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“Setenta personas de mi familia murieron en los campos de concentración. Por lo tanto, no puedo tomar esas cosas a la ligera”

ENTREVISTA

“Las reuniones de los nazis criollos deberían ser un delito”

Estela Goldstein, la directora de la fundación que agrupa a los sobrevivientes del Holocausto nazi y a sus hijos, propone penalizar el culto a las aberraciones hitlerianas.

1 de mayo de 2011

SEMANA: ¿Qué opina usted de la indignación que ha suscitado la revelación de que en Colombia hay grupos neonazis con uniforme, rituales y hasta lenguaje violento?

ESTELA GOLDSTEIN:
Mi primera reacción fue de indignación. Pero ya decantadas las cosas, creo que hay que aprovechar esta coyuntura para algo constructivo.

SEMANA: ¿En qué sentido?

E.G.:
Creo que se está abonando el terreno para consolidar un proyecto de ley que tipifique penalmente este tipo de conductas, como sucede ya en muchas partes del mundo.

SEMANA: ¿Y esa iniciativa la ha producido el artículo de SEMANA?

E.G.:
No exactamente. Nosotros ya teníamos conocimiento de la existencia de movimientos radicales de esa naturaleza. Lo que consideramos nuevo y gravísimo es que hayan llegado a la desfachatez de mostrarse en público e incitar a la violencia.

SEMANA: ¿Y cuáles son las leyes que usted considera deben ser promulgadas?

E.G.: No les voy a contestar en términos de leyes, pues no soy abogada. Voy más bien a describir las conductas que, en mi opinión, deben ser penalizadas. En términos generales, me parece una aberración que exista la posibilidad de que se conviertan en partidos legales movimientos de orientación nazi, adoradores de Adolfo Hitler que niegan la existencia del Holocausto, el cual ha sido tal vez el mayor genocidio en la historia de la humanidad.

SEMANA: Entendemos que usted dirige una asociación de sobrevivientes e hijos de sobrevivientes del Holocausto. ¿Hay muchos en Colombia?

E.G.:
Sobrevivientes directos, por el transcurso de los años desde la Segunda Guerra Mundial, solo hay alrededor de una docena. Pero con vínculos indirectos, yo le diría que alrededor de la mitad de la colonia judía está en esa categoría. En mi caso personal, hay entre sesenta y setenta miembros de mi familia que perecieron en los campos de concentración. Por eso entenderá usted que no puedo tomar estas cosas a la ligera.

SEMANA: ¿Las leyes que ustedes consideran deberían ser promulgadas en qué países están vigentes hoy?

E.G.: En casi todos los países de la Unión Europea hay algún tipo de legislación. Paradójicamente, Alemania y Polonia, donde se cometieron los mayores excesos, son los países más definidos. No solamente están prohibidos el nazismo y el racismo, sino también la incitación al odio. En otros países, como Inglaterra, hubo recientemente un famoso caso de un filósofo historiador de nombre David Irving, quien por negar la existencia del Holocausto acabó condenado a tres años de prisión. Y para remitirnos a lo contemporáneo, acaban de despedir a John Galliano como director de diseño de Christian Dior, por decir: "Yo amo a Hitler". Son muchas situaciones diferentes, pero todas tienen un elemento en común: la admiración a las aberraciones nazis.

SEMANA: Pero Colombia es un país donde hay un culto a la libertad de expresión, que puede ser un obstáculo para el proyecto legislativo que ustedes mencionan.

E.G.:
Nosotros lo único que queremos es aprovechar esta coyuntura para hacer un planteamiento y una solicitud que consideramos históricamente justificada. Es que la intolerancia y el Holocausto no han sido un problema judío, han sido un problema de la humanidad. En Colombia existen fenómenos de racismo y de discriminación que, en mi opinión, deben ser objeto de una sanción más allá de lo social.

SEMANA: ¿Y cómo piensan ustedes tramitar este proyecto jurídico?

E.G.: Es un proyecto que viene pensándose desde hace mucho tiempo y que no está limitado solamente a lo legal, sino que debe abarcar también la educación. Mucho de lo que hay detrás de esto es ignorancia. Hasta el momento, hemos recopilado la legislación mundial sobre el tema y estamos viendo cuál sería la mejor manera de adaptar eso a Colombia. Contamos con el apoyo de mucha gente judía y no judía. Lo primero es tratar de crear conciencia sobre esta necesidad a niveles más amplios.

SEMANA: ¿Pero no cree usted que esa iniciativa puede reñir con algunos derechos fundamentales consagrados en la Constitución?

S.G.:
Por el contrario. Nosotros creemos que este proyecto está respaldado por varios principios constitucionales. Por ejemplo, el artículo 13 de la Constitución dice que no habrá "discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política y filosófica". Claramente la reunión de los 'nazis criollos', aunque parezca solamente una fiesta de disfraces, va en contravía de todos esos principios. Les podría citar otras disposiciones pertinentes. Por ejemplo, la misma Constitución dice que "el Estado debe tomar medidas en favor de grupos discriminados o marginados". Nuestra petición sería una buena forma de hacer realidad esos principios.
SEMANA: ¿Usted considera que hay antisemitismo en Colombia?

E.G.: Mínimo, pero sí. Debo reconocer que personalmente en toda mi vida solamente he sido objeto de un incidente antisemita. Pero, al mismo tiempo, registro un antisemitismo sutil a un nivel un poco más amplio.

SEMANA: Pero la mayoría de las personas que han hecho comentarios sobre el grupo neonazi y el cumpleaños de Hitler lo han ridiculizado como un espectáculo grotesco de una franja lunática...

E.G.: Eso mismo decían de Hitler en los primeros años de su carrera...