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Por separado, Lina Luna y Juan Pablo decidieron dedicarse a la empresa privada y la contratación. | Foto: SEMANA.

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La escandalosa ‘rajada’ de Lina y Juan Pablo

Ambos actores, que compartieron set en la serie 'Francisco el matemático', ahora protagonizan polémicos hechos en el sector público.

8 de mayo de 2014

Los dos estudiaban junto con decenas de alumnos en el Jimmy Carter, un colegio distrital situado en el sur de Bogotá. Pero no era una institución educativa de la vida real. Se trataba de sede en la ficción en la que se desarrollaba la trama de la popular serie ‘Francisco el matemático’, que tenía el loable propósito de generar conciencia sobre las problemáticas más comunes de la juventud colombiana.

La serie mantuvo altos índices de audiencia, porque muchos colombianos se identificaron con las historias y sus protagonistas. Entre ellos estaban Juan Pablo Posada, más conocido como el ‘Chuli’, y Lina Luna, quien representaba a Marcela Mejía. El programa estuvo al aire durante cinco años y, tras su fin, ambos actores se reencontraron en la novela ‘Me amarás bajo la lluvia’.

Luego, tomaron rumbos distintos y asumieron nuevos retos ya por fuera de las cámaras. Él como empresario y ella como profesional en Mercadotecnia. Hoy, sin proponérselo, los reflectores brillan sobre ellos una vez más, por ser protagonistas en escándalos derivados de sus actividades en el sector público.

Lina está en el centro del escándalo de moda, por ser la esposa Andrés Fernando Sepúlveda, supuesto hacker capturado bajo la sindicación de haber intervenido ilegalmente comunicaciones de personas cercanas al proceso de paz que se adelanta en La Habana, y posibles interceptaciones a servidores públicos de alto nivel.

Pero ser pareja del hacker no la hace culpable. Sin embargo, su nombre es la ‘comidilla’ por cuenta de sus relaciones con Germán Chica, exconsejero político del presidente Juan Manuel Santos, quien enfrenta un escándalo por, presuntamente, haber recibido dineros de narcotraficantes a cambio de hacer gestiones en el alto gobierno para lograr el sometimiento de los narcos.

Gracias a su relación con el exasesor, Luna terminó trabajando en la Casa de Nariño. Incluso, según las fuentes consultadas por Semana.com, era la única que tenía acceso a temas sensibles del resorte de Chica. Sin embargo, no era la primera vez que estaban en el medio político: antes, ella y su esposo habían prestado servicios para el Partido de La U.

La actriz también hizo parte del equipo del estratega venezolano J. J. Rendón, cuyo nombre también resultó salpicado en el escándalo de la entrega de dineros de los narcos.

Y, hasta hace poco, Lina y Sepúlveda trabajaron en la campaña de Óscar Iván Zuluaga, desde donde la emprendieron en sus cuentas de redes sociales contra Santos a quien, incluso, llamaron ‘traidor’ por avanzar en el proceso de paz con las FARC.

La máquina ‘tapahuecos’

Juan Pablo Posada también enfrenta problemas por su vinculación con el sector público. Después de su fugaz paso por los estudios, creyó que lo mejor era asegurar su futuro. Así, terminó como suplente de la representación legal de una firma internacional en Colombia que se hizo a un millonario contrato con el Distrito de 12.000 millones de pesos, cuyo objetivo es tapar los 220.000 huecos que afectan la malla vial de Bogotá.

Sin ningún tipo de experiencia en la contratación estatal, Posada firmó el contrato a nombre de Green Patcher S. A. S., el 27 de diciembre del 2013. Se trató de un proceso contractual que se hizo prácticamente a dedo, bajo el ropaje de importación de ciencia y tecnología que los eximía de pasar por el cedazo de la licitación pública.

Pero pronto empezaron los líos en el desarrollo de las labores estipuladas. La máquina terminó cuestionada porque la tecnología utilizada ni los elementos de relleno eran los más apropiados. Además, los organismos de control pusieron bajo escrutinio el proceso por presuntas irregularidades en su modelo.

Esos organismos (Contraloría, Procuraduría y Personería) avanzan en sus pesquisas y pronto los bogotanos conocerán decisiones de fondo. Posada, en repetidas ocasiones, ha defendido sus actuaciones y le ha dicho a Semana.com que todo se llevó a cabo bajo las normas legales vigentes.

En contraste, Lina ha rehusado hablar con la prensa y en una corta comunicación con este portal aseguró que prefiere manifestarse después. Hoy, ambos escenifican el peor papel de sus vidas.