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LOS GOLPISTAS

La Fiscalía investiga hasta dónde llegó la participación del político Rommel Hurtado y el historiador Hugo Mantilla en un posible golpe de Estado.

14 de diciembre de 1998

hasta hace unas semanas muy pocos colombianos sabían quiénes eran Rommel Hurtado y Hugo Mantilla. Es posible que los dos no se conocieran a pesar de que ambos tienen grandes amigos en las Fuerzas Militares. Sin embargo estos dos hombres, el uno quindiano y el otro santandereano, aparecen mencionados en uno de los episodios más oscuros de la historia reciente del país: la supuesta intentona golpista para derrocar a Ernesto Samper a finales de 1995. Hurtado es la persona a quien la Fiscalía le decomisó el 'Acta de Poder Constituyente', en la que se esbozaban las razones por las cuales el presidente Samper no debía continuar en la Presidencia. Mantilla, por su parte, es quien organizó numerosas reuniones a las que asistieron personalidades y en las que se ventilaban distintas salidas para la crisis política de aquel entonces, entre ellas el golpe . Los investigadores se sorprendieron de haber encontrado los comprometedores documentos en la casa de Hurtado, una persona que hasta ahora no había sido relacionada con el tema del golpe de Estado. Sin embargo Rommel Hurtado sí aparece mencionado en el proceso 8.000. En una declaración rendida en el proceso del ex ministro de Defensa Fernando Botero el coronel (r) del Ejército Carlos Alfonso Velásquez mencionó un episodio ocurrido en 1994 en el que estuvo involucrado Hurtado. Según el relato del oficial, que por aquella época era comandante del Bloque de Búsqueda en Cali, a finales de marzo de ese año conoció a Hurtado cuando éste se presentó a su oficina. "El señor Hurtado manifestó que había sido el único conservador nombrado por el entonces precandidato Ernesto Samper para integrar un comité de estudio de seguridad nacional, razón por la cual estaba trabajando muy coordinado con el alto mando militar". Según el documento conocido por SEMANA, Hurtado le dijo a Velásquez que el Ejército no tenía porqué estar buscando a los capos y que hiciera lo que hiciera a él le iba a ir mal. Hurtado agregó que el cartel de Cali se había reunido con muchas personalidades para negociar su situación jurídica, incluyendo a un representante del presidente de la República. Según Velásquez, esa noche fue invitado por Hurtado a comer al Hotel Intercontinental, donde éste le dijo que estaba alojado. Durante la comida el anfitrión le volvió a decir al militar que el cartel estaba hablando con mucha gente importante y que "es más, quieren reunirse con usted en absoluta reserva". Este episodio relatado por Velásquez a fiscales sin rostro quedó contenido en un documento enviado el 19 de mayo de 1994 por él al entonces comandante del Ejército Hernán José Guzmán. El viernes pasado SEMANA localizó al coronel Velásquez, quien recordó haber dado esa declaración en la Fiscalía y la posterior elaboración del documento para sus superiores. "Sí recuerdo el episodio cuando me ofreció una reunión con los capos. Eso fue así", sostuvo. Los investigadores encontraron que Hurtado era una de las 15 personas autorizadas por inversiones Ara para hospedarse cuando quisiera en el Hotel Intercontinental de Cali. De acuerdo con documentos decomisados en ese lugar en abril de 1995, Hurtado aparecía hospedado el 25 de febrero y con una cuenta en el lobby bar y en el restaurante el primero de marzo. SEMANA dialogó el viernes con Rommel Hurtado sobre estos hechos, pero el político quindiano se limitó a decir: "Yo respondo donde tenga que responder". Aun cuando Hurtado sostiene que mantuvo una cercanía con Alvaro Gómez hasta poco antes de su asesinato en noviembre de 1995, lo cierto es que los dos se habían distanciado desde hacía más de 10 años, justamente porque Gómez empezó a observar actitudes poco claras en Hurtado. El político quindiano jugó un papel importante en la campaña presidencial de 1974 cuando se encargó de la parte logística. "Era tan eficiente que el helicóptero de la comitiva se varó en una finca y Rommel arregló el daño", dijo una persona que estuvo cerca de Alvaro Gómez en esa época. Pero a partir de ahí el distanciamiento con el ex designado fue total, afirman familiares y amigos cercanos de Alvaro Gómez.
