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Los primeros en afectarse fueron los duty free, almacenes libres de impuestos en los principales aeropuertos del país, que cerraron sus puertas. | Foto: wikimedia.org

ECONOMÍA

Almacenes La Riviera están acorralados

El archipiélago de San Andrés sería el más afectado con el cierre de establecimientos, ya que están en juego cerca de 300 empleos.

7 de junio de 2016

La cadena de tiendas La Riviera se convirtió en una de las preferidas por los colombianos a la hora de adquirir perfumes y productos de belleza. Desde su llegada al país en 1994, comenzó un gran proceso de expansión en sitios de comercio estratégicos y en los principales aeropuertos del país, donde sus inmensos Duty Free eran una de las paradas obligatorias de los viajeros.

Pero ahora hay gran incertidumbre en torno a la suerte de esta cadena, ante los problemas que presenta su casa matriz, el Grupo Wisa de Panamá, que fue incluido en la lista Clinton.

Aunque La Riviera no está en esta lista, su nombre ha sonado mucho en estos días por la vinculación directa que tiene con el grupo panameño que hoy está en la encrucijada. Ser incluido en la lista Clinton, confeccionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es una especie de muerte comercial ya que sobre las personas naturales o sociedades que están en ella caen sospechas por su posible vinculación con el lavado de activos. Por eso bancos y proveedores comienzan a terminar las relaciones con los que aparecen en este listado.

De ahí que La Riviera esté acorralada porque si bien no se demostrado hasta el momento ningún hecho ilícito, los bancos le están haciendo el quite. Ello ha obligado a que los clientes de los famosos establecimientos tengan que pagar en efectivo y no lo puedan hacer a través de ningún medio electrónico. También se convierte en un gran obstáculo para cosas tan sencillas como el pago de la nómina de los trabajadores.

Pero lo más complicado es la suerte que pueden correr cerca de 1.300 empleados que tiene la cadena en Colombia en sus 105 establecimientos. Un número importante de ellos ya se están cerrando ante los problemas con los bancos y también porque los dueños de los locales están terminando los contratos.

Los primeros en afectarse fueron los duty free, almacenes libres de impuestos en los principales aeropuertos del país, que cerraron sus puertas. En el caso del aeropuerto El Dorado ya no prestará servicio su duty free ante la cancelación del contrato por parte de Opaín. Igual suerte correrán 42 tiendas que están en arriendo y cuyos dueños también están cancelando los contratos.

Quedaría en operación por un tiempo indefinido 58 establecimientos propios de La Riviera. Sin embargo, no se sabe hasta cuándo podrán aguantar si se tiene en cuenta que debido a los problemas de la casa matriz no pueden realizar importaciones. Es decir, que seguirán adelante mientras tengan inventario.

Uno de los más afectados sería el archipiélago de San Andrés y Porvidencia, donde la cadena tiene varios reconocidos establecimientos en los que laboran cerca de 300 personas. San Andrés es un lugar emblemático para La Riviera y para su dueño, Abdul Waked, que maneja el Grupo Wisa, ya que, después de Panamá, fue el segundo lugar donde se estableció.

“Hay que evitar una masacre laboral que afectaría a muchas madres cabeza de familia que laboran en estos establecimientos”, dijo a SEMANA el abogado Jaime Granados, representante de los intereses jurídicos de La Riviera en Colombia.

Por eso, para evitar esta masacre se están estudiando diversas alternativas. Una de ellas es constituir un fideicomiso de los activos en Colombia para que sean administrados previa autorización del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Esto le permitiría a la cadena volver a tener relaciones con los bancos mientras se aclara su situación.

Granados insiste en que La Riviera no tiene ningún problema con la justicia de Estados Unidos y que su cliente, el señor Waked, demostrará su inocencia. Sin embargo, reconoce que esta es una situación muy compleja porque tardará un tiempo para que la cadena de tiendas se vuelva a levantar.

Sin embargo, señala que detrás de estas acusaciones puede haber muchos intereses ocultos especialmente de competidores de La Riviera que estarían interesados en quedarse con este apetitoso mercado.

Por lo pronto, La Riviera busca -en medio de todas las limitaciones que se le impusieron- sobrevivir al tsunami que se le vino encima y mantenerse en el competido mercado de perfumes y cosméticos en el país.