Home

Nación

Artículo

El Loco Barrera fue capturado por la Dirección de Inteligencia de la Policía el 18 de septiembre del año pasado. Esta foto fue tomada minutos antes de abordar un avión de la DEA el pasado martes 9 de julio. El día siguiente fue llevado a una corte en Manhattan en donde lo acusaron de enviar 400 toneladas de cocaína.

JUSTICIA

‘Loco’ Barrera, cante aunque no cante

Aunque el capo se declaró inocente en EE. UU. la única opción que tiene es delatar o pasar su vida tras las rejas.

13 de julio de 2013

El martes de la semana pasada Daniel ‘el Loco’ Barrera caminó tranquilo por la plataforma de la base antinarcóticos de la Policía en donde lo esperaba un avión de la DEA. Incluso alcanzó a esbozar una leve sonrisa antes de ser entregado a los agentes federales que lo llevarían ese mismo día a una corte de Manhattan que lo requería para responder por delitos de narcotráfico, que incluyen el envío de 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Al día siguiente, en su primera presentación escuchó al fiscal Preet Bharara que lleva su caso. 

“Durante más de diez años, Daniel Barrera ha estado en el centro de una red diabólica que incluía a su empresa de tráfico de drogas y a dos grupos terroristas violentos y enemigos entre sí -los paramilitares AUC y las Farc. Compraba cocaína en bruto a las Farc, y la transformaba en los laboratorios establecidos en zonas controladas por las AUC, a las que pagaba derechos”, dijo el funcionario como parte de las acusaciones contra quien es considerado el último de los grandes capos colombianos. 

Un grupo especial de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dipol) capturó a Barrera el pasado 18 de septiembre en Venezuela tras una larga cacería. En la corte neoyorquina, el Loco se declaró inocente. Sin embargo, su panorama judicial es bastante complejo.

A diferencia de otros capos como su socio Javier Calle alias Comba, quien se entregó, Barrera fue arrestado y no alcanzó a realizar ningún trámite para someterse. Otros compañeros suyos como Luis  Caicedo, alias Don Lucho, o Ignacio y Luis Fernando Álvarez Meyendorff, considerados los más grandes lavadores de la mafia colombiana , detenidos hace más de dos años en Argentina y extraditados, ya han confesado y colaborado con la Justicia estadounidense. 

Esto significa que estos narcos ya se le adelantaron el Loco y contaron a las autoridades norteamericanas secretos con los cuales pueden acceder a rebajas en sus condenas. Aunque haya declarado su inocencia en la corte y hace pocos meses haya insistido en repetidas oportunidades, durante una entrevista con La W radio, que era un simple campesino que nada tenía que ver con el narcotráfico, la realidad es que Barrera terminará negociando y confesando. De lo contrario se arriesga a pasar el resto de sus días tras las rejas. Y eso es algo difícil de ignorar para él, aunque lo niegue en público. 

SEMANA tuvo acceso a decenas de horas de conversaciones del Loco y a un extenso video en el avión que lo transportó desde Venezuela a Colombia pocas semanas después de su arresto. En esos audios e imágenes, el narco anticipó en privado lo que inevitablemente terminará contando a los gringos.  


“Yo voy a colaborar a la Justicia y voy a entregar bienes. Pero no puedo entregar todo. Con algo me tengo que quedar”, es una de las primeras frases que pronunció el extraditado narco en el video en el cual afirmaba que, por lo que pensaba contar, confiaba en pagar alrededor de ocho años de cárcel.

“Es más difícil hacer un mercado que mover 1.000 kilos. Usted los compra en el Pacífico, contrata una lancha y listo. Usted busca los socios que pongan por igual. Yo le compraba la mercancía mía a las Farc. Los encargados de subir la mercancía a Honduras, Guatemala o México eran Luis Caicedo, alias Lucho y Meyendorff (Juan Fernando Álvarez Meyendorff, alias Mechas), que tenían los contactos con los charros (los carteles mexicanos). Uno pone 500, el otro 500, el otro 500, otro 500 y mandamos 2.000 kilos, fácil. A ellos los quiero mucho. Sé que Lucho y Mechas están hablando con los gringos y yo voy a hacer lo mismo”, afirmaba el capo. 

Sus socios, algunos de los cuales aún están en Colombia, así como sus contactos en la mafia mexicana, hacen parte de las opciones que usará el Loco para obtener rebajas. No obstante, debido a la actual coyuntura producto de las conversaciones de paz entre el gobierno y las Farc, el tema de sus vínculos y negocios con la guerrilla será una de las cartas más fuertes que tendrá Barrera en una eventual negociación con Estados Unidos.

Sus tratos con las Farc desde hace más de 20 años son innegables. Él mismo en el video acepta que ha sido socio de algunos de lo más importantes jefes de esa guerrilla como Grannobles, hermano del Mono Jojoy, o de Gener García, alias Jhon 40, comandante del frente 43 o alias Efrén, jefe del frente 10, dos de las estructuras más narcotizadas de las Farc. Más allá de que el propio Barrera acepta esos vínculos, existen decenas de mensajes electrónicos encontrados en los computadores y dispositivos de las operaciones de la Policía que terminaron con la muerte de Raúl Reyes y Jojoy, que están en poder de las autoridades (ver correos).

“El Loco tiene casa en Bogotá. Ha sido viejo amigo de las Farc. Compra en el Caguán, Guaviare y Meta. Es el que compra camionetas para nosotros y nos presta plata para los negocios. Lo considero leal con nosotros. Nos saca enfermos a las ciudades. Nos cambia dólares por pesos o a la inversa.”, dice un correo enviado el 10 de julio de 1999 por el Mono Jojoy al secretariado.

“Barrera nos pregunta que en qué nos puede ayudar. Respondí que con los 3 millones de dólares. Nos ha mandado 24 fusiles M16 y 200 tiros de varios calibres. Fue el que llevó unas armas de Panamá al (bloque) occidental hace unos años”, dice otro de los apartes de una comunicación de Jojoy con fecha del 12 de octubre de 2009. 

Como estos son muchos los correos que dejan en evidencia la vieja amistad y sociedad del extraditado narco con las Farc. La información que Barrera entregue sobre ellos no solo servirá para eventualmente capturar o dar de baja a algunos de ellos, sino que tendrá incidencia en los diálogos en La Habana, cuando llegue el momento de abordar el tema del narcotráfico. Aunque él, sus allegados y sus abogados afirman en público que el Loco no hablará, la realidad y la historia es que todos los capos que han pisado las cárceles estadounidenses terminan acuñando la célebre frase de un viejo programa de la televisión colombiana: “Cante aunque no cante”.