El golpista
Pero si la cercanía de Hurtado con los militares era tan evidente, no era menos la que el abogado e historiador Hugo Mantilla tenía con la alta jerarquía castrense. Cuando arrancó la crisis política, en abril de 1995, Mantilla se convirtió en un implacable crítico del gobierno de Samper. Su aguerrido discurso pasó muy pronto a los hechos y no tardó en convocar reuniones y tertulias con reconocidos dirigentes políticos del país en las que hábilmente involucró a miembros del Ejército, especialmente a aquellos que laboraban en los servicios de inteligencia militar. Así, para Mantilla era claro que Samper debía dejar la Presidencia a las buenas o a las malas. Por aquella época se volvieron famosas las reuniones a las que asistían, entre otros, Alvaro Uribe Rueda, Luis Carlos Sáchica, Ramiro de la Espriella, Gustavo Ardila Duarte, Víctor Mosquera Chaux, Emilio Barco, Felio Andrade y Diego Tovar Concha. En algunas de esas reuniones participaron los generales Fernando Landazábal, Iván Ramírez y Luis Bernardo Urbina y los coroneles Gustavo Castro y Bernardo Ruiz Silva. Era claro que Mantilla se destacaba como una especie de líder de lo que se conoció como 'grupo civil de oposición'. Los investigadores no tienen duda de esto, pues la mayoría de personas que han ido a declarar a la Fiscalía en este caso señalan que Mantilla era quien los invitaba a hablar mal de Samper y a buscar una forma rápida para que dejara el cargo. Parece ser que de estas reuniones entre civiles y militares fue donde surgió la famosa proclama golpista, la que habría sido redactada por un ex gobernador de filiación liberal cuyo nombre se mantiene en reserva. Lo que nadie se explica hasta ahora es por qué el revelador documento que contiene el plan de vuelo del golpe de Estado terminó en la casa de Hurtado, quien nunca asistió a esas reuniones.
Hurtado habría invitado al coronel Velásquez a dialogar con los jefes del cartel de CaliAl tablero
El abogado Hugo Mantilla se presentó a la Fiscalía por primera vez el 2 de abril de 1998 y desde entonces ha declarado en cuatro ocasiones. Una vez terminó de declarar se marchó rumbo a Suiza, donde permanece desde hace varios meses. Mantilla le confirmó a la Fiscalía que las reuniones en restaurantes y cafés de Bogotá eran para tratar el tema de la crisis y la eventual salida de Samper. Reveló los lugares y los detalles de los encuentros y sus asistentes. Dijo que la primera reunión se dio a comienzos de 1995 y la última el 27 de octubre de 1997. También contó que en una oportunidad le envió un par de cartas al entonces ministro del Interior Horacio Serpa, en las que se refería a la narcofinanciación de la campaña y el retiro del presidente Samper. Serpa le contestó con un no rotundo. El historiador relata la forma como el comandante de las Fuerzas Militares de ese momento, el general Camilo Zúñiga, se enteró de las tertulias. Mantilla asegura que le explicó la necesidad de que el presidente fuera sustituido por el vicepresidente Humberto de la Calle o por ministros militares, dependiendo del caso. Según el testimonio, el general Zúñiga dio aceptación total al planteamiento y explicó que dentro de las filas militares había descontento por la forma irregular de la elección de Samper. Sin embargo, señaló el declarante, al oficial dejó de parecerle atractiva la idea de la salida militar cuando se mencionó la extradición y el visto bueno de los norteamericanos.