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Jairo Martínez, promotor y jurado del concurso televisivo ‘Yo Me Llamo’.

POLÍTICA

La proliferación de candidatos a la Alcaldía de Cartagena

¿Qué significa tanto aspirante, tan poco conocido, en un momento clave para la ciudad?

9 de mayo de 2015

A menos de seis meses de las elecciones, 23 nombres han saltado a la palestra en busca de la Alcaldía de Cartagena. En el abanico de aspirantes a suceder a Dionisio Vélez hay literalmente de todo como en botica. Cuatro exconcejales y uno en ejercicio, seis exsecretarios de despacho, una exalcaldesa y exembajadora en Panamá, un relacionista público y promotor de artistas, un exalcalde menor, un joven abogado que vive en Bogotá, un mototaxista de origen chino y la exesposa de un senador liberal y de un exgobernador.

La lista continúa: un pensionado que agarró a martillo el busto en homenaje al almirante inglés Vernon, el director de un noticiero local de televisión y dirigente gremial, una exdiputada e hija de un exsenador y el periodista que reemplazó al fallecido alcalde Campo Elías Terán en su popular programa radial. Esta colección variopinta de candidaturas tiene a la elección del próximo mandatario de La Heroica al borde de convertirse en un
reality show. De hecho, uno de los aspirantes, Jairo Martínez, que busca el aval del partido Alianza Verde, es reconocido por haber sido jurado en el concurso televisivo Yo me llamo.

En primera medida, la ‘explosión’ de líderes detrás de la Alcaldía cartagenera puede ser interpretada como una señal de un mundo político activo y prolífico. Sin embargo, de la veintena de aspirantes pocos cuentan hoy con el aval oficial de un partido. Gina Benedetti, abanderada del Centro Democrático, fue proclamada con la presencia del expresidente y senador Álvaro Uribe, mientras que el exconcejal conservador Quinto Guerra ha recibido el respaldo de los dirigentes locales  y nacionales de su colectividad. Otro nombre que surge con apoyo partidista es el del concejal Pastor Jaramillo. Cambio Radical lo avalaría como carta continuista del alcalde Vélez.

En otros grupos como la Alianza Verde hay seis precandidatos detrás del aval. Hasta el momento diez de los candidatos se han inscrito por movimientos representativos de ciudadanos. Este mecanismo no es fácil pues se necesita  presentar a la Registraduría un mínimo de 50.000 firmas. Al final, teniendo en cuenta la nulidad de muchas rúbricas, estos aspirantes deberán recoger un número superior a 100.000 para superar este requisito. Esto es una tarea costosa y dispendiosa  por lo que algunos analistas creen que hay candidatos que están recogiendo firmas para después venderlas o simplemente están mostrándose para ‘engordar’ otras campañas.

Lo preocupante es que los cartageneros están presenciando semejante ‘inflación’ de candidatos a alcalde en un momento crucial para su ciudad. Cartagena de Indias atrae la atención nacional por ser el sitio de veraneo preferido por las elites y el destino turístico más emblemático del país. Su ciudad amurallada es un símbolo de Colombia al mismo tiempo que sufre altos índices de pobreza. A los retos sociales se le suman los de infraestructura como la entrada en operación de Transcaribe, y de ordenamiento territorial con el traslado de la Base Naval a Tierrabomba. Igualmente continúa la entrada de operadores turísticos y hoteles.  

¿Por qué tanto candidato?


Si bien 23 es una cifra exorbitante, no es la primera vez que en las elecciones para la Alcaldía de Cartagena se da una contienda con tantos candidatos. En el año 2007, cuando fue elegida Judith Pinedo, se presentaron 12 aspirantes pero en la recta final unos se retiraron y otros adhirieron a los más opcionados. En esta ocasión podría repetirse ese escenario.

