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LAS ARMAS DE "EL MEXICANO"

Con motivo del cumpleaños póstumo de Fredy, las autodefensas de Rodríguez Gacha deciden entregar sus armas.

26 de noviembre de 1990

Una pistola Colt calibre 45, dotada de un sistema de rayos láser, y de propiedad de Gonzalo Rodríguez Gacha, una bandera de Colombia y un crucifijo de oro, ofrecidos en una bandeja a dos jueces de la República, fueron los símbolos con los que se consolidó la semana pasada la entrega de armas de nueve grupos de autodefensa que operaban en la regiòn cundinamarquesa de Pacho.

La decisión de las autodefensas campesinas que habìan sido organizadas por el narcotraficante Gonzalo Rodrìguez Gacha, sorprendiò a propios y extraños.
Máximo cuando el estado mayor de las autodefensas del Magdalena medio habia rechazado en forma categórica la polìtica de reconciliación ofrecida por el Gobierno Nacional a través del Decreto 2047 de septiembre pasado. Los dirigentes de las autodefensas de Pacho aseguraron, sin embargo, que a los campesinos de la región lo único que les interesa en este momentoes la paz.

El acto de entrega de las armas se había programado inicialmente para el 19 de octubre. Pero por errores de comunicación, los representantes de los nueve grupos de autodefensa que decidieron abandonar voluntariamente las armas vieron cómo se pasaban las horas en la vereda La Campera, al noroeste de Cundinamarca, sin que los delegados del Gobierno se hicieran presentes. Incluso se llegó a pensar, por parte de los voceros de las autodefensas, que al Gobiemo no le interesaba la propuesta.

Pero esto no era cierto, y la entrega de las armas se pospuso para el martes 23 de octubre. Ese día sí llegaron a la vereda La Campera delegados de la Consejería para la paz, autoridades municipales y departamentales, representantes de Derechos Humanos, líderes de las agrupaciones campesinas y dos jueces de instrucción criminal, para recibir de manos de los voceros de los grupos un arsenal que, a juicio de los entendidos, serviria para dotar a un ejército de cien hombres.
Durante la entrega de las armas se leyò un mensaje de la familia del extinto narcotraficante Gonzalo Rodrìguez Gacha. En él se afirma que gracias a la gestión de los Rodrìguez se logrò que los hombres organizados como grupos de autodefensa decidieran dejar a un lado sus actividades y entregar las armas. El jefe militar de Pacho, coronel Abelardo Gómez Gòmez, señalò que la entrega del arsenal es positiva para lograr la paz. Pero tuvo sus reparos cuando se refiriò al armamento entregado. "Creo que no se produjo la entrega total de armas y muchas de ellas están todavía en poder de estos grupos". Esta misma sensaciòn se refleja en el comando de la XIII Brigada de Bogotá, que duda que el material bélico entregado por los campesinos de Pacho pertenezca realmente a ellos. Y considera que las armas formaban parte de los cuerpos de seguridad privados del narcotraficante, y no de verdaderos grupos de autodefensa.

Es más, a pesar del visto bueno del Gobiemo sobre la entrega del armamento en Pacho, las autoridades judiciales insisten en que no se le dio cumplimiento al Decreto 2047. La sola entrega de las armas no exime de responsabilidades legales a quienes hicieron uso de ellas y por consiguiente continúan al margen de la ley. Los jueces que se hicieron presentes en el acto señalaron que era necesario que los duelios de las armas se presentaran a confesar sus delitos para saldar cuentas con la ley. Pero más allá de la ley, lo que se logrò en Pacho es el primer paso hacia la desmovilizaciòn de los grupos de autodefensa que operan en esa regiòn del paìs.

Ese hecho no implica, sin embargo, que los habitantes de la regiòn vayan a romper todo víncúlo con el pasado y a olvidarse de su antiguo benefactor.
Prueba de ello es un acontecimiento que se presentò en forma simultánea con la entrega de las armas. A tres kilòmetros de la vereda La Campera, en el cementerio de Pacho, el pueblo se habìa reunido alrededor de la tumba de Fredy Rodríguez Celades, el hijo de "El Mexicano", para conmemorar el que habría sido su cumpleaños número 18.
En la mitad de su sepulcro se hallaba un gigantesco ponqué de pompones, que parecìa más un Saint Honorè que un arreglo floral. Y que permanecerá por mucho tiempo, pues los familiares de "El Mexicano", hicieron un convenio a perpetuidad con una floristería de la regiòn, para que nunca falten flores en las tumbas de los Rodríguez. "Es para que haya paz en los sepulcros", comentò un familiar. A lo cual replicó un observador desprevenido, pensando en la entrega de armas que se debía realizar a pocos metros de allí: "bienvenida sea, si con ella se logra tambièn la paz del paìs".