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LAS CUENTAS DE ALVARO

Los seguidores del candidato conservador tratan de demostrar con ecuaciones matemáticas que todavía tiene opción de ganar las presidenciales.

14 de abril de 1986

El candidato conservador Alvaro Gómez anda haciendo cuentas. Durante toda la semana que siguió a las elecciones parlamentarias, Gómez y sus seguidores se dedicaron a hablar a la prensa de cifras y porcentajes, para intentar demostrar, si no que el candidato de la participación nacional será el próximo Presidente, al menos que sus opciones aún no han desaparecido.
Las cuentas de Alvaro se basan en las dos anteriores experiencias de separación electoral entre parlamentarias y presidenciales. En 1978, cuando el consenso de San Carlos para definir la candidatura liberal entre Carlos Lleras y Julio César Turbay, determinó una reforma electoral que separó esas dos elecciones, la votacion liberal creció un 8.1% entre las parlamentarias y las presidenciales, y la conservadora aumentó cerca de un 42% en ese mismo lapso, aunque este crecimiento no le bastó a Belisario Betancur para derrotar a Turbay.
Cuatro años después, cuando la votación liberal que respaldaba al ex presidente Alfonso López Michelsen alcanzó más de 2 millones y medio de votos en las parlamentarias, la conservadora apenas llegó a 2 millones 250 mil. Dos meses después, el fenómeno belisarista lograba finalmente su propósito, pues si bien los aumentos de cada una de estas fuerzas eran similares a los de 1978 (41% para los conservadores y 8.8% para los liberales), esta vez el crecimiento sí alcanzó a Betancur para alzarse con la Presidencia, con más de 3 millones 100 mil votos, sobre los dos millones 800 mil de López.
La esperanza conservadora se basa ahora en que, de repetirse esos mismos aumentos, Gómez ganaría las presidenciales con cerca de 150 mil votos de ventaja. Esto quiere decir que si la votación liberal el 9 de marzo fue de 3 millones 200 mil, un aumento del 8% la subiría a 3 millones 450 mil mientras que si la conservadora fue de 2 millones 550 mil, el crecimiento del 41% la llevaría a cerca de 3 millones 600 mil.
El análisis anterior parece muy convincente si se le mira a vuelo de pájaro. Pero si el estudio es más detallado, las cuentas alvaristas comienzan a fallar. En primer lugar, es importante aclarar que, cuando se produjeron las elecciones parlamentarias del 78 y el 82, el candidato conservador Belisario Betancur tenía en las encuestas para presidenciales un porcentaje que le permitía esperar un buen resultado. En 1978, las encuestas le daban una ligerísima ventaja sobre Turbay Ayala, cuando éste ya se había impuesto en las parlamentarias. Esta ventaja no se concretó en la votación presidencial, pero de cualquier modo, esta resultó bastante apretada. En 1982, cuando se efectuaron las parlamentarias, Betancur volvía a tener una ligera ventaja sobre López Michelsen, que a la postre se verificó en las presidenciales.
Y en este punto es donde radica la diferencia con el caso de Alvaro Gómez. Actualmente, según las últimas encuestas, Barco tenía una ventaja sobre Gómez de 8 puntos porcentuales en caso de que Galán continuara. En caso de retiro de Galán, las encuestas hablaban de una ventaja de 14 puntos (50% a 36%), según la firma Consumer de Oscar Lombana. La contundencia de estas cifras parece derrumbar de un tajo las cuentas alvaristas. Amanecerá y veremos.