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General Óscar Naranjo Trujillo

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Las ovejas negras

Algunas de las familias más prestantes de Colombia han sufrido la misma tragedia por la que atraviesa el general Óscar Naranjo.

13 de mayo de 2006

"Nunca creí que la maldición del narcotráfico llegara a mi propia casa". Los colombianos quedaron sorprendidos la semana pasada, al escuchar estas palabras del general Óscar Naranjo cuando le contó al país que su hermano Juan David fue detenido en Alemania por posesión de drogas.

Visiblemente afectado, el oficial relató que mientras se encontraba en Pereira coordinando la investigación por el crimen de Liliana Gaviria, recibió una llamada de un familiar que le avisó la desaparición de su hermano, quien es residente desde hace seis años en España. Después de confirmar con las autoridades alemanas su detención, la noticia le dio vueltas y vueltas en su cabeza. Le parecía imposible vivir en carne propia la capacidad invasora y corruptora del narcotráfico, que había logrado penetrar su propio hogar.

Juan David, de 29 años, es administrador de empresas y el menor de siete hermanos. Fue detenido desde el pasado 3 de mayo por las autoridades alemanas, cuando se movilizaba en un automóvil en compañía de tres amigos colombianos. La experiencia no podía ser más dolorosa para Naranjo, quien ha liderado un ataque frontal a las organizaciones mafiosas. En ese momento, cuando confirmó la noticia, no sabía qué hacer. Lo más difícil era contarle a su padre, el general retirado de la Policía Francisco Naranjo, su mejor amigo, y al resto de su familia. Luego, a sus superiores y después habló con el presidente Álvaro Uribe, de quienes recibió un total respaldo. Después, según sus propias palabras, convocó a la rueda de prensa más triste de su vida y le dio la cara al país.

Ese mismo miércoles, muchas familias colombianas revivieron su propia pesadilla. Lo que le ha pasado a Naranjo es más común de lo que la gente se imagina.