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La marihuana es la sustancia ilegal de mayor consumo en Bogotá según un estudio de la Alcaldía. | Foto: Archivo

POLÉMICA

Las 'narcosalas' de Petro, un polémico modelo importado

En medio del debate desatado por la propuesta del alcalde Gustavo Petro de crear centros de atención a drogadictos, Semana.com revisa el origen y algunas experiencias internacionales de las llamadas 'narcosalas'.

9 de agosto de 2012

La propuesta del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, de instrumentar los Centros de Atención Médica para Adictos a las Drogas (CAMAD) ha desatado una fuerte polémica en diversos sectores de la opinión pública. Los pronunciamientos a favor y en contra no se han hecho esperar.
 
La ministra de Salud, Beatriz Londoño, le salió al paso a la iniciativa, afirmando que si bien “los consumidores y los adictos deben ser abordados y tratados como un problema de salud pública”, el Estado no puede suministrar drogas ilícitas a sus ciudadanos.
 
Por su parte, el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, descalificó la propuesta de Petro, asegurando que en este caso el alcalde “se la fumó verde” al tiempo que señaló la iniciativa como inconstitucional.
 
Sin embargo, también se escucharon voces a favor. El presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, magistrado Leonidas Bustos, afirmó que la propuesta podría contribuir al descenso de la criminalidad que “se genera precisamente a partir de las conductas delictivas que realiza el adicto para proveerse del fármaco”.
 
¿Qué propone Petro?
 
En primer lugar, la medida propuesta por Petro se basa en un programa de varias fases. Primero, dos unidades móviles de atención, CAMAD, adscritas al Hospital del Sur y de Centro Oriente, realizarán un proceso de caracterización de la población drogodependiente, para conocer la dimensión real del problema de drogadicción en la ciudad.
 
Estas unidades estarán compuestas por médicos, enfermeras, odontólogos y sicólogos que prestarán atención sanitaria básica a los adictos de las zonas más vulnerables de la ciudad, que según el secretario de Salud de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo, no serán divulgadas para evitar estigmatizar algunos sectores y comunidades de la ciudad.
 
En segundo lugar, el alcalde ha asegurado que se reunirá con el gobierno nacional para presentar una propuesta más amplia en la que se incluya la administración de dosis controladas de droga a los adictos que la requieran.
 
Este es el punto que más polémica ha desatado, pues implicaría que el Estado suministre drogas ilícitas a sus ciudadanos, para lo que necesitaría almacenar y distribuir estupefacientes que aún no está claro de donde provendrían. Ante esto Petro ha asegurado que se usarían las drogas incautadas por las autoridades, lo que contribuiría a atacar el negocio del microtráfico.
 
Las 'narcosalas'
 
Las Salas de Consumo Higiénico (SCH) en Europa están próximas a cumplir 30 años. La primera experiencia se estableció en Berna, Suiza, en 1986. El objetivo inicial de las SCH consistía en darles un espacio digno a los adictos para que pudieran consumir de la manera más segura posible, tanto para la comunidad como para ellos mismos, de modo que se evitaran sobredosis y se detuviera la creciente tasa de contagio de enfermedades infecciosas, particularmente de hepatitis y VIH.
 
Según el Observatorio Europeo de la Droga y las Toxicomanías (OEDT), el objetivo de estas salas es “analizar y tratar los problemas de grupos específicos de adictos en alto riesgo, particularmente los que se inyectan y de aquellos que consumen en vía pública”.
 
Para el organismo europeo, “estas personas tienen importantes necesidades de asistencia sanitaria y plantean problemas para las comunidades locales que los servicios sociales, las instituciones de drogodependencia o las legislaciones no han podido resolver por medio de otras alternativas”.
 
Inicialmente estas salas estaban orientadas a la población de adictos a sustancias inyectables, como heroína y cocaína. De ahí que, por ejemplo, en España se les denomine Dispositivos Asistidos de Venopunción (DAV) o Salas de Acogida y Venopunción. Sin embargo, los españoles se refieren a ellas popularmente como 'narcosalas'.
 
Con el tiempo la iniciativa, que se extendió por toda Europa, ha llegado a Canadá, México y Australia. De acuerdo con la OEDT, tanto el tratamiento de sustitución como los programas de intercambio de agujas y jeringas existen en todos los países de la Unión Europea, con excepción de Turquía.

El caso español

 
La primera 'narcosala' española se estableció en el año 2000, en la zona de las Barranquillas, Madrid. La polémica desatada llevó a que se consultara por medio de referendo la apertura de nuevas salas en Barcelona y Bilbao, un año más tarde.
 
Las reglas en las SCH o 'narcosalas' son claras. Los adictos deben mostrar la droga que van a consumir, reciben un kit para inyectarse la dosis, que consta de una jeringa, una banda elástica, una pequeña gasa y preservativos. A partir de ese momento disponen de 30 minutos para inyectarse, nunca en el cuello o los genitales. Así mismo está prohibido cualquier comportamiento violento, traficar con drogas dentro o en los alrededores de la sala y el ingreso de menores de edad.
 
Por otra parte, los vecinos de la sala son informados continuamente de las actividades de esta y son invitados a reuniones periódicas de evaluación de la iniciativa y su impacto en la comunidad. Algunos adictos logran acceder a un programa de tratamiento con metadona y otros son elegidos, dependiendo de su proceso dentro del programa, para la prescripción terapéutica de heroína.
 
La sala de las Barranquillas en Madrid cerró sus puertas el primero de enero de este año. En medio de protestas, similares a las que se registraron con su apertura, el primer centro de consumo controlado y resocialización de adictos dejó de atender a la población drogodependiente que asistía, no solamente a consumir, sino a recibir atención médica, asearse y, en algunos casos, a desarrollar un proceso de rehabilitación y resocialización.
 
Según las autoridades madrileñas, el cierre se debió a que las humildes chozas que rodeaban la institución se han ido reduciendo paulatinamente hasta casi desaparecer. Aunque los diarios españoles no dudan en achacarle a la crisis económica el cierre del emblemático centro.
 
Por su parte, la ciudad de Barcelona pretende aumentar la cobertura de la iniciativa y tiene proyectado tener 14 salas para el año 2014. La ciudad se ha propuesto evitar que los traficantes copen a los adictos como sucede en los escombros de la antigua sala de las Barranquillas.
 
También en México

En abril del 2007, el entonces presidente mexicano, Felipe Calderón, anunció la Estrategia Nacional para la Prevención y el Tratamiento de las Adicciones En México. Un ambicioso programa que pretendía extender una red de 323 centros de atención para adictos, los Centros de Atención Primaria de las Adicciones (CAPA), también conocidos como 'Centros Nueva Vida'.
 
Cada CAPA está conformado por un médico, dos sicólogos, dos trabajadores sociales y personal administrativo. En realidad se trata de una verdadera red que actúa en varios frentes, partiendo de la prevención, la detección y la atención oportuna de adicciones y la rehabilitación extramural e intramural, en las instituciones.

Esta estrategia integral se apoya además en 113 unidades de centros de atención juvenil, que se enfocan en la prevención desde las escuelas. Lo interesante del caso es que en estos centros no sólo se atiende a los adictos a estupefacientes, sino que además los alcohólicos y fumadores también pueden acudir para tratarse y abandonar sus respectivas adicciones.
 
El objetivo de los CAPA no reside únicamente en tratar a los adictos, sino en detectar también de manera temprana los riesgos a los que se ven expuestos comunidades escolares para prevenir o tratar oportunamente a quienes se inician en el consumo de las drogas, el alcohol y el tabaco.