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En campaña es común ver a Víctor Julio González rodeado de congresistas del PIN, partido al cual niega pertenecer. En la foto, de izquierda a derecha: los representantes Heriberto Escobar, Jairo Hinestroza, el senador Juan Carlos Rizzetto y, con camisa roja y gafas, Carlos Herney Abadía, padre del gobernador destituido.

ELECCIONES ATÍPICAS

Los enredos del Valle

Pese a los cuestionamientos al PIN, todo apunta a que este partido seguirá tras las riendas del poder en uno de los departamentos más importantes del país.

11 de diciembre de 2010

Los vallecaucanos irán en 2011 dos veces a las urnas. El 23 de enero elegirán al gobernador que culminará el periodo acéfalo de Juan Carlos Abadía, y en octubre escogerán al mandatario del periodo ordinario que irá hasta 2015. En ambos casos, futurólogos y políticos dan como ganadores a los candidatos del PIN, un partido cuestionado por la relación familiar de algunos de sus miembros con la parapolítica, por sus grandes caudales electorales en el Valle a pesar de su corta existencia, y por su proceso de fundación, que muchos relacionan directamente con la cárcel La Picota.

Este complejo panorama político se agrava por el alto costo que significa adelantar unas elecciones atípicas. No en vano estas cuestan 15.000 millones de pesos, en un departamento que tiene un déficit de 200.000 millones. "Albergamos la esperanza de que el gobierno evalúe la conveniencia o no de esas elecciones", argumenta Germán Jaramillo, presidente del Comité Intergremial del Valle. Con él coincide el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, quien le pidió al presidente Santos cancelar esos comicios y con el dinero atender a las víctimas del invierno.

Pero se harán y el candidato que gane gobernará solo por 11 meses. En ese periodo tendrá en sus manos temas cruciales como la prórroga de la concesión del chance calculada en 200.000 millones de pesos; la continuidad de jugosos contratos en la Licorera del Valle y la ejecución o no de las obras por 650.000 millones de pesos que Abadía comprometió a través de las polémicas Vigencias Futuras. Por si fuera poco, la estructura política que gane los comicios atípicos tendrá más posibilidades de lograr buenos resultados en las votaciones territoriales de octubre próximo.

Desde mayo de 2010, cuando empezó la novela de Abadía y su destitución, el Valle ha tenido cuatro gobernadores y aún falta el quinto en el periodo. Todo apunta a que ese nuevo mandatario será el ingeniero industrial Víctor Julio González, considerado en la región como la carta del PIN. Aunque González tiene excelentes credenciales profesionales, lo que preocupa a líderes cívicos, veedurías y organizaciones políticas independientes en la región es su presunta cercanía con tres polémicos dirigentes: Juan Carlos Martínez Sinisterra, preso en La Picota por parapolítica; Juan Carlos Abadía, ex gobernador destituido, y su padre Carlos Herney Abadía, vinculado al proceso 8.000.

La fuerza de González no ha venido de un esfuerzo individual, sino que ha surgido de posibles acuerdos con otros sectores interesados en seguir jugando con fuerza en el mapa político vallecaucano. Es el caso del senador conservador Germán Villegas. En ese acuerdo que fraccionó al conservatismo, Villegas dejó en entredicho su coherencia política, ya que hasta hace algunos meses desde las toldas azules se miraba con muchas reservas al PIN. Al fin y al cabo, los godos fueron los más damnificados por la aplanadora electoral en la que se convirtió el PIN en el Valle al lograr la segunda mejor votación en las elecciones de marzo. Hoy el PIN cuenta con siete congresistas de los 25 que tiene la región; cuatro diputados de 21, seis alcaldes de 42 y 103 concejales de 517.

Aunque Villegas ha dicho que su apoyo no es a un partido sino a un candidato, lo cierto es que sus acercamientos al candidato del PIN han generado ampolla hasta en sus propios sectores políticos. En el caso del conservatismo, porque sus líderes han hecho toda clase de denuncias sobre el PIN. Entre ellas, la existencia de supuestos maletines con dinero en las campañas del naciente partido, con las cuales este habría financiado un supuesto fraude.

Cada vez que le preguntan por su filiación partidista, González niega ser militante de PIN y asegura que su aspiración "es una suma de consensos y apoyos que serán ratificados a través de firmas". Su respuesta recuerda mucho a la del ex gobernador Abadía, que también se inscribió por firmas y nunca aceptó militar al lado del controvertido ex senador Juan Carlos Martínez, hoy preso en La Picota. Sin embargo, para González esta independencia es más difícil de proyectar que para Abadía. Así, desde que el candidato a la Gobernación fue cónsul en Panamá a comienzos de la era Uribe, muchos cuestionaron su relación con el poderoso parapolítico.

Pero lo que más evidencia la afinidad entre Martínez y González es que este último figura como uno de los candidatos que Martínez propuso como parte de una terna enviada al presidente Santos para que eligiera al gobernador encargado que culminaría el periodo acéfalo de Abadía. El gobierno ignoró esa terna y eligió a Francisco Lourido.

Por si fuera poco, hay fotos en las que varios congresistas del PIN acompañan a González en algunas de las correrías de campaña por los municipios del Valle. En ellas también aparecen el ex gobernador Abadía y su padre, Carlos Herney. Y, para rematar, Víctor Julio González aparece como uno de los donantes a la campaña de Abadía en 2007, con una suma de 15 millones de pesos.

Por ahora el único contrapeso fuerte a González corre por cuenta del liberal Jorge Homero Giraldo, quien tiene el respaldo de otras toldas como el Polo, el movimiento independiente Podemos Cali y una fracción del conservatismo. Su campaña cuenta con el apoyo discreto del actual gobernador Lourido y personas cercanas al vicepresidente Angelino Garzón. No obstante, su campaña cuenta con pocos recursos económicos y su base política se ha debilitado ante la fuerza que, con los días, ha tomado la candidatura de González.

Y es que además de músculo financiero, esta última cuenta con la burocracia de varias entidades del departamento. Pese a que el PIN no tiene gobernador en ejercicio, sus redes políticas permean la corporación ambiental CVC y la empresa de acueducto más grande del departamento, Acuavalle, las dos mayores empleadoras de la región. El enquistamiento del partido en la burocracia departamental es tal, que el pasado 18 de septiembre, en una reunión en el Concejo de Cartago, el gobernador Lourido lanzó una frase que hasta ahora nadie se había atrevido a admitir en público: "… la verdad, la CVC pertenece al PIN y desafortunadamente nosotros (Gobernación) todavía no hemos logrado el manejo, como tampoco en Acuavalle", dijo al referirse a la politización de estas entidades.

Muchos creyeron que con la destitución de Abadía arrancaría una nueva era liderada por fuerzas que piden un cambio de fondo, pero, como están las cosas, en la puja por la Gobernación no hay quien destrone al PIN. Mucho menos si otros barones electorales se montan en ese bus. El 23 de enero será una fecha crucial para determinar qué rumbo tomará la política del Valle.