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El presidente Juan Manuel Santos debe escoger entre Antonio Navarro Wolf; el exsecretario de Gobierno del Distrito, Guillermo Alfonso Jaramillo, y María Mercedes Maldonado, actual secretaria de Hábitat. | Foto: Archivo SEMANA

DECISIÓN

La sorprendente tardanza de Santos para elegir alcalde

Todo indica que el presidente dilata la decisión para que las elecciones de Bogotá sean después de las presidenciales.

8 de abril de 2014

Aunque el partido Alianza Verde le insistió al presidente Juan Manuel Santos que no dilatara la designación del alcalde encargado de Bogotá, tras la destitución de Gustavo Petro, el jefe de Estado se tomará hasta el último momento del plazo que le otorga la ley para nombrar al alcalde interino.

Así lo confesó el ministro del Interior, Aurelio Iragorri, quien en declaraciones radiales afirmó que frente al tema de Bogotá, el Gobierno no se va a apresurar. Según la ley, señaló el funcionario, el Gobierno tiene diez días hábiles para decidir a quién encarga la alcaldía entre los ternados por la Alianza Verde, el senador electo Antonio Navarro Wolf; el exsecretario de Gobierno del Distrito Guillermo Alfonso Jaramillo, y María Mercedes Maldonado, secretaria de Hábitat del Distrito. Y esa cuenta empieza a correr desde el momento en que fue presentada oficialmente la terna, es decir, el pasado 2 de abril.

Según las cuentas del ministro Iragorri, probablemente el miércoles 16 de abril habría nuevo alcalde. El quinto que tendrá la ciudad en menos de tres años. Y en esa fecha el Gobierno se blindaría jurídicamente para que las elecciones atípicas se realicen después de las elecciones presidenciales.

La razón está en la Ley 49 de 1987, la cual establece que en caso de vacancia absoluta de alcalde, el presidente “en el decreto de encargo se señalará la fecha para la elección del nuevo alcalde, la cual deberá realizarse dentro de los dos meses siguientes a la expedición del decreto”.

Lo particular del caso es que el presidente Santos tiene desde el pasado 26 de marzo estos nombres en su escritorio, y en teoría debía escoger al nuevo alcalde este 9 de abril. De haberlo hecho, corría el riesgo de que las elecciones atípicas en la capital hubieran interferido entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, pues se debían realizar dos meses después.

Si el mandatario hubiera tenido que decidir el alcalde encargado, debía convocar a elecciones y, al hacerlo, estas se tendrían que realizar el 2 de junio, es decir, una semana después de la primera vuelta, prevista para el 25 de mayo, y dos semanas antes de la fecha de la segunda que, de ser necesarias, serían el 15 de junio.

Y aunque el presidente Santos no ha eludido el hecho de que su deber es convocar a elecciones en la capital, sus intenciones al parecer eran que estas no interfirieran en la contienda presidencial, toda vez que Bogotá es uno de los principales mercados electorales del país y podría ser decisivo en su apuesta reeleccionista.

La estrategia

En teoría, la decisión del alcalde encargado se ha debido tomar tiempo atrás. El pasado 19 de marzo, el presidente Juan Manuel Santos ejecutó la destitución del alcalde de Bogotá Gustavo Petro. A partir de ese momento y según la ley, ha debido convocar a elecciones atípicas y nombrar un alcalde encargado. No convocó a elecciones y encargó en la alcaldía al ministro de Trabajo, Rafael Pardo.

Pero como la Ley de partidos políticos del 2011 señaló que en caso de vacancia absoluta el presidente estaba en la obligación de encargar la administración a una persona del mismo movimiento o partido político al que pertenecía el alcalde destituido, el encargo de Pardo se hacía temporal.

Sólo el 26 de marzo llegó la terna, pero de manos de Progresistas, movimiento que inscribió a Petro. Sin embargo, el presidente, con el propósito de ajustarse a la ley, decidió consultarle al Consejo Nacional Electoral a quién debería pedir la terna, si a los Progresistas o Alianza Verde, partido en el que se fusionó el movimiento que acompaña el alcalde.

Sectores petristas cuestionaron esta estrategia y la calificaron como una juagada del presidente para dilatar la decisión, toda vez que los dirigentes de la Alianza Verde habían anunciado su respaldo a la terna conformada por los Progresistas. El CNE resolvió el dilema días después y el pasado 2 de abril consideró que el mandatario debía pedir la terna a la Alianza Verde y no a Progresistas.

Pasaron pocas horas de conocerse la decisión cuando los dirigentes de este movimiento le enviaron una nueva carta al presidente, esta vez en la que presentaron los mismos tres nombres para que el mandatario escogiera el encargo. “El presidente ya no tiene excusa y debe nombrar el alcalde de forma inmediata”, expresó Antonio Navarro, uno de los ternados. En otras palabras, el presidente tenía que entregarle de nuevo el poder en la capital a los petristas.

Pero en esa consulta, la Casa de Nariño ganó tiempo. Porque a partir del momento en que la Alianza Verde presentó la terna por segunda vez, es cuando empiezan a contar los diez días hábiles para que el presidente decida; pero, más aún, para convocar a las elecciones atípicas. Fue un tiempo valioso, pues los dos meses que fija la ley para atender estas elecciones ya serán posteriores a las elecciones presidenciales.