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La ALO, el TransMilenio y las autopistas urbanas son tres de los retos de Peñalosa. | Foto: Archivo particular

ANÁLISIS

¿Podrá Peñalosa hacer todas las obras que prometió?

Una dura labor tiene por delante el nuevo alcalde de la capital. Si quiere cumplir con las obras que les prometió a los bogotanos, deberá trabajar de la mano con el gobierno nacional.

26 de octubre de 2015

No sólo durante la campaña sino durante sus primeras horas como alcalde electo de Bogotá, Enrique Peñalosa ha dejado claro que sí quiere sacar adelante sus promesas y que para eso tendrá que, por un lado, trabajar de la mano con el gobierno nacional, que tiene la plata y la llave para hacer muchas de las obras que prometió, y por el otro, enfrentarse a Gustavo Petro.

Peñalosa no alcanzó a terminar la celebración de su victoria para ponerse a trabajar. El lunes en la mañana se reunió con el presidente de la República, Juan Manuel Santos, y con el vicepresidente, Germán Vargas Lleras, para discutir el futuro del metro y de otras obras que son trascendentales para mejorar la movilidad de los capitalinos.

Peñolosa anunció que piensa derogar el Decreto 562 que la administración Petro expidió para modificar, por la puerta de atrás, una parte importante del POT y que abrió la puerta que sirvió para liberar la altura en algunas zonas de la ciudad. También habló de crear una gerencia de infraestructura y una secretaría de Seguridad. Entre tantas promesas y anuncios, la pregunta que muchos se hacen es qué tan probable es que Peñalosa cumpla.

El nuevo alcalde tiene varios puntos a su favor. Además de tener claros sus planes y de saber cómo se administran grandes centros urbanos, su ambicioso plan de megaobras calza a la perfección con los que tiene el gobierno Santos para la capital pero que van en contra de la idea de ciudad que Petro ha tratado de promover en su alcaldía. Por ejemplo, se opuso a la construcción de grandes proyectos de vivienda gratis, a la venta de agua en bloque a los municipios vecinos, a habilitar tierra en los bordes de la ciudad o hacer grandes vías como la Avenida Longitudinal de Occidente y una autopista elevada entre el Puente de Venecia y la salida de Soacha. Petro sólo se le apuntó al metro, pero finalmente el Gobierno no quiso darle el premio de pasar a la historia como el alcalde que hizo esta obra, que cada vez más parece ciencia ficción.

En este momento Santos y Vargas Lleras saben que a través de las concesiones de cuarta generación y de la figura de las APP hay una carta importante para modernizar el país y dinamizar la economía en vacas flacas. Pero estas no han podido entrar a la capital. Ahora, con el relevo en el Palacio Liévano, llega alguien que piensa igual, y muy seguramente muchas de las 17 iniciativas privadas que fueron presentadas y negadas por la administración Petro, como la de hacer la ALO, Tansmilenio por las avenidas Boyacá y l68 y las autopistas urbanas, se van a viabilizar, más cuando las obras las hacen los privados, las pagan las personas que van en carros particulares y la ciudad no pone un solo peso.

Ese es, sin duda, el gran as bajo la manga que tiene Peñalosa. Sin embargo, la desaceleración de la economía en el mundo, especialmente en Latinoamérica, podría dejar a algunas de las obras sin un privado que quiera hacerlas con recursos propios.

Ahora bien, ¿qué tan fácil es que Peñalosa pueda cambiar el diseño del metro en la ciudad? Si el nuevo alcalde quiere hacerlo todo elevado o introducirle cambios al trazado, va a ser difícil e incluso algunos expertos creen que puede ser una estrategia para no hacerlo, tal como se negó en su primer mandato.

Pero si es, como al parecer lo dijo hoy, que va a usar el primer diseño que hizo la empresa española Sener, que planteó un metro a nivel y elevado en el sur y subterráneo en el norte, sin duda se puede hacer, pues el ancho de la vía lo permite y reduce considerablemente los costos. Sin embargo, si Peñalosa insiste en hacerlo elevado, también entre el centro y la calle 100, arriba de las carreras 13 y 11, será más difícil y tendrá una férrea oposición, especialmente de los residentes, pues una obra de estas destruye el valor de los predios y de sus alrededores, tal como ocurrió en algunos tramos del metro de Medellín.

Una fuente cercana al Gobierno dijo que el vicepresidente, quien lidera el plan de infraestructura del Gobierno, está dispuesto a darle carta blanca a Peñalosa en su plan de obras para Bogotá, pues si hay alguien que ha estudiado el tema es él.

Otra pregunta que queda en el aire es si Peñalosa va a continuar con algunos proyectos de infraestructura que ya tienen un largo camino, como el tren de cercanías, o va a hacer borrón y cuenta nueva, como han hecho la mayoría de las gobiernos capitalinos.

Ahora bien, otros proyectos, como el de hacer un parque y urbanizar los alrededores del río Bogotá, especialmente el borde occidental, que ha sido reservado como zona rural –cada vez más amenazada- es una propuesta que se debe conocer a fondo y que va generar grandes debates.

Si algo ha demostrado Peñalosa es que es capaz de hacer grandes obras y que no le tiene miedo a ordenar la ciudad, pero que también debe tener más precauciones para no repetir malas experiencias, como los problemas que hoy deben transitar por la Caracas y la Autopista Norte por las fallas en su construcción. Todo indica que, por ahora, los astros están alineados para que se puedan hacer las obras que tanto necesita Bogotá.