Home

Nación

Artículo

Para los militantes de esa colectividad, el fallo del Alto Tribunal es un reconocimiento al genocidio político que padeció en la década de los 80 y 90. | Foto: SEMANA.

POLÍTICA

La Unión Patriótica no ve en sus filas a las FARC

El anuncio del restablecimiento de la personería jurídica a esa la colectividad la pone otra vez en la arena política.

9 de julio de 2013

La historia de la Unión Patriótica (UP) ha estado marcada por la tragedia. Sus líderes y militantes, más de 3.500, fueron asesinados y otros aún viven en el exilio. Pero un fallo del Consejo de Estado en el que le devuelve la personería jurídica a esta colectividad cambia el panorama para este partido de izquierda, y la decisión no podría llegar en mejor momento.

El proceso de paz que se adelanta con las FARC en La Habana (Cuba) y la idea de reunificar a la izquierda para enfrentar las elecciones presidenciales y regionales además de las del Congreso dejan las puertas abiertas para la UP.

Para los militantes de esa colectividad, el fallo del Alto Tribunal es un reconocimiento al genocidio político que padeció en la década de los 80 a 90, pero al mismo tiempo, estimula la reactivación de un partido estigmatizado y casi extinto.

En la UP ya se plantea realizar una reunión para reagrupar a los militantes del partido y empezar a tomar decisiones, aunque no hay fecha definida. También quieren hacer parte de las movilizaciones que se han planteado en diferentes regiones del país y, por supuesto, entrar de lleno en las elecciones.

Aunque se podría pensar que la UP, ahora con personería, recibiría a los integrantes de las FARC que quieran hacer política, esto si los diálogos terminan con un acuerdo, la realidad es otra.  

Sin las FARC

La Unión Patriótica se fundó a mediados de los 80 como parte de una propuesta política legal de varios grupos guerrilleros, entre ellos las FARC, para alcanzar la paz. Hoy los militantes de la UP, aunque mantienen ese objetivo, ven lejos recibir a los exguerrilleros.

El presidente del la Unión Patriótica, Omel Calderón, cree que esta es una buena oportunidad para consolidar una gran causa común en torno al conflicto. “Hay que crear una base política a una nueva situación de paz”, que, según creen, se debe dar con todos los partidos y no con unos pocos.

Por ahora en la UP descarta que ese partido sirva de plataforma para que los integrantes de las FARC puedan hacer política, tema que actualmente se discute en La Habana. Según Calderón, la participación en política es un tema únicamente del resorte de las FARC y el Gobierno. “Ellos (FARC) ya tienen sus organizaciones con las que podrán hacerlo”.

Una política de paz debe pasar por el debate de todos los partidos políticos, incluidos los tradicionales liberal y conservador. Lo cierto es que cualquier decisión sólo se definirá cuando los militantes se reúnan un una asamblea abierta y no sólo en la pequeña oficina del centro de Bogotá.

Con la izquierda

El otro tema es la unificación. La UP considera que se debe consolidar una gran coalición de partidos de izquierda, como la que propuso en una carta el representante Iván Cepeda hace unos meses.  

“Hay que crear las condiciones para la participación política y buscar un acercamiento social y electoral”, resaltó Calderón. Pero para que eso suceda, antes los integrantes de la izquierda, ahora con la UP, deben sentarse para tener un programa en común. Desde ya proponen que la paz sea el principal tema.

El propio representante a la Cámara Iván Cepeda, quien estimula el reagrupamiento de la izquierda, consideró que el prestigio de la Unión Patriótica puede suscitar un respaldo electoral y político que no se puede desconocer.

“Ese ha sido mi trabajo y voy a continuar buscando la reunificación”, señaló Cepeda, que le apunta a que se constituya un acuerdo programático. “Hay que dar pasos concretos”.

La Unión Patriótica recibió de parte del Consejo de Estado la buena noticia en un momento que no puede ser mejor, pues podrán participar de la redefinición de la izquierda, participar en las elecciones y jugar un papel importante en el proceso con las FARC.