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Se calcula que en la capital existen 1,4 millones de automóviles. | Foto: Archivo SEMANA

MOVILIDAD

Las cinco pesadillas del tránsito en Bogotá

Luego de que la Administración Distrital lanzó la campaña para que los conductores no se parqueen en los cruces viales, Semana.com presenta otras anomalías que detienen el tránsito.

19 de julio de 2016

La ciudad es un caos vehicular. Esta es la percepción de miles de ciudadanos que a diario se transportan en sus carros particulares. Se calcula que en la capital existen 1,4 millones de automóviles y 420.000 motocicletas.

Ese flujo vehicular, que cada día va en aumento, se ve entorpecido por diversos factores que van desde el parqueo en los cruces viales. Estos son los otros factores.

1. No cabe un carro más

Todos los años entran en promedio 120.000 vehículos a Bogotá. En tan solo una década el número se triplicó: pasó de 400.000 en el 2002 a 1.300.000 en el 2012. Esto hizo que para finales de julio de este año se llegara a la cifra récord de: 1,4 millones que hacen diariamente casi dos millones de viajes. Y eso por no hablar de las motos. Estas pasaron de 16.000 en el 2002 a casi 400.000 en el 2012 y se han convertido en uno de los principales factores de discordia de la movilidad urbana.

2. Huecos de la ciudad

Es bien sabido que la malla vial de la ciudad es deficiente. Cálculos del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) señalan que en la ciudad hay 15.700 kilómetros de malla vial y el 60 %, cerca de 9.400 kilómetros, está en regular o mal estado. El mayor porcentaje está en la calles de los barrios. Los conductores que a diario circulan por la ciudad tienen que reducir la velocidad para evitar daños en la suspensión y las llantas de los vehículos. La administración de Enrique Peñalosa ha tapado 20.000 huecos y ha reemplazado 687 losas.

3. Falta cultura ciudadana

Gran parte del trancón en la ciudad se debe a que los bogotanos no siguen las reglas de tránsito. Por ejemplo, por pararse sobre las intersecciones, entre enero y junio de este año, cerca de 12.000 bogotanos fueron multados. El problema es que esas acciones le cuestan mucho a la movilidad. Por ejemplo, se cree que si un vehículo interrumpe el tránsito en una vía como la Caracas, 48.000 pasajeros que van en el Transmilenio podrían sufrir retrasos de hasta 15 minutos en su viaje. Si la vía queda bloqueada, la tardanza de los carros particulares puede ser hasta de 20 minutos.

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4. El efecto del carrusel de contratos

El escándalo de la contratación en Bogotá es también culpable del trancón. Muchas obras se toman años de más por pura y simple corrupción. Un ejemplo es el deprimido de la calle 94. La obra fue adjudicada en el 2009 a un consorcio que pertenecía al polémico empresario Julio Gómez. La pagaron los bogotanos en el 2008 y se calculaba que su precio sería de 43.000 millones. En el 2011, el IDU decretó la caducidad del contrato y todo volvió a empezar. Hoy se calcula que la obra le va a costar a la ciudad 186.000 millones (cuatro veces más del precio inicial). La semana pasada se conoció que aunque estaba programa para entregar en diciembre, esta meta ya no se podrá cumplir y la nueva fecha es en marzo del 2017. Este es tan sólo un ejemplo.

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5. Carros de carga en la vía

Otro de los graves problemas es el parqueo de carros de carga en las avenidas y calles, lo cual entorpece el tránsito de la ciudad. El tema quedó regulado en el Decreto 520 del 2013, el mismo que prohibió el cargue y descargue sobre vías arterias. En la actualidad este artículo no se cumple y los camiones se parquean sobre vías arterias o sobre los accesos, salidas y los conectantes de las vías, lo que genera congestiones.