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La prolongación del periodo presidencial por dos años, es el más reciente reversazo del presidente Juan Manuel Santos. | Foto: SEMANA.

POLÍTICA

Las veces que Santos ha metido reversa

El presidente no sólo ha reversado la idea de modificar los tiempos de mandato, en otras ocasiones ha dado marcha atrás.

23 de abril de 2013

Cuando el hoy presidente, Juan Manuel Santos, estaba en campaña hizo célebre la frase “Sólo los imbéciles no cambian de opinión”. Sus palabras fueron la respuesta a la candidata conservadora Noemí Sanín, quien entonces criticó a Santos porque en el pasado había sido una pieza clave en el despeje de El Caguán, cuando se intentó un acuerdo de paz con las FARC. Sanín buscaba a toda costa que el candidato se comprometiera a no abrir la puesta a un despeje. Estábamos en pleno debate electoral.

La frase marcó un estilo que a algunos de sus aliados les parece pragmático y a sus contradictores, incoherencia del jefe de Estado. Estos son algunos de los reversazos del mandatario.


Seis años de gobierno, sí pero no

El más reciente cambio de opinión del mandatario fue sobre una propuesta de suma trascendencia para el Estado: la reforma a los períodos de los cargos de elección popular. Durante una reunión con alcaldes en Cartagena dijo: “Si yo llego a presentarme a la reelección, que el período del próximo presidente sea solamente de dos años y a partir de ese momento, de seis años sin reelección”, dijo el jefe del Estado.

En su criterio, la propuesta fue mal entendida. “Pensé, equivocadamente al parecer, que una iniciativa de esta naturaleza sería de buen recibo por todos, incluida la oposición, pues no implicaba la prórroga automática de mi mandato, sino que, en cualquier caso, demandaría el concurso del pueblo colombiano a través de elecciones. Pero así no ha sido entendido por muchos”.

Las críticas de un proyecto que podía tener buena intención, pero era inoportuno, dieron al traste con la idea.

Posesión de Maduro

Tras la cuestionada victoria de Nicolás Maduro en los comicios presidenciales de Venezuela, el gobierno colombiano lo felicitó, pero no confirmó su asistencia a la posesión del mandatario. De hecho, algunos medios de comunicación anunciaron que en representación de Colombia irían el vicepresidente, Angelino Garzón, y la canciller, María Ángela Holguín.

No obstante, a última hora el mandatario hizo cambios en la agenda y asistió a la posesión. En el interregno, el país político se trenzó en un debate sobre la conveniencia o inconveniencia de asistir.

La reforma a la Justicia


En junio pasado, el mandatario se vio obligado a objetar la reforma a la Justicia que defendió con vehemencia durante meses. La patraseada ocurrió después de que la Cámara y el Senado aprobaron un texto conciliado que despertó la indignación ciudadana. Aunque Santos en su momento argumentó que lo hacía motivado por una cuestión de principios, para atajar cuatro gigantescos ‘micos’, a ciencia cierta, tres de esos micos que blindaban al Congreso fueron aprobados antes de la conciliación, cuando él tenía el control absoluto de la situación. 

La reforma tributaria

En el 2010, durante el enfrentamiento por la Presidencia entre el entonces candidato Antanas Mockus y el hoy presidente, Santos recalcó en varias oportunidades que no haría una reforma tributaria para aumentar la carga impositiva de los colombianos. Durante un debate televisado dijo: “El mercado dice que es perfectamente factible que Colombia siga creciendo sin aumentar los impuestos y sin necesidad de hacer una reforma tributaria”. No obstante, el mandatario no sólo aumentó por la vía de un decreto el impuesto al patrimonio y quitó, afortunadamente, las exenciones tributarias en algunos sectores, sino que impulsó una reforma tributaria que gravó a la clase media y rebajó los parafiscales.

El denodado antiuribismo

Una de las promesas de Santos que hoy le recuerdan sus contradictores con más vehemencia es que el mandatario defendería el legado del expresidente Álvaro Uribe, y a su persona. Durante el debate presidencial, Mockus afirmó que si en cumplimiento de las leyes había que extraditar a Uribe, él lo haría. Santos aprovechó para dejar claro que de ninguna manera haría algo así. Y dirigió su campaña a mostrarse como el continuador de la obra del exmandatario. Durante su discurso de posesión dijo que seguiría “cuidando la seguridad democrática, la cohesión social y la confianza inversionista, y avanzamos, con decisión, hacia la Prosperidad Democrática, ¡la Prosperidad para Todos!”. La referencia era a los “tres huevitos” que el expresidente Uribe le había pedido que cuidara.

Sin embargo, pasado el tiempo, el distanciamiento es insalvable, al punto de que hoy Uribe y Santos representan dos caminos distintos frente a la superación del conflicto. Santos con algunas de sus decisiones se apartó de la doctrina uribista y Uribe se lo recuerda todos los días.