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Una de las principales definiciones de la elección del próximo domingo es el balance que habrá en el Congreso entre las listas uribistas (Germán Vargas, Juan Manuel Santos, Mario Uribe y Carlos Holguín) y el contrapeso de la oposición (César Gaviria, Gustavo Petro y, en tono moderado, Antanas Mockus)

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Lo que está en juego

Estas son las cinco grandes preguntas que los votantes responderán el próximo domingo.

4 de marzo de 2006

El proceso electoral del presente año es diferente a cualquier otro en la historia del país. Hay nuevas reglas de juego: reelección en la contienda presidencial, y normas que favorecen la formación de partidos fuertes, en la de Congreso. Para la pelea de fondo, el presidente-candidato Álvaro Uribe es el gran favorito. Pero en la preliminar, la del próximo domingo -cuando se elegirán un nuevo Congreso y los candidatos Presidenciales del Partido Liberal y del Polo Democrático- hay muchos interrogantes. ¿Qué está en juego? SEMANA presenta las cinco grandes decisiones que tomarán los colombianos en esta inédita elección:?

1 ¿Cuál tendrá mayoría: el uribismo o la oposición?

Aunque 20 partidos y movimientos inscribieron listas para el Senado, en términos generales todos ellos se agrupan en dos grandes corrientes: los que apoyan la reelección del presidente Álvaro Uribe y los que respaldan otras candidaturas presidenciales. Uribismo vs. oposición, es la verdadera batalla tras las confusas bambalinas de tantas listas y candidaturas. Si Uribe es reelegido ¿tendrá mayorías en el poder legislativo?

En una esquina, 'La U', Cambio Radical, el Partido Conservador, Alas-Equipo Colombia, Colombia Democrática y otros pequeños, han hecho campaña montándose en el bus uribista y tratando de canalizar a su favor la popularidad del Presidente. Aunque hay grupos de muy diferente naturaleza, convergen en la bandera de buscar un Congreso mayoritario para respaldar las iniciativas gubernamentales en un eventual segundo mandato de Uribe.

En la otra esquina, el Partido Liberal, el Polo Democrático y -aunque en moderado tono antiuribista- las listas independientes de Antanas Mockus, sostienen que a la democracia le convendría un contrapeso en el Legislativo, para lograr un equilibrio político. Estos tres grupos son muy diferentes, y habría que ver si los liberales mantienen, después de la elección, su actitud crítica hacia Uribe. Pero en estos tres podría estar la fuente de la oposición para los próximos cuatro años.

2 ¿Qué partidos sobrevivirán?

El monopolio bipartidista de los liberales y conservadores, que dominó la política colombiana durante casi siglo y medio es cosa del pasado. Estas elecciones consolidarán una nueva estructura de partidos, que estará determinada por dos grandes fenómenos: la popularidad del uribismo y la reforma política adoptada por el Congreso en 2003, que favorece a los partidos más sólidos y organizados. Mientras las nuevas formaciones uribistas tienen un innegable atractivo para el electorado, las colectividades tradicionales se benefician de los nuevos mecanismos electorales.

¿Cuántos partidos quedarán? En la actualidad hay 59, para el Senado se inscribieron 20, y los observadores calculan que no todos ellos lograrán los requisitos para permanecer (en concreto, el umbral: un mínimo de votos sin el cual pierden la personería jurídica o el derecho a ingresar al Congreso). En los resultados del próximo domingo también se determinará si los partidos tradicionales -Liberal y Conservador- serán superados por fuerzas nuevas como 'La U', Cambio Radical y el Polo. Y se sabrá cuántas de ellas tendrán presencia nacional, en todo el territorio, o si la política terminará de atomizarse en una sumatoria de organizaciones que sólo tienen un significado regional o local. De paso, se sabrán los nombres de los candidatos con que los liberales y la izquierda se enfrentarán a Álvaro Uribe el 28 de mayo (ver siguientes dos artículos).

3 ¿Lograrán los 'paras' su objetivo de aumentar su poder político?

