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| Foto: Fotomontaje Semana

POLÍTICA

Conservadores y Polo, el nuevo round por las circunscripciones de paz

La polarización ideológica que vive el país entre izquierda y derecha llegó, por cuenta de estos dos partidos políticos, hasta los tribunales judiciales. Su puja es por cuenta del proyecto que desató el duro 'choque de trenes' entre el Congreso y el Gobierno.

15 de diciembre de 2017

Si hay algo que caracterice a la política es la tradicional disputa que tienen los partidos que se identifican con los preceptos de la izquierda o de la derecha, por lo que cualquier acción que realicen sus militantes es casi que de inmediato controvertida por los opositores basándose, precisamente, en la tendencia ideológica que defienden. Por supuesto que en algunas ocasiones se dan consensos sobre grandes temas, pero el común denominador es la controversia.

El hecho más reciente de una situación de esta naturaleza lo acaban de protagonizar ‘pesos pesados‘ del Partido Conservador, identificado con la derecha, y del Polo Democrático, de tendencia de izquierda, por cuenta de la controversial reforma constitucional que crea las circunscripciones especiales de paz. Y, por supuesto, las colectividades salieron a cerrar filas en torno a su avalado.

Se trata del presidente del Congreso, el conservador Efraín Cepeda, y del representante a la Cámara del Polo Germán Navas Talero, quienes -junto a colegas suyos de sus respectivas colectividades- se fueron hasta los tribunales para defender sus posturas sobre las 16 curules que están pensadas para las víctimas de la guerra, pero que por cuenta de un duro ‘choque de trenes‘ entre el Ejecutivo y el Legislativo no han cobrado vida jurídica.

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El presidente del Congreso se mantiene en la tesis de que ese proyecto no logró las mayorías necesarias para su aprobación legislativa, por lo que murió en el último debate de conciliación que surtió en la plenaria del Senado. Pero el Gobierno asegura que los 50 votos que tuvo sí son suficientes para que pasara a promulgación ejecutiva y llevó su lucha hasta los tribunales judiciales para que allí se dirima lo que no se pudo en el ámbito político.

Lo que hay que dejar claro es que Cepeda y Navas coincidieron en votar favorablemente esta controversial reforma cuando pasó por sus respectivas corporaciones, pero ahora la distancia se generó por cuenta del debate que tiene pelando a Congreso y Gobierno. Mientras el senador conservador se mantiene en que la iniciativa se hundió, el representante polista insiste en que sí alcanzó mayorías y que, incluso, una medida cautelar de una tutela le ordenó al Legislativo enviarlo a promulgación.

Navas, junto a otros congresistas de su partido y de otras fuerzas, decidió demandar a Cepeda por presunto prevaricato. Llevó el caso hasta la Corte Suprema de Justicia. Y los políticos saben que este tipo de recursos jurídicos, impulsados por el Polo, muchas veces logran sus propósitos.

Solo hay que recordar el caso de la denominada ‘yidispolítica‘, que puso tras las rejas a varios ministros del gabinete del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010), por lo que en ese entonces fue el escándalo de la compra de la reelección. Y, de hecho, los congresistas Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, de extracción conservadora, también terminaron pagando penas de prisión por haber recibido dádivas para apoyar "el articulito" que le dio el segundo mandato al ahora senador y líder del Centro Democrático.

Ahora que Navas decidió llevar el asunto de las curules a la Corte Suprema de Justicia, fue enfático en advertir que "no se puede permitir que el capricho de un presidente del Senado sea la razón por la cual se pueda legislar". Una carga ideológica fuerte.

Cepeda, por su parte, no dudo en contestar esta acusación aupado en el hecho de que son militantes del Polo Democrático quienes lo denunciaron y, a su juicio, la demanda en su contra sería una demostración de que la izquierda quiere imponer sus ideas por medio de la fuerza jurídica y no del debate democrático.

"Si la izquierda persigue a los que defendemos el Estado Social de Derecho y a las instituciones, no me quiero imaginar cómo sería un eventual gobierno suyo”, se defendió el congresista ‘azul‘.

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Esta tesis, como era de esperarse, fue respaldada por el resto de la institucionalidad del Partido Conservador, que, además, sabe que la polarización existente en materia política se puede capitalizar electoralmente.  

El senador Hernán Andrade, presidente del conservatismo, desestimó la denuncia de los congresistas del Polo y advirtió que "se trata, sin duda, de maniobras desesperadas que no tienen lógica ni sustento, por lo que el Partido Conservador defiende la integridad del orden jurídico y a ese principio nos vamos a seguir aferrando".

Así las cosas, más allá del debate jurídico que ya tiene varios frentes por cuenta de las controvertidas 16 curules especiales para la paz, lo cierto es que la tensión ideológica que vive el país por cuenta de las elecciones presidenciales y de Congreso del 2018 crece cada día. Y, además, vaticina la álgida discusión que las tendencias de izquierda y de derecha -muchas veces camufladas en la narrativa de centro- sostendrán casi a diario para ganarse al electorado nacional. Una puja que trascenderá a los partidos.