SEMANA consultó analistas locales así como a algunos de los candidatos. La primera impresión de los observadores es que después de las victorias de los últimos dos alcaldes, Campo Elías Terán y Dionisio Vélez,  ambos sin experiencia ni trayectoria en la vida pública, la Alcaldía “se volvió mango bajito y  cualquiera puede ser alcalde”.

La proliferación de candidatos por firmas para los comicios de octubre próximo se debe principalmente a dos factores. El primero es la desconfianza que hoy existe hacia los partidos que se convirtieron en ‘negocios’ de avales. Sus directivos y quienes tienen hoy credenciales parlamentarias definen dentro de sus clanes políticos. Tal es el caso del liberalismo en Bolívar: su candidato oficial a la Gobernación es Dumek Turbay, primo del senador Lidio García.

Un segundo factor tiene raíces más sociales y menos de maquinaria. Según el candidato a la Alcaldía Javier Bustillo, la preferencia por las firmas ciudadanas nace de que en las tres últimas elecciones todo el sector político no ha logrado obtener guarismos por encima del 22 por ciento del electorado. Se estaría consolidando una tendencia de rechazo a los partidos que se manifiesta como crisis de confianza y credibilidad de los votantes.

Esto no quiere decir que el pulso por la Alcaldía de La Heroica esté exento de políticos de carrera. El exconcejal conservador Andrés Betancourt se retiró de su curul un año antes, para entrar al tarjetón por firmas ante la casi segura escogencia de Quinto Guerra como candidato azul. El clan familiar del exsenador Javier Cáceres, condenado por parapolítica, busca revivir en cabeza de su hija Luz Estela, quien participó en las elecciones de 2014 con el aval conservador.
 
La desconfianza y la desilusión de la ciudadanía se profundizan ante la creciente inseguridad, los problemas de movilidad, la pobreza y el desempleo. Es cierto que el alcalde Vélez está haciendo obras (pavimentando vías, arreglando escuelas y centros de salud), pero sus críticos más feroces –los ingenieros locales– le cuestionan que siempre ganan la contratación de las obras las mismas empresas de ingenieros barranquilleros cercanos a la familia Char, quienes ejercen una creciente influencia política en el gobierno de Cartagena.

Aunque sería prematuro hablar de preferencias electorales con tanto candidato y sin que la campaña haya comenzado en forma, hay un grupo en punta liderado por los exconcejales conservadores Quinto Guerra y Andrés Betancourt, seguidos muy de cerca por la exembajadora Gina Benedetti y el expersonero Fabio Castellanos, sin subestimar la fuerza del exconcejal William García, quien cuenta con el respaldo de la senadora de Cambio Radical Daira Galvis. Guerra, Betancourt, García y Luz Estela Cáceres son los más experimentados, tienen equipo y trabajo con bases electorales.

Un candidato que ha venido destacándose dentro del tumulto de nombres es Manolo Duque. Como periodista trabajó durante una década con el fallecido alcalde Terán en su popular programa radial. Duque ha sido una de las sorpresas, pues ha llenado escenarios con más de 3.000 personas y se dice que junto a él está su hermano José Julián Vásquez, militante en el movimiento de Juan José García Romero. Por esta razón, en los corrillos políticos se ha empezado a comentar que Duque sería la carta del clan García.

Ante la avalancha de candidatos, la exviceministra de educación Patricia Martínez y el excandidato a la Alcaldía Rafael Vergara Navarro convocaron a ocho de los precandidatos para acordar mecanismos que le permitan escoger un candidato. La iniciativa ‘Todos por Cartagena’ incluiría a Betancourt, Humberto Rincón, Julio Alandete, Bustillo, Jairo Martínez, el concejal Jaramillo, Juan Conrado y Nabil Baladi.

Como en los programas de reality el día en que termine el plazo de inscripciones la veintena de aspirantes a la Alcaldía de La Heroica se habrá reducido. A la desconfianza ciudadana con el manejo de los avales de los partidos políticos se suma el manoseo al mecanismo de recolección de firmas como expresión de descontento.