consolidarlo?

J.M.S.:
El éxito del proceso de paz es mucho más importante que cualquier reelección.

SEMANA: En La Habana la delegación guerrillera afirmó que las Farc ya no tienen ningún secuestrado y que no tienen nada que ver con el narcotráfico. ¿Les cree?

J.M.S.:
Los invito a ustedes y a todos los medios a que nos disciplinemos. Para que este proceso funcione no podemos estar negociando por los micrófonos. Los temas tienen que ser tratados con las Farc de manera reservada.

SEMANA: ¿No cree que el tema de la paz es una apuesta arriesgada para su legado como presidente?

J.M.S.:
Sin duda. Pero también creo, como dije en mi discurso, que hay momentos en los que un gobernante tiene que arriesgar. No hay una apuesta más importante, más urgente para este país que la paz.