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Licitación accidentada

La suspensión de la licitación de basuras de Bogotá revivió el debate sobre la transparencia en uno de los negocios de servicios públicos más grandes del país.

26 de mayo de 2003

La reunion de hace dos semanas en la sede de la Unidad Ejecutiva de Servicios Públicos de Bogotá (Uesp) era para aclarar las cosas. La gerente, Luz Stella Cardoso, convocó a los representantes legales de las nueve empresas participantes en la licitación de basuras de la capital para que expresaran de frente lo que se venía hablando en voz baja: la selección amañada de los ganadores. Ninguno de los presentes dijo sentirse vulnerado y reiteraron que todas sus quejas al proceso estaban en los pliegos de observaciones. Fin de la reunión.

Sin embargo el martes 20 de mayo Edgardo Maya, procurador general de la Nación, le envió una carta a Cardoso solicitándole la suspensión de la licitación "como medida preventiva para garantizar la transparencia". La Procuraduría intervino el proceso basado en unos conceptos de Jairo Alberto Cano, contador general de la Nación, en los que estimaba que había "errores conceptuales y técnicos que de no ser corregidos podrían menoscabar la validez de la evaluación".

Así, tanto la Contaduría como la Procuraduría metían mano en uno de los procesos de licitación más accidentados de los últimos años en la capital. El período inicial de las cuatro empresas de basuras concluyó en 1999; sin embargo por tres años los contratos han sido prorrogados y, por fin, el Distrito se encontraba en las etapas finales para conocer cuáles firmas ganaban por siete años un negocio estimado en 1,4 billones de pesos y que sólo en el año 2001 representó utilidades netas por 8.545 millones de pesos (ver gráfico).

En los inicios de la licitación algunos observadores criticaron a la Uesp por haber diseñado un pliego que por sus condiciones favorecía a los actuales operadores en detrimento de los nuevos aspirantes. Sin embargo los resultados preliminares sorprendieron: de las tres firmas clasificadas una es nueva, Urbaser-Sala-Emas, mientras que dos de las operadoras, Corpoaseo y Ciudad Limpia, quedaron descalificadas.

Esta decisión causó malestar entre las firmas perdedoras. Representantes de varias de estas empresas descalificadas coincidieron en afirmar que "hubo tanto inequidad como ligereza en la evaluación de la Uesp". Para otros conocedores del sector el negocio es tan grande y lucrativo que las empresas que lo van perdiendo emplean todas las herramientas, jurídicas y de presión, para mejorar su posición. No obstante, la carta de la Procuraduría condujo a la suspensión de la licitación hasta el próximo viernes para una revisión de las observaciones contables y financieras de la evaluación.

La gerente Cardoso está tranquila: "Es el momento propicio para la intervención del procurador Maya. No hubo ni irregularidades ni errores, sólo revisaremos las observaciones a que los oferentes tienen derecho". Para Juan Luis Mesa, director técnico de la Uesp, el pliego fue el rasero común para que el comité evaluador seleccionara quiénes seguían en el proceso.

Aunque la licitación está hoy suspendida la transparencia es la única ganadora en todo este asunto. La Uesp tendrá que revisar su marco de evaluación y las quejas de las seis firmas descalificadas. En un negocio tan fundamental para la calidad de vida de los bogotanos se espera que esta concesión de segunda generación no sólo recoja las enseñanzas del primer proceso sino que garantice tarifas justas y excelente servicio.