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POLÍTICA EXTERIOR.

Las letras de Fidel

El libro de Fidel Castro tiene interesantes revelaciones sobre capítulos no resueltos de la historia de la violencia en Colombia.

15 de noviembre de 2008

Fidel Castro había aplazado el cumplimiento de la promesa que se hizo de escribir un libro sobre Colombia. Y no era fácil que con su delicado estado de salud y en su condición de ex presidente, se empeñara en cumplirla. Pero llegó el momento.

Hace varios meses, les informó a sus colaboradores que iniciaba esta tarea y los convocó para analizar el material que necesitaba para resumir, en un solo texto, las posturas históricas que él y su revolución asumieron frente a Colombia y su conflicto.

Un libro de Castro sobre la paz en Colombia no es uno más en la inmensa bibliografía que hay sobre este tema. Primero, porque en los archivos del gobierno cubano hay verdaderas joyas para la historia de Colombia, y porque se trata de un trabajo al que, según él mismo, le dedicó 400 horas. Pero, sobre todo, porque es la mirada del líder de la revolución que inspiró la lucha guerrillera en América Latina, acerca de un conflicto prolongado al que respeta pero a la vez critica con severidad.

"Tanto los grupos guerrilleros de Colombia como los gobiernos han estado equivocados sobre el papel que Cuba podía y puede tener en la paz o en la guerra", dijo el miércoles en La Habana José Arbesú, director del Departamento América del Comité Central del Partido Comunista cubano y uno de los principales coequiperos de Fidel en la escritura del libro. Y esa es la razón principal por la cual este libro tiene enorme importancia para los cubanos, ya que logran controvertir con hechos y documentos el argumento de que la isla ha apoyado a los grupos guerrilleros de Colombia en su guerra contra el Estado. "Nunca les dimos dinero, nunca les dimos armas", subrayó Arbesú.

Cuba ha sido protagonista en casi todos los hechos trascendentales de los procesos de paz y en mediaciones humanitarias en casos de rehenes, como la toma a la embajada de República Dominicana por el M-19, o los secuestros de Jaime Betancur, hermano del presidente Belisario Betancur, y de Juan Carlos Gaviria, hermano de César Gaviria. En el libro, Fidel describe con detalle y de manera cronológica el papel de su gobierno en cada uno de esos momentos de crisis, cita los informes que sus funcionarios le enviaban sobre las reuniones y explica paso a paso cómo su gobierno tomó decisiones.

Desclasificar documentos del gobierno cubano es en sí mismo una noticia y son muchos los que se incluyen en este libro.

Uno de ellos contiene las conversaciones de los enviados de Castro con 'Manuel Marulanda' en la época de los diálogos del Caguán. La revelación, que sin duda tendrá relevancia histórica, es que las Farc desde el comienzo del proceso sabían que éste no conduciría a la paz. Según un reporte del 24 de julio de 1998, el guerrillero de las Farc Marcos Calarcá le cuenta a Arbesú lo que Marulanda ve en el panorama que se avecina con el proceso de paz: "En las conversaciones con Pastrana se observó que éste hizo lo inevitable para que las Farc entren en la mesa negociadora y no puedan salir de ella, explicando que ellos no pueden dar las espaldas a las propuestas de paz de Pastrana y de otros sectores. El objetivo de las Farc es realizar tres o cuatro rondas (...) y salir de las negociaciones con buena imagen y ganando el tiempo necesario para prepararse frente a una eventual invasión". Es decir, las Farc nunca creyeron en serio en las negociaciones.

Sobre 'Marulanda', el libro hace una semblanza que pretende ser un homenaje que resulta contradictorio. Dice que admira la manera como condujo las tropas guerrilleras y lo llama un "revolucionario íntegro", sin embargo le critica que se haya empeñado en una guerra prolongada. Dedica un capítulo a hablar del "valor de los principios", en el que describe asuntos fundamentales para una revolución legítima. Cuestiona duramente el secuestro y el tratamiento que les dan a los secuestrados.

En una mirada un poco más lejana, el comandante narra cómo el gobierno de Julio César Turbay, que posteriormente rompió relaciones con Cuba, trajo al país a un comando israelí para tomar por asalto la embajada de República Dominicana, tomada por el M-19, y cómo los israelíes sobrevolaron el área para determinar las condiciones del operativo. Pero cuenta que ellos mismos dijeron que no había condiciones. Según los documentos citados por Castro, Israel le dio al gobierno el millón de dólares para que el M-19 aceptara dejar en libertad a los embajadores que salieron con los guerrilleros hacia Cuba.

El libro cuenta en extenso cómo sus enviados, Arbezú y Jorge L. Joa, fueron los encargados de entrar en contacto en la cárcel con 'Bochica', jefe del llamado grupo Jega que tenía secuestrado al hermano del presidente Gaviria. Los funcionarios cubanos hicieron la gestión por petición del mismo mandatario, después de que el Jega dio a conocer su admiración por la revolución cubana.

Fue un comunicado del propio Castro en el que pedía respetar la vida de Juan Carlos Gaviria, el que logró que no se cumpliera la orden de asesinarlo. El libro transcribe todas las conversaciones con 'Bochica', con el propio presidente Gaviria, y narra el viaje a Cuba del general Rosso José Serrano, entonces director de la Policía, con una pistola apuntándole a su cabeza mientras eran trasladados los familiares de los miembros del Jega como parte del acuerdo que salvó la vida al hermano del Presidente Gaviria.

Este libro recoge la visión de un revolucionario que luego se convirtió en dictador, cuya vida ha acompañado a este país más de 60 años. Una historia que comenzó cuando Fidel Castro llegó a Colombia a los 21 años, el 7 de abril de 1948, y sostuvo una entrevista con el abogado y político Jorge Eliécer Gaitán, dos días antes de ser asesinado.

Ese episodio marcó su vida y así lo diría 11 años después, cuando triunfó su revolución. Desde entonces Colombia ha sido una obsesión para él, y por eso con este libro, que terminó de escribir el 16 de septiembre a las 3:15 de la tarde, la obsesión ya fue exorcizada. Fidel cumplió su promesa.