La presencia del paramilitarismo ha sido la gran perturbadora de la actual campaña electoral. La coincidencia de la competencia política con la fase final del proceso de desmovilización de las AUC ha generado varios problemas: el objetivo de los ex comandantes, abiertamente declarado, de incrementar su cuota de poder político, y las expulsiones que han hecho varios partidos de personas que, incluso sin procesos jurídicos, han sido señalados de cercanía a los paras.

Las purgas no terminaron en expulsiones sino en desplazamientos: todos se acomodaron en otras listas. ¿Mantendrán su caudal electoral? ¿Se llevarán los votos, después de haber hecho campaña durante varios meses a nombre de partidos que los expulsaron? Las respuestas serán muy elocuentes sobre el poder de sus maquinarias electorales y la capacidad de trastear a los votantes de un partido a otro. Y si son elegidos: ¿qué posición adoptarán en la campaña presidencial? ¿Mantendrán el apoyo a Uribe? ¿Los rechazará la campaña del Presidente-candidato? Y una vez ocupen sus curules (dependiendo de la fuerza que logren): ¿buscarán que el Congreso adopte una agenda favorable a los paras y a los desmovilizados? ¿Modificaciones, por ejemplo, a la Ley de Justicia y Paz, sobre todo si la Corte Constitucional tumba algunos de sus puntos? ¿Introducirán el espinoso tema de la prohibición de la extradición?

4 ¿Qué papel desempeñará la guerrilla?

Los grupos guerrilleros, en especial las Farc, no van a influir en el resultado de estas elecciones como lo hicieron en 1998, cuando Andrés Pastrana recibió un mandato de negociar, ni en las de 2002, cuando Álvaro Uribe se benefició del péndulo que pedía mano dura. Sin embargo, la guerrilla hará sentir su presencia en el escenario político, de varias maneras: las Farc han intensificado sus acciones terroristas y, a través del precandidato presidencial Álvaro Leyva, anuncian que mantendrán durante el próximo cuatrienio una actitud negativa y terca frente al intercambio humanitario y frente a los intentos de la comunidad internacional de propiciar acercamientos políticos. Por su parte, el ELN, en un acto unilateral muy significativo, anuncia que no interferirá en el proceso: una señal de su interés por buscar una acción política más intensa, que podría concluir con una negociación después de las elecciones.

En términos generales, a juzgar por los discursos de los candidatos, el Congreso que se elegirá el próximo domingo estará más inclinado a apoyar un intercambio humanitario. ¿Empujará el tema, aun si el gobierno la mantiene en la lista de asuntos no prioritarios? ¿Obligará el resultado a que el propio presidente Uribe se acerque a esa posición? El otro gran interrogante tiene que ver con la eventual falta de garantías electorales que habrá en algunos lugares del país en los que hay presencia de las Farc.

5 ¿Se renovará el Congreso?

La otra decisión de fondo que tomarán los electores tiene que ver con la renovación del Congreso. Entre los favoritos no hay muchas caras nuevas. Si se mantiene la experiencia reciente, habrá más renovación en la Cámara que en el Senado. El mecanismo del voto preferente (las curules que gana cada partido no se asignan por el orden de la lista sino a quienes reciben más votos) podría favorecer a quienes tienen electorados amarrados. Nombres que no están en el Congreso -Cecilia López, Martha Lucía Ramírez, Alfredo Rangel, Juan Manuel Galán, Iván Marulanda, por ejemplo, o cerca de 40 incritos en 'La U' por concurso- tendrían que derrotar las maquinarias de los parlamentarios más veteranos. ¿Lo lograrán? La pregunta es particularmente relevante para los movimientos de los ex alcaldes Antanas Mockus y Enrique Peñalosa, que optaron por grupos de candidatos técnicos y sin grandes caciques electorales.

También existe un gran interrogante sobre la presencia de mujeres en el nuevo Congreso. Aunque en el Partido Liberal y en 'La U' el primer lugar en las listas lo ocupan Cecilia López y Gina Parody, como parte de una estrategia para buscar el voto femenino, el porcentaje de mujeres inscritas en todas las listas es de sólo 20 por ciento.