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ANÁLISIS

Las abismales diferencias entre los casos del general Santoyo y el diputado Sigifredo

La historia del oficial de la Policía y la del exsecuestrado por las FARC han llamado poderosamente la atención de los colombianos. Sin embargo, el tratamiento dado por sus acusadores es diametralmente opuesto. , 259835

Armando Neira
21 de junio de 2012

Las vidas del general de la Policía Mauricio Santoyo y del exsecuestrado Sigifredo López están relacionadas con los temas más cruciales de la tragedia colombiana del último siglo: cocaína, guerrilla, paramilitarismo, justicia. Tal vez por eso sus historias han llamado poderosamente la atención de los colombianos. No obstante, el tratamiento dado por las autoridades que los acusan no podía ser más distinto. Veamos.
 
El origen
 
Tras su elección como fiscal, el 22 de marzo de este año, Luis Eduardo Montealegre quería entrar pisando duro para enviar un mensaje de fortaleza institucional al país, que seguía sumergido en el asombro por la novelesca salida de Vivianne Morales. Menos de dos meses después tuvo su debut mediático en la entrevista dominical con Yamid Amat, al que le anunció que pronto habría una decisión sobre la farcpolítica con la que "el país se estremecerá".
 
Para la misma época, la Policía y la DEA -tal como lo confirmó el director de esa agencia para la región andina, Jay Bergman- cumplían dos años de arduo trabajo en el más completo sigilo para blindar un voluminoso expediente sobre los vínculos de un general con bandas de narcotraficantes.
 
El 16 de mayo del 2012, se filtró a los medios de comunicación que el exdiputado Sigifredo López iba a ser capturado acusado de participar en el asesinato de sus 11 compañeros de cautiverio, muertos en junio del 2007, porque les había proporcionado información a las FARC de cómo ingresar al edificio y secuestrar a los diputados que, al final, tuvieron tan trágico destino. López fue capturado en Cali, mostrado a la prensa, enviado a Bogotá, de nuevo exhibido a los medios y enviado al búnker de la Fiscalía.
 
Por los mismos días, según confirmó el saliente director de la Policía, general Óscar Naranjo, el expediente en contra del también general Mauricio Santoyo estaba listo, aunque ahora había que verificar cada una de las afirmaciones para no cometer ninguna equivocación y menos una injusticia. A pesar del impacto que crearía el hecho, sólo un grupo de personas estaba al tanto de los hechos y cada información se manejaba con estricta confidencialidad.
 
Los antecedentes personales
 
El general Naranjo ha explicado que en la investigación contra Santoyo había que extremar los cuidados porque si bien su hoja de vida mostraba anotaciones importantes -fue destituido e inhabilitado durante cinco años por el Ministerio Público porque cuando se desempeñó como comandante del Gaula de Medellín hizo interceptaciones telefónicas ilegales, entre ellas contra dos defensores de derechos humanos que posteriormente fueron asesinados- en las misiones que sus superiores le habían encomendado se había desempeñado con apego a la ley.
 
Por eso, un error habría sido imperdonable. Todo esto a pesar de que son numerosos los artículos de prensa, imágenes de televisión y audios de radio en los que se infería desde hace casi una década que Santoyo tenía relaciones con la ilegalidad.
 
El fiscal no tuvo en cuenta en el caso de Sigifredo sus antecedentes tanto familiares como del entorno social de su caso. Por ejemplo, desde el momento en que trascendió el asesinato de los diputados, 18 de junio del 2007, y la liberación de Sigifredo López -5 de febrero del 2009- pasaron casi dos años.
 
La pregunta para cualquier investigador es: Así fuera culpable, ¿que objeto tendría haber continuado secuestrado por tanto tiempo? Además es de público conocimiento que Sigifredo López está casado con Silvia Patricia Nieto, de cuya unión hay dos hijos, Lucas Guillermo y Sergio Alejandro. Los colombianos fueron testigos en vivo y en directo de la expresión en el rostro de él cuando volvió a ver a sus hijos.
 
SEMANA ya se ha hecho la pregunta: ¿Entre todas las liberaciones que se han dado en Colombia ha habido una más emocionante, más conmovedora? ¿Alguien que sea padre puede planear una estrategia tan malévola que implique el alejamiento de los hijos? Y, por si fuera poco, en el análisis del entorno no se tuvo en cuenta que la casi totalidad de familiares de los diputados –hubo una excepción– se manifestaron públicamente para expresar su solidaridad con Sigifredo López y rechazar su detención por lo que consideraban una equivocación.
 
En el caso del general Santoyo, la Corte del Distrito Este de Virginia le formuló cargos por conspirar en el tráfico de narcóticos con la organización criminal conocida como la ‘Oficina de Envigado’ y con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), tras una exhaustiva investigación con un expediente que tiene miles de folios.
 
El fiscal del caso, Neil H. MacBride, precisó que estos delitos habrían sido cometidos entre el 2000 y noviembre del 2008, durante el que fue jefe de seguridad del presidente Álvaro Uribe (2002-2006) y agregado de la embajada de Colombia en Italia. Según MacBride, Santoyo no sólo incurrió en el delito de narcotráfico, sino que, según el indictment, recibió sobornos para que la Oficina de Envigado y las AUC enviaran toneladas de droga a territorio estadounidense. Para hacer esta acusación, hubo unas arduas investigaciones –que incluyeron labores de inteligencia– por agentes antimafia tanto en Estados Unidos como en Colombia.
 
En el caso de Sigifredo la Fiscalía ha buscado intensamente varios testimonios que corroboren que no fue una equivocación. "Nos han llegado muchos rumores de que sí es culpable", dicen en los pasillos del búnker. Según MacBride, la tardanza en tomar una decisión fue porque si bien les había llegado rumores de los nexos de Santoyo con criminales, ellos no trabajan guiados por rumores sino por testimonios confiables, fuentes técnicas y humanas de alta confiabilidad. Esto, insiste, para no ir a cometer una equivocación.

Epílogo
 
Sigifredo Lopez exigió que su voz fuera cotejada por el FBI, ya que creía que técnicamente se cometieron errores en los laboratorios de la Dijin. La respuesta de esta agencia estadounidense era que la voz del audio no correspondía a la del exsecuestrado. La noticia se conoció el martes en la mañana. Sin embargo, pasó ese día y luego el miércoles. No obstante, el exdiputado continuaba en la cárcel. Como los términos vencían este 20 de junio, la Fiscalía lo mantuvo en vilo hasta última hora.
 
El general Santoyo dice que va a demostrar su inocencia. Por lo pronto, está en su finca de descanso a la espera de qué sucede con él, porque si bien el caso en su contra ya se hizo público y desde el presidente Santos pasado por el expresidente Uribe le dicen que responda, él se ha tomado las cosas con aparente tranquilidad. Aún no tiene orden de captura.