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Cuarenta mil familias campesinas dependen económicamente del cacao. Protestaron ante el Ministerio de Agricultura el pasado lunes por los bajos precios, los productos sustitutos, las importaciones y el contrabando que amenaza su subsistencia.

AGRICULTURA

Los campesinos que no quieren cacao

El cultivo que promovió el gobierno para ganarle terreno a la siembra de coca hoy tiene a sus cultivadores en la quiebra.

21 de abril de 2012

Germán Cruz, un campesino santandereano de 76 años, llegó completamente mojado al Ministerio de Agricultura en Bogotá. Como él, alrededor de 2.000 cultivadores de cacao marcharon bajo la lluvia el pasado lunes para pedirle al gobierno que intervenga los precios del grano, que desde hace cuatro meses los están ahorcando económicamente. "Tengo un crédito en el banco y dígame ¿con qué lo voy a pagar? Nos dieron dinero para cultivar cacao y ahora no hay quién nos lo compre", le dijo Cruz a SEMANA.

Para muchos de estos campesinos es paradójico que el gobierno continúe promocionando el cacao cuando sus precios se han desplomado y no tienen certeza de que la industria compre lo que producen. Y no es propiamente por exceso de cacao, al contrario, en 2010 cosecharon 42.000 toneladas, y en 2011 fueron 37.000 por la ola invernal.

Muchas de las 40.000 familias que dependen de este cultivo -en Santander, Huila y Arauca- se sienten engañadas, pues dejaron de cultivar coca y se pasaron al cacao cuando, en 2008, se puso de moda apostarle a esta siembra. Hoy, varios campesinos están pensando en volver a los cultivos ilícitos. "No es que estemos haciendo una apología a la coca, pero la gente no se va a dejar morir de hambre", aclaró Omar Acevedo, líder de la Mesa Nacional Cacaotera que se conformó después de la marcha.

Y es que la caída del precio fue dramática. En tan solo cuatro meses pasó de 5.400 a 2.700 pesos por kilo. ¿La razón? En parte, se debe a que el precio del grano cayó en la Bolsa de Nueva York porque los dos principales productores, Costa de Marfil y Ghana, sacaron al mercado todas sus reservas. Esto le pegó duro a Colombia y es, además, una campanada de alerta porque puede pasar con otros productos básicos.

Otro elemento que se suma a la crisis es el papel de los intermediarios. Aunque oficialmente las compañías chocolateras compran el grano a 3.600 pesos el kilo, los campesinos reciben entre 2.700 y 3.100 pesos. "Entre la zona de producción y el centro de consumo no debería haber esa distorsión de más de 1.000 pesos. Hemos hecho las cuentas y una intermediación seria y razonable, no debería pasar de los 400 pesos", señaló Humberto Guzmán, director de sectores productivos del Ministerio de Agricultura.

No obstante, algunos cacaocultores creen que además de la intermediación, los agentes comerciales "compran cacao de contrabando, lo introducen al país, lo revuelven con el de nosotros y lo venden a la industria como si fuera nacional", afirmó Acevedo. Además, asegura que parte de la responsabilidad de los bajos precios recae sobre la industria chocolatera, que empezó a importar cacao y cocoa (producto sustituto) de Ecuador.

Un tercer factor del problema que padecen, según los cacaoteros, es que hay muchos vendedores y pocos compradores, y así pueden imponer el precio que quieran.

El tema se ha convertido en una verdadera crisis en departamentos como el Huila. El presidente del Comité de Cacaoteros en esa región, Miguel Sanmiguel, dijo que las bodegas de los grandes están repletas de cacao que ingresa de manera ilegal al país y le pide a la Dian que las revise. Y el Diario del Huila en su editorial hizo eco de sus palabras. La Nacional de Chocolates le dijo a SEMANA que compra el cacao con mínima intermediación para no perjudicar a los cultivadores y afirma que el 70 por ciento del cacao que compra es colombiano y que el otro 30 lo importa legalmente.

A pesar de que el pasado 3 de abril el gobierno ofreció 8.000 millones de pesos como auxilio, los cacaoteros consideraron que era insuficiente y por eso terminaron marchando. Por ahora, las compañías chocolateras se comprometieron a seguir comprando la materia prima pero los cultivadores piden que el gobierno intervenga para regular la oferta y la demanda de un cultivo que había empezado a ganarles la batalla a los ilícitos, pero que hoy parece no tener un futuro asegurado. Como bien lo dijo un campesino en la marcha: "Salimos de la violencia de la coca que nos azotó toda una década y ahora el cacao nos va a mandar al abismo".