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“Yo vine a saber que los Nule eran dueños de interventorías al final”

EN PLATA BLANCA

"Le di gracias a mi Dios por haberme dado esta enfermedad"

Andrés Uriel Gallego contó detalles sorprendentes de su gestión como ministro de Obras, y la manera como ha asumido el cáncer que sufre.

María Jimena Duzán
19 de marzo de 2011

María Jimena Duzán: Usted otorgó en concesión muchas vías, pero no han sido ejecutadas, andan demoradas y algunas salpicadas por corrupción…

Andrés Uriel Gallego: No le voy a negar que hay obras demoradas por problemas de ejecución, pero no le acepto que hubo corrupción. Lo rechazo de manera tajante.

M.J.D.: Y entonces los anticipos y adiciones que recibieron los Nule en la doble calzada a Bogotá-Girardot, que por lo demás no fueron invertidos en las obras, ¿qué eran?

A.U.G.:
¡Ahh!... Pero es que eso es un manejo interno de la concesión que tiene que ser vigilada por la interventoría. Además tienen pólizas. Que ellos hayan sido dispersos, desordenados y ambiciosos en sus manejos internos es una cosa, pero por la obra se responde. Y de hecho el consorcio de Bogotá-Girardot va a cumplirle al país.

M.J.D.: A propósito de las interventorías, ¿por qué se permitió a los Nule ser interventores y contratistas? ¡Eran los interventores de la Ruta Caribe y de la carretera Sucre-Córdoba!

A.U.G.:
Eso es cierto, pero le aclaro: ellos no hicieron interventorías de sus obras como algunos medios han dicho. Es que eran muy inteligentes. Le pongo un caso: la firma consultora Ponce de León resultó, no sé si parcial o totalmente, de propiedad de los Nule. Tengo entendido que se hicieron a otras firmas.

M.J.D.: ¿Se podía ser concesionario y también interventor?

A.U.G.: No. Eso no es normal.

M.J.D.: ¿Y por qué permitió eso?

A.U.G.: ¡Pero cómo así! ¿Es que acaso alguien sabe quiénes eran ellos? ¡Yo no sabía que eso estaba sucediendo! Yo vine a saber que ellos eran los propietarios de Ponce de León al final. Pero le quiero confesar algo: yo no me metí en lo de las interventorías por una razón potísima: yo tenía una oficina de consultoría que cerré después de treinta años cuando llegué al ministerio y no quería meterme en un campo en el que se me pudiera endilgar algún sesgo. Solo me metía cuando me solicitaban para un tema preciso. Por eso terminé demandando en 2009 a la firma interventora de la que los Nule resultaron ser parte.

M.J.D.: ¿Y cuál era la obra?

A.U.G.:
Era la interventoría de la doble calzada del Aburrá-Sur. Pero también los sancionamos en la de Bogotá-Girardot en 2008 y 2009 por demoras y se les quitó el contrato en la de Isnos-Paletará por incumplimiento. Todo eso lo hice por cumplir el deber y no porque quería perseguirlos, como ellos dicen.

M.J.D.: ¿Quiénes protegieron a los Nule en el gobierno Uribe para que hubieran podido llegar a donde llegaron?

A.U.G.:
No, señora, eso no pasó. Mi gobierno, el de mi presidente Uribe, les dio oportunidad a todos los contratistas para participar. Además, no es cierto que los Nule se forjaron al amparo del uribismo. Ellos venían desde atrás: tenían contratos de gas y servicios públicos.

M.J.D.: Pero no me puede negar que eran protegidos del gobierno Uribe. ¡Fueron los únicos a los que les hicieron un préstamo en el DNE!

A.U.G.:
Préstamo que terminaron pagando gracias a que yo los llamaba día de por medio. Cualquier aclaración la tendría que hacer el funcionario correspondiente y no dejar que sea Álvaro Uribe el que responda.
 
M.J.D.: La Procuraduría acaba de abrir investigaciones sobre cerca de 14 adiciones irregulares en su administración. ¿Se las enumero?
 
A.U.G.: Es mi responsabilidad atender los requerimientos de los organismos de control. Pero lo que sí quiero decirle es que todas esas adiciones se hicieron sujetas al rigor jurídico y al interés nacional.

M.J.D.: Pero también el ministro de Transporte, Germán Cardona, ha dicho que los 16 grandes proyectos viales adjudicados por 2,3 billones de pesos ahora van a costar 5 billones. ¿Qué le responde?

A.U.G.: Yo tengo que ser respetuoso de las opiniones del ministro a menos que sean injustas, pero le respondo de esta manera: eso no es cierto, y le voy a demostrar que el tema de las adiciones es una fortaleza y no una maldición. En Colombia hay 22 concesiones y otras ocho en que la Nación es socia. El concesionario responde por la obra y por los diseños, porque cuando las hace el concesionario quedan mejor.

M.J.D.: Pero ellos dicen lo contrario, que ustedes entregaron las concesiones sin los estudios y que a la hora de ir a campo tienen que invertir en obras que no están incluidas. La Ruta del Sol ya pidió la primera reconsideración del contrato…

A.U.G.: No la pueden hacer. Además, ya les respondieron el ministro y la directora del Inco diciéndoles que no, que la responsabilidad ambiental y geológica es de los contratistas. A los contratistas se les está olvidando que a veces se gana y a veces se pierde plata.

