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Lech Walesa fue uno de los laureados invitados a la Cumbre de Premios Nobel de Paz. | Foto: FEDERICO PARRA / AFP

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"Las FARC tienen que admitir que el comunismo fracasó": Lech Walesa

Semana.com habló con el premio nobel de paz y, líder del sindicato Solidaridad, sobre el aterrizaje de esa guerrilla a la política y sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

6 de febrero de 2017

Lech Walesa es uno de los padres de la "revolución de terciopelo" en Europa. Un héroe de la lucha épica que acabó con la Guerra Fría y que se impuso en favor de las democracias.

En su paso por Colombia, en el marco de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de Paz, Semana.com habló con el expresidente polaco y líder del sindicato Solidaridad. En sus declaraciones alertó sobre los riesgos que representa la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el aporte que le hace a la región el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC.

Durante su visita, el exmandatario se defendió de los datos que ensucian la imagen del héroe de la revolución democrática que en 1989 sacó del poder al comunismo en Polonia. Walesa "entre el 29 de diciembre de 1970 y el 19 de junio de 1976 (Walesa), bajo el seudónimo de ‘Bolek‘, fue un colaborador de los servicios secretos polacos (SB), una actividad por la que recibió varios pagos", afirmó el presidente del Instituto de la Memoria Nacional, Jaroslaw Szarek, este viernes.

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Un documento hallado en la casa del jefe del antiguo servicio secreto prueba que fue informante del régimen. "Otros grafólogos van a demostrar lo que yo digo", dijo el laureado, quien rechazó la acusación y sostiene que se trata de una estrategia del gobierno actual, de tinte nacionalista, para difundir una falsa versión de la historia.

Semana.com.: ¿Ha seguido de cerca el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC?

Lech Walesa.: Sí, es un momento histórico desde la perspectiva de hoy. Sin embargo, me parece que cuando todo se empieza a arreglar querrán olvidarse de ese calificativo. Era una lucha entre hermanos que nunca debió haber ocurrido. Los bisnietos dirán cómo ese bisabuelo no negociaba si él no tenía que luchar. Eso no les gustará. Pero tendrá que pasar mucho tiempo para que llegue ese momento.

Semana.com.: ¿Qué cuidado deben tener las FARC en su aterrizaje a la vida política? ¿Son personas con visiones comunistas aterrizando en un país capitalista?

L.W.: El comunismo -como sistema- es más eficaz cuando hablamos de lucha, hay que admitir que el comunismo lucha muy bien. Sin embargo, lo que los guerrilleros tienen que entender y admitir es que el comunismo como sistema ha fracasado por donde quiera que ha estado. Si insisten en sus ideas comunistas, yo les pregunto: ¿Quieren perder? Eso sí, hay que mejorar el sistema capitalista, por eso tenemos que ponernos a discutir cómo mejorarlo y corregirlo. El sistema capitalista ha funcionado bastante bien en algunos  países, hay que admitir ese hecho y corregirlo.

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Semana.com.: Una de sus propuestas para encarar las nuevas amenazas es a través de una gobernanza global. ¿En qué consiste esa idea? ¿Cabe Colombia en ese modelo?

L.W.: No, Colombia está en otro lugar en la línea histórica y tienen que madurar bastante para aceptar esa gobernación global. Cuando nuestros bisabuelos inventaron la bicicleta tenían que organizarse y cuando nosotros inventamos los aviones y la internet también tuvimos que ajustarnos para enfrentar cada uno de los retos. Tenemos que estructurar un continente entero, negociar cómo hacerlo, comunicarnos bastante bien. Incluso, intentar de una manera global -pasando por la continentalización- tener centros por donde podamos discutir esos retos y cómo alcanzarlos. Tenemos que debatirlo primero y encontrar buenas soluciones.

Semana.com.: ¿Cómo se podría lograr?

L.W.: En Europa tuvimos distintas monedas para cada país, ahora el euro funciona para la gran mayoría. Mañana -me imagino- habrá un globo para todo el mundo. El desarrollo del mundo exige que nosotros avancemos. Puede ser que alguien retroceda, pero vamos a regresar a esa dirección de desarrollo. No hay otro modo. Claro, si nos quitan los aviones, celulares y la televisión satélite, tal vez, pero no. Tenemos que seguir en ese camino del desarrollo. Imagínese si no tuviéramos un acuerdo global sobre el tránsito de aviones, no podríamos viajar. Incluso, ustedes tuvieron que ponerse de acuerdo cómo iba a venir yo a Bogotá. Estamos globalizados, de hecho algunos -sin saberlo- ya están globalizados.

Semana.com.: El mundo va en un sentido y Trump por otro. Él se ha mostrado abiertamente en contra de la globalización, ¿eso le preocupa?

L.W.: Si Donald Trump hubiese llegado al poder hace 50 años me habría desconcertado, pero hoy tenemos el intelecto y la tecnología tan avanzados que no les vamos a permitir que nos retrase demasiado. Por eso digo que si introduce malas decisiones, muy posiblemente tendrá que cambiarlas. La lógica del desarrollo del mundo es distinta de lo que quiere hacer. Él tiene que adoptarla. Lo hicieron Hitler y Stalin, Trump no lo puede hacer.  Era otra época, otra era.

Semana.com.: Pese a toda esa efervescencia intelectual y tecnológica, ¿qué explicación tiene que el fenómeno populista arrasó en las últimas elecciones en el mundo?

L.W.: La democracia está viviendo una crisis. Tenemos libertades, pero no responsabilidades y derechos, pero no tenemos deberes. Hay que corregir esto poco a poco. Lo voy a ilustrar con los carros. Cuando aparecieron los primeros había alguien en la calle anunciando que ya venía el coche. A medida que entraban más, tuvimos que introducir más límites. Le quitamos un poco la libertad a cada individuo para que pudiéramos circular. La gente aceptó esa restricción porque si no, se habrían dado muchos accidentes. Lo mismo ocurre con otros aspectos de nuestra vida. Mañana vamos a introducir algunos grupos y organizaciones que van a controlar para que no haya demasiada libertad. Eso resulta como lógica del desarrollo.

Semana.com.: Usted fue un preso político, es fácil diferenciar entre quién lo es y quién no. ¿Tiene conocimiento de lo que está pasando en Venezuela?

L.W.: La situación de Venezuela está lejos de ser solucionada, pero la gente continúa luchando. Yo creo que llegarán a vencer, pero eso tardará tiempo. La situación es difícil. Claro, son presos políticos. Hubo huelga de hambre. Yo estoy en constante contacto con ellos, he visitado Venezuela animándolos para que luchen y lo seguiré haciendo. Sin embargo, tienen que cambiar las herramientas para que sean más equitativos.