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Luis Carlos Restrepo. | Foto: Daniel Reina

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Los consejos de Luis Carlos Restrepo al uribismo

El excomisionado de paz plantea a Álvaro Uribe y al Centro Democrático temas de paz y una nueva estrategia para recuperar el poder en el 2018.

31 de marzo de 2016

El pasado 18 de febrero, el expresidente Álvaro Uribe recibió en su correo electrónico una carta de quien fue comisionado de paz durante sus ocho años de gobierno, el médico psiquiatra Luis Carlos Restrepo. No era la primera que le enviaba desde el exilio, pero en esta nueva comunicación le sugiere modificar algunas posiciones frente al proceso de paz.

En la misiva, publicada en El Espectador.com, Restrepo califica a Uribe como “un líder abierto al diálogo y comprometido con la búsqueda de la paz”, y aprovecha para ‘tirar línea’ y advertir futuros escenarios políticos y electorales para el Centro Democrático.

Antes, enuncia los intentos de paz del Gobierno con las guerrillas de las FARC y el ELN. Sobre los primeros dice que no tuvo canales abiertos y menciona que la exigencia de canjear guerrilleros presos por secuestrados políticos, y la de despejar parte del territorio, no permitieron establecer un canal confiable, el cual logró sólo al final del Gobierno a través del empresario Henry Acosta, que, según Restrepo, fue la primera piedra para el actual proceso de paz con las FARC.

Y sobre el ELN dice que en dos años se adelantaron conversaciones exploratorias que dejaron un borrador denominado Acuerdo Base, que si lo hubiera acogido el actual gobierno, habría permitido sentarse con esta guerrilla mucho antes (la carta fue escrita un mes antes de que se anunciara el proceso con el ELN). Restrepo le dice a Uribe: “desde mi vinculación a la campaña presidencial del 2001, tuve claro que su propuesta de seguridad democrática tenía como horizonte una salida dialogada”.

Tras ese repaso, Restrepo insiste en que el Centro Democrático debe anunciar que está dispuesto a continuar los esfuerzos de paz bajo cinco criterios. Los enumera: “a) amnistía amplia al final de las hostilidades; b) justicia transicional para los responsables de delitos no indultables; c) paz con enfoque territorial; d) someter transformaciones constitucionales a un mecanismo transparente de voto popular; e) los grandes beneficiarios de la paz deben ser los ciudadanos, no las élites políticas ni los grupos que dejan las armas”.

Pero advierte que dadas las actuales circunstancias, el Centro Democrático debe dar un paso adicional: “aceptar de manera pública que es mejor culminar con un acuerdo el proceso en marcha, que exponernos a una ruptura que podría desatar nuevas dinámicas de violencia”.

Este consejo no significa que el urbismo se suba al tren de la paz, o salga a apoyar la forma como se están adelantando las negociaciones. Pero el propio Restrepo advierte que el futuro electoral del Centro Democrático en buena parte pasa por su capacidad de romper la polarización entre pacifistas y guerreristas.

“Si el Centro Democrático espera representar a las mayorías nacionales y ganar la presidencia en el 2018, debe reorientar el debate dejando sin argumento a quienes pretenden dividir al país entre pacifistas y guerreristas. (…) Debe complementar sus críticas válidas con una propuesta para manejar la manejar la continuidad del proceso de diálogo, tendiendo puentes hacia un sector importante de la ciudadanía que de buena fe quiere la paz. Manteniendo la distancia frente al gobierno y su política de paz, se puede asumir una posición de apoyo a la salida negociada, apostando a que el proceso sea irreversible sin que ello implique adherirse a los acuerdos de La Habana”.

Incluso, se plantea el escenario de las elecciones presidenciales del 2018 como el verdadero plebiscito para la paz, en las que, dice, el Centro Democrático debe afrontar una confrontación política y recurrir al voto ciudadano para obtener el mandato que “permita reorientar, de manera equilibrada y sostenible, los acuerdos que se anuncian desde La Habana”.

Lo que quiere decir Restrepo es que los acuerdos de paz no deben tener cláusulas pétreas y que los ciudadanos podrían modificarlos a través de los mecanismos constitucionales, si es que así lo determinan.

Uribe siempre ha atendido las sugerencias de Restrepo, otra cosa es que las aplique. Pero esta nueva carta sí lo pondría a pensar de cara al 2018, que en apariencia, podría llegar con dos acuerdos de paz, uno con las FARC y otro con el ELN.