M.J.D.: De exministro lo veo opuesto a las adiciones, pero de ministro las hizo todas, incluidas las ¡18! a la concesión de Bogotá-Girardot otorgada a los Nule, para no hablar de las demás…

A.U.G.: Se lo voy a hacer más sencillo: todas las concesiones otorgadas en mi gestión tuvieron adiciones y eso no solo sucedió en nuestro gobierno, sino en los anteriores. Y no hay que verlo como una plata que se pierde, sino como una manera de ir resolviendo los problemas que se encuentran en el campo. En el caso de Bogotá-Bucaramanga había 38 fallas que no estaban contempladas. ¿Cómo no le hago yo una adición al contratista? ¿Cómo no hago la doble calzada al Llano o al norte de Cundinamarca?

M.J.D.: Oyéndolo da la impresión de que fueron usted y Uribe quienes les pidieron esas adiciones a los concesionarios y no al contrario. Ese sí es el mundo al revés…

A.U.G.: Sí. Nosotros decidimos la ampliación de las capacidades de esas concesiones. La invitación fue del gobierno.
 
M.J.D.: Pero, ¿las adiciones a los Nule en Bogota-Girardot fueron pedidas por usted y el presidente?

A.U.G.: Mire, en ese caso la concesión comenzó muy bien, pero el tramo de ellos empezó a fallar por los problemas del grupo Nule hasta que les tocó ceder la mayor parte de sus acciones a Sumatoria.

M.J.D.: ¿Y los Nule recibieron las 18 adiciones?

A.U.G.:
Ellos no. Las recibió la concesión y las adiciones se hicieron por necesidades. La variante de Girardot no estaba contemplada y había que hacerla. Además, para eso lo nombran a uno. Para identificar los problemas y ver cómo los resuelve.

M.J.D.: ¿Y entonces nunca hubo ningún concesionario presionando al gobierno?

A.U.G.: Cuando estábamos adjudicando la Ruta del Sol los Nule pretendieron intimidarnos, sobre todo a través de los medios. ¿No salieron a decir que los estábamos persiguiendo y que los íbamos a sacar? A ellos los excluimos de la Ruta del Sol por falta de requisitos, pero ya los habíamos excluido de seis concesiones por incumplimiento con la empresa Elsamex, que acreditó como experiencia una doble calzada en República Dominicana, cuando en realidad era una carretera de dos carriles.

M.J.D.: Dicen los expertos de la IATA que para la fecha en que se va a terminar el nuevo aeropuerto El Dorado ya nos va a quedar pequeño.

A.U.G.: ¡El aeropuerto! ¡Que nos den gloria por eso!

M.J.D.: Pero eso le quedó mal. Los contratistas se demoraron dos años en el tema de la tumbada del edificio por la que pedían una millonada.

A.U.G.: Yo dije desde un principio que tumbaran todo, para que lo hicieran de tal calidad y de tal lujo, que fuera repelente. Sin embargo, Kpmg, el estructurador, no estuvo de acuerdo. Me tocó dar la batalla para tumbar el edificio y por eso celebro el acuerdo a que llegó el ministro Cardona: redujo las aspiraciones del concesionario.

M.J.D.: ¿Leyó la entrevista del exfiscal Mendoza en 'El Tiempo', en la que dice que estaban pensando en darles principio de oportunidad a los Nule porque ellos habían prometido que iban a contar lo que sucedió bajo su ministerio?

A.U.G.: Que digan lo que quieran. De mí nada indebido tienen que decir. Nunca me verán controvirtiendo públicamente a un organismo de control. Yo voy allá. Soy muy respetuoso de esas cosas. Es que ya estoy muy viejo, tengo 61 años, pero he vivido 627.
 
M.J.D.: Pero para tener un cáncer como el que sé que tiene, lo veo muy bien…

A.U.G.:
¿Sabe que le di gracias a Dios por la enfermedad que me dio? Las enfermedades son muy bellas porque tiemplan. No quise hacerme el tratamiento sino hasta que salí del ministerio porque las drogas son muy fuertes. Es que por encima de todo está el deber. Además, yo no tenía hijos.

M.J.D.: ¡Su fidelidad por Uribe me abruma!

A.U.G.:
Los que quieren a Uribe lo exageran y los que no son afectos a él, también. Solo pido que cada tema que se denuncia se examine sin apasionamiento. Él no es ni un demonio ni un ángel. Es un ser especial, intachable. Eso de que no se permite charlas ni conversaciones, salvo si son de caballos, es terrible. Él es demasiado duro con él y con su entorno. A mí me flagelaba en los consejos comunales.

M.J.D.: ¿Y usted nunca se molestó por ese trato?

A.U.G.: No. Los ministros tienen que sentir que el presidente los presiona, los acosa, los
juetea… Eso está bien.

M.J.D.: ¿Está ganando su pelea contra el cáncer?

A.U.G.: Sí, estoy juicioso y dedicado. Salí muerto del ministerio, pero hoy tengo la enfermedad controlada. Sin embargo, no puedo hacer compromisos electorales, aunque sería un honor muy bello ser candidato a la Gobernación de Antioquia. El problema no sería que me muriera, eso sería lo de menos. Me da miedo fallarles a las personas.