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Las claves

¿Hasta dónde llega el escándalo del banco español Bbva y de qué manera toca a Colombia?

6 de mayo de 2002

El escándalo del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (Bbva), que ha sacudido en las últimas semanas al mundo de las finanzas, en realidad no es un sólo escándalo sino dos. Uno es el de España. Y otro distinto el de esta entidad en América Latina. El primero consiste básicamente en que el banco mantuvo una plata por fuera de su contabilidad durante 13 años. A fines de 1999 el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) anunció su fusión con el Argentaria, para formar el Bbva. Un año después, cuando las dos entidades consolidaron los estados financieros, los dineros ocultos, que ya sumaban cerca 200 millones de dólares, se incorporaron a la contabilidad. Los voceros del banco aclaran que el reintegro de esos fondos al balance fue una exigencia de Francisco González, quien era presidente del Argentaria y ahora lo es del grupo fusionado. Este episodio llamó la atención del Banco de España, que en ese país tiene las funciones de la Superintendencia Bancaria, que inició una investigación administrativa. Esta se mantuvo en reserva hasta hace un mes. Cuando se hizo pública estalló el escándalo que les costó la cabeza a los miembros de la junta directiva del antiguo BBV involucrados en el asunto. El banco ha admitido públicamente que hubo plata escondida y aclara que fue reintegrada en 2000. Esta es la parte española de la historia. Ahora viene el segundo escándalo. En forma casi simultánea con el enredo de los fondos secretos se conoció otra investigación, a cargo del juez Baltasar Garzón, sobre presuntas operaciones irregulares del banco en Latinoamérica. A pesar de que saltaron a la luz pública en forma casi simultánea en abril nada tienen que ver los negocios ocultos de España con las acusaciones en América Latina. Estas últimas, plasmadas en un informe de un fiscal anticorrupción español, salpican a mandatarios y personalidades de cuatro países latinoamericanos. De acuerdo con la denuncia habría habido pagos del banco a Hugo Chávez en Venezuela y a Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori en Perú. También dice el informe del fiscal que habría habido irregularidades en la compra de los bancos Probursa de México y Ganadero de Colombia por parte del entonces BBV. En el caso colombiano, la denuncia consiste en que dos de los antiguos propietarios del Ganadero, Marco Aurelio Royo y Enrique Gerlein, habrían aprovechado la venta de sus acciones para lavar dinero. Para sorpresa incluso de quienes conocen las intimidades del Banco Ganadero, el informe del fiscal menciona a Víctor Carranza como vinculado a la operación. A raíz de esta información, calificada como “una bellaquería” por Royo, el Banco Ganadero certificó que Carranza no es, ni ha sido, cliente o socio de la entidad. La revelación de estas informaciones causó un gran revuelo. Con el paso de las semanas, sin embargo, tanto las autoridades como la prensa han revisado con cabeza fría el fundamento de las acusaciones. Aunque faltan cabos por atar hay motivos para poner en duda la veracidad de las denuncias en América Latina. El ventilador La principal fuente de las dudas es el hecho de que las acusaciones del fiscal anticorrupción se basan en las declaraciones de un solo testigo. Se trata de Nelson Rodríguez, ex vicepresidente jurídico del BBV en Puerto Rico, quien a mediados de 2001 viajó a España y presentó una extensa denuncia ante la fiscalía de ese país. En marzo de 2002 el juez Baltasar Garzón viajó a Puerto Rico a tomarle declaración a Rodríguez. De esa forma el caso del Bbva en Latinoamérica, que todavía estaba en la etapa de denuncia, le fue asignado a Garzón para la fase siguiente de investigación. La credibilidad de Rodríguez como testigo, sin embargo, ha sido muy cuestionada. En 1998 fue expulsado del banco en Puerto Rico por haberse apropiado indebidamente de 49.000 dólares y por haber intentado hacer fraude por tres millones de dólares. Por este motivo la justicia de su país lo juzgó y condenó. De hecho, voceros del Bbva señalan que cuando Rodríguez viajó a España a poner la denuncia lo hizo en forma irregular, pues no tenía permiso para salir de su país. De otro lado, de acuerdo con una información publicada por el diario ABC, como parte del juicio por fraude que se le siguió a Rodríguez en Puerto Rico, éste fue sometido a evaluación siquiátrica para determinar si era necesario algún tratamiento. Los detractores del testigo han esgrimido este hecho como una prueba más de la poca fiabilidad de su testimonio. Así como el Bbva admitió públicamente y está dispuesto a responder por las irregularidades que hubo en España, niega en forma categórica lo atestiguado por Rodríguez sobre los negocios en América Latina. El banco dice, además, tener pruebas que desvirtúan una a una las acusaciones plasmadas en el auto del fiscal con base en la declaración de Rodríguez. El juez Baltasar