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Los capos colombianos más ricos de todos los tiempos

Por estos días se habla de los mayores multimillonarios de la historia, pero pocos se atreven a incluir a quienes amasaron su fortuna rompiendo la ley. Semana.com ajustó la riqueza de cinco narcotraficantes colombianos a la inflación de hoy y estos son los ganadores.

20 de octubre de 2012

1. Pablo Escobar

Escobar no solo ha sido catalogado como uno de los peores villanos, al lado de figuras como Hitler, Calígula, Nerón y Al Capone, sino que ahora también encabeza el top de los capos más ricos. Todo por cuenta del Cartel de Medellín, la organización de tráfico de cocaína más grande de la historia. Era tal su poderío que llegó a declararle la guerra al Estado colombiano y ofreció pagar la deuda externa del país a cambio de no ser extraditado.

En 1993, año de su muerte, su fortuna se estimaba en 3.000 millones de dólares, y durante siete años consecutivos apareció en la lista de los hombres más ricos del mundo, según Forbes. Hoy tendría en sus arcas 30.000 millones de dólares, lo que lo ubicaría en el puesto número 7, al lado del empresario brasileño Eike Batista, el segundo hombre más rico de América Latina después de Carlos Slim.

2. Los hermanos Ochoa

Dentro de la estructura del Cartel de Medellín Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa estaban a cargo de la logística para llevar la cocaína hasta Estados Unidos y Europa. El negocio era tan lucrativo que en los 80 Jorge Luis y Juan David llegaron a acumular 600 millones de dólares, mientras que Fabio, según revistas de la época, alcanzó los 2.000 millones.

Los Ochoa hacían parte del llamado grupo de Los Extraditables. En 1991 se entregaron a las autoridades, pero Fabio siguió delinquiendo y en el 2001 fue extraditado a Estados Unidos, donde cumple una pena de 30 años. Todos perdieron sus fortunas, que hoy equivaldrían en total a 32.000 millones de dólares.

3. Gonzalo Rodríguez Gacha

El segundo al mando del poderoso Cartel de Medellín comenzó su carrera criminal en el negocio de las esmeraldas, en Boyacá. De la mano de sus dos padrinos, Gilberto Molina en el negocio de las gemas y Verónica Rivera de Vargas en el de la cocaína, amasó sus primeros millones.

La fortuna de Gacha creció al lado de Pablo Escobar y se consolidó con su expansión militar por el Magdalena medio, junto a los grupos paramilitares que comandaban los hermanos Castaño. Sus inversiones, tanto legales como clandestinas, le valieron que la revista Forbes lo ubicara como uno de los hombres más ricos del mundo en 1988. Para la época de su muerte contaba con 500 millones de dólares en sus arcas. Si continuara vivo su fabulosa fortuna alcanzaría los 5.000 millones de dólares.

4. Los hermanos Rodríguez Orejuela

Gilberto Rodríguez Orejuela, alias el 'ajedrecista' y Miguel Rodríguez Orejuela fueron la cabeza visible del Cartel de Cali hasta su captura en junio y agosto de 1995, respectivamente.
 
Su vinculación al negocio del narcotráfico se dio a mediados de la década del 70, cuando los hermanos se hicieron socios del entonces lavador de dólares, Helmer ‘Pacho’ Herrera, quien había sido socio de Pablo Escobar.

Se calcula que luego de la caída del cartel de Medellín, los hermanos proveían cerca del 70 por ciento de toda la cocaína que llegaba a Estados Unidos y el 90 por ciento de la que tenía como destino Europa. Durante las más de dos décadas en que estuvieron al frente del cartel, los Rodríguez Orejuela acumularon una fortuna estimada en 300 millones de dólares, que en la actualidad sería 3.000 millones.

El éxito de su organización radicó en la penetración en el mundo legal, con la corrupción como su principal herramienta. La actividad ilícita de los hermanos se combinaba con negocios legales en otras áreas, lo que les permitía lavar las ganancias obtenidas por el narcotráfico de una manera más efectiva. La Chryler Corporation, el América de Cali y Drogas La Rebaja fueron algunas de las empresas que fueron manchadas por el dinero de los Rodríguez Orejuela.

5. Carlos Lehder

Lehder fue el autor de la famosa frase de los extraditables: “Preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos”. El éxito de su carrera criminal se basó en la parada obligatoria que creó en las rutas del narcotráfico en la isla Cayo Norman, en las Bahamas, de la que era inexplicablemente propietario. Tras una semana de licor y drogas, lo capturaron el 4 de febrero de 1987, en la vereda Los Toldos, del municipio de Guarne (Antioquia) y fue extraditado a una prisión de la Florida, donde purga una condena de 55 años. En ese entonces su patrimonio ascendía a 270 millones de dólares, que al cambio de hoy serían 2.700 millones.