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Gustavo Petro

ENCUESTA

Llegó la hora

La última encuesta de Ipsos Napoleón Franco para RCN, La FM y SEMANA indica que habrá 'votofinish' en Bogotá y en Medellín, todo está consumado en Barranquilla, Cartagena y Neiva, y se empiezan a aclarar las cosas en Cali y Bucaramanga. ¿Qué es lo que define esta elección?

22 de octubre de 2011

Las competencias por las alcaldías de Bogotá y Medellín están como para alquilar balcón. Las de Cartagena, Barranquilla y Neiva prácticamente tienen nombre propio. Las de Cali y Bucaramanga se han ido despejando, pero aún puede pasar cualquier cosa. A una semana de las elecciones locales, todo indica que el carisma y las hojas de vida de los candidatos pesarán más que sus programas y sus filiaciones partidistas a la hora de la definición del voto de los colombianos.

Así lo demuestran varias encuestas hechas a lo largo de la campaña por la firma Ipsos-Napoleón Franco para SEMANA, RCN Radio, La FM y RCN Televisión. Mientras en Barranquilla, Cartagena y Neiva se han consolidado los liderazgos de Elsa Noguera, Campo Elías Terán y Pedro Hernán Suárez, en Bogotá se acercaron las distancias entre los tres punteros -en su orden: Gustavo Petro, Enrique Peñalosa y Gina Parody- y se alejaron de los demás candidatos, y en Medellín Aníbal Gaviria, que había tenido una ventaja inicial considerable, ahora está igualado con el exalcalde Luis Pérez. En las otras dos ciudades encuestadas, Cali y Bucaramanga, Rodrigo Guerrero y Luis Francisco Bohórquez se alejaron un poco de sus perseguidores, María Isabel Urrutia, del Polo Democrático, y Martha Pinto de La U y el Partido Conservador.

El empate de Bogotá y Medellín es tan cerrado que no se permiten vaticinios estadísticos. Pero las encuestas dan algunas señales sobre hacia dónde se moverán los indecisos, que serán claves en el resultado final y, a solo unos días de los comicios, constituyen un porcentaje más alto que el que tenían el año pasado antes de las elecciones presidenciales. A Gaviria, en Medellín, le favorece el hecho de que su rival -Luis Pérez- tiene un rechazo mucho más alto, lo cual sugiere que tocó un techo que le impedirá crecer.

A Peñalosa, en Bogotá, lo beneficia la convicción mayoritaria de los ciudadanos de que él será el ganador al final, que es un factor que atrae el voto de quienes se definan a última hora. Sin embargo, su imagen negativa es alta, más que la de Gustavo Petro y mucho más que la de Gina Parody. Esta última tiene un perfil muy positivo, pero no es vista como una aspirante que realmente está en el juego. En el caso de Bogotá se presenta un pulso entre un Peñalosa que tiene el apoyo de tres partidos -conservadores, verdes y La U- contra dos aspirantes que se inscribieron por firmas. Y las organizaciones partidistas suelen ser más eficaces para convertir en votos los apoyos de las encuestas.

Pero son tan estrechas las cifras, que cualquiera de los tres -Peñalosa, Petro y Parody- puede ganar. Hasta el viernes pasado, una cuarta parte del electorado no había definido su voto. Esto significa que lo que hagan los candidatos y lo que dejen de hacer en los últimos días -en los que habrá debates, uno televisado, de RCN y SEMANA- será crucial. En la capital hay una tradición, según la cual los ganadores se definen al final de las campañas: ese fue el caso de Samuel Moreno, Lucho Garzón y Antanas Mockus, que siempre estuvieron rezagados en las encuestas.

No es fácil encontrar un hilo conductor entre las siete ciudades analizadas por las encuestas de Ipsos. Desde el punto de vista temático, por ejemplo, los problemas relacionados con la economía tienden a ser considerados la preocupación principal de los votantes. No obstante, donde hay graves falencias de movilidad -Bogotá, Bucaramanga- este punto se hace más importante, y la inseguridad es aún más sensible en la capital de la República: es el mayor de todos sus problemas, según la encuesta. A diferencia de la elección de 2007, en la que Enrique Peñalosa y Samuel Moreno se contradijeron en sus posiciones sobre la conveniencia de hacer un metro, en esta oportunidad no hay banderas asociadas con alguno de los candidatos que estén desempeñando un papel definitivo.

La filiación por partidos tampoco da la clave sobre el comportamiento de los electores. La polarización entre uribistas y antiuribistas, factor que fue muy notorio en años anteriores, no ha sido fundamental. Tampoco se nota un patrón de división entre quienes apoyan al gobierno nacional o a la oposición. Los aspirantes que lideran en Bucaramanga y Neiva, Luis Francisco Bohórquez, del Partido Liberal, y Pedro Hernán Suárez, de La U, son los que más recogen a los votantes de sus propios partidos. Pero, en general, las bases no están siguiendo a sus dirigentes, y el caso más extremo de ese fenómeno es Bogotá: la mayoría de los liberales no están con David Luna, solo la mitad de los verdes está con Peñalosa y casi la totalidad del Polo no está con Aurelio Suárez, abanderado oficial, sino con Gustavo Petro.

El análisis por estratos sociales arroja conclusiones interesantes, pero tampoco es idéntico en las siete ciudades. Peñalosa, en Bogotá, y Pinto, en Bucaramanga, tienen respaldos muy sólidos en los sectores altos, pero no van ganando la elección general frente a sus rivales. En Cali y en Medellín, en cambio, Rodrigo Guerrero y Aníbal Gaviria también son los preferidos de la clase alta, pero sí serían los triunfadores en la elección. Y en Cartagena y Neiva, los punteros -Terán y Suárez- son favoritos en los sectores populares y van triunfando en la competencia. La ventaja de Elsa Noguera en Barranquilla es tan amplia que se extiende a todos los estratos.

¿Qué define las elecciones en esta oportunidad? Descartados algunos de los determinantes más frecuentes en materia de intención de voto -las propuestas, los partidos-, hay que analizar los puntos favorables y desfavorables de los perfiles individuales de los candidatos. Ese factor será fundamental, en especial, en las dos ciudades en las que la competencia está muy reñida y se definirá por voto-finish: Bogotá, entre Enrique Peñalosa, Gustavo Petro y Gina Parody, y Medellín, entre Aníbal Gaviria y Luis Pérez.