Garzón, por su parte, ha dicho lo siguiente: “En cuanto a la operación Colombia, las acusaciones vertidas por el testigo protegido y los documentos aportados por él tienen la suficiente consistencia como para promover la investigación, tal como se viene haciendo. (…) Ahora, en el momento actual se considera un tanto prematura la designación concreta y determinada de personas como imputadas”. A la venta Las afirmaciones del testigo Rodríguez sobre Colombia pusieron bajo la lupa la venta del Banco Ganadero y las operaciones financieras que en torno a ella hicieron varios de los antiguos propietarios. Marco Aurelio Royo, quien aún hoy sigue en la junta del Bbva-Ganadero y es una de las cabezas visibles del grupo vendedor, y su apoderado, contaron a SEMANA su versión de los hechos. Royo asegura que ha tenido acciones en el Ganadero desde 1991. En 1994 amplió su participación. Junto a un grupo de cerca de 100 inversionistas compró a unos empresarios venezolanos un paquete accionario cercano al 25 por ciento del capital del banco. Estos títulos se adquirieron con un préstamo por 115 millones de dólares del banco holandés ING. Para respaldar este crédito se constituyó un patrimonio autónomo (fideicomiso), en el que se consignaron las acciones como garantía. Es decir, el crédito quedó avalado con las mismas acciones. En agosto de 1996 el BBV de España adquirió en la bolsa el 35 por ciento de las acciones del Banco Ganadero a 295 pesos cada una. Parte de las acciones de Royo y sus socios, consignadas en el patrimonio autónomo, se vendieron en esa ocasión. Un año después el BBV hizo una segunda compra a través de una oferta pública de intercambio de acciones (OPI). Bajo esta figura ofreció entregar una acción del BBV de España por cada 135 del Banco Ganadero. Los socios de la entidad colombiana que no quisieran jalarle al intercambio también podían optar por recibir un pago en efectivo (520 pesos por acción). Buena parte de las acciones consignadas en el fideicomiso diseñado por Royo se cambiaron por otras del banco español, que en ese entonces (a mediados de 1998) costaban cerca de 3.000 pesetas cada una. Las acciones recién adquiridas de BBV se consignaron en un banco en Suiza. Con ellas como garantía Royo y sus socios obtuvieron un crédito del BBV Puerto Rico por 100 millones de dólares. Con este nuevo préstamo pagaron la deuda original que tenían con el banco holandés ING y otras deudas en el exterior que habían contraído para comprar acciones. El presunto lavado, que según el testigo Nelson Rodríguez habrían hecho los colombianos, se habría ejecutado a través del crédito que el BBV Puerto Rico le otorgó a Royo y sus socios. Según su testimonio este préstamo se habría desembolsado a varias sociedades constituidas en Panamá, algunas de las cuales efectivamente existen. Todavía falta aclarar si estas sociedades desempeñaron algún papel en transacciones de Royo, Gerlein o algunos otros de sus socios. Ante esto la defensa de Royo responde con dos argumentos: primero, que el dinero fue girado por el BBV Puerto Rico directamente al ING y a otras entidades a las que él les debía plata. Y segundo, que como nunca entró dinero a Colombia (lo que hubo fue un intercambio de acciones), ni siquiera cabe la posibilidad de que haya habido blanqueo de capitales. “Lo del lavado es un montaje miserable”, ha dicho Royo en repetidas ocasiones. El desenlace ¿Qué pasó después de que Royo y compañía cambiaron acciones del Ganadero por títulos del BBV a mediados de 1998? Compraron un seguro en la bolsa de Madrid que les permitía hacer lo siguiente. Si la acción del BBV, que costaba 3.000 pesetas, caía por debajo de 2.700 pesetas, tenían derecho a vender sus títulos a este último precio. Pues bien, la acción cayó a cerca de 1.000 pesetas al estallar la crisis financiera internacional desatada por Rusia. Royo y sus socios pudieron entonces vender a 2.700, pagar buena parte del crédito que tenían vigente con el BBV Puerto Rico, e incluso comprar acciones baratas. Al final de cuentas lo que lograron estos empresarios con sus sucesivas operaciones financieras fue hacerse a una participación importante del BBV y obtener dividendos por varios años prácticamente con la cédula, pues todo se hizo a crédito. De la historia del BBV quedan claras dos cosas. La primera es que el escándalo del Bbva en España es delicado. El hecho de haber presentado una contabilidad incompleta es, en sí mismo, un hecho de la mayor gravedad, así hayan reconocido y enmendado el error. La segunda es que el escándalo de Latinoamérica no tiene nada que ver con lo de España. En lo que respecta a Colombia, la venta del Banco Ganadero se hizo de manera clara y pública, mediante operaciones supervisadas en la bolsa, incluyendo organismos de control estadounidenses puesto que las acciones de la entidad también se cotizaban en ese país. Son operaciones demasiado visibles como para ser utilizadas como vehículos de lavado. Ahora, una cosa es la venta del banco y otra lo que hagan los accionistas